A William Faulkner le sucedió lo que nos ocurre a todos los escritores y escritoras... que evolucionó, como novelista. desde La paga de los soldados, (Soldiers' Pay, 1926) hasta llegar a Banderas sobre el polvo (Flags in the Dust, 1973) pasando pr las siguientes fases transformadoras: Mosquitos, (Mosquitoes, 1927), Sartoris (1929), El ruido y la furia, (The Sound and the Fury, 1929), Mientras agonizo, (As I Lay Dying, 1930). Santuario, (Sanctuary, 1931), Luz de agosto, (Light in August, 1932), Pilón, (Pylon, 1935), ¡Absalón, Absalón!, (Absalom, Absalom!, 1936), Los invictos, (The Unvanquished, 1938), Las palmeras salvajes, (The wild palms - If I Forget Thee Jerusalem, 1939), El villorrio, (The Hamlet, 1940), Desciende, Moisés, (Go Down, Moses, 1942), Intruso en el polvo (Intruder in the Dust, 1948), Requiem para una mujer (Requiem for a Nun, "Requiem para una monja", 1951), Una fábula, (A Fable, 1954), La ciudad, (The Town, 1957), La mansión (The Mansion, 1959) y La escapada o Los rateros, (The Reivers, 1962). También evolucionó como relatista, poeta, ensayista y guionista para películas de cine (aunque en estos temas era más petardo).
Esto demuestra que un escritor o una escritora se ajusta, perfectamente, a la Teoría de la Evolución de la especie humana porque no dejamos de ser seres humanos desde que escribimos la primera redacción escolar (normalmente la descripción más o menos detallada de nuestras vacaciones que siempre es lo primero que nos hacen escribir en el colegio) y el primer poema (que suele ser sobre la primera chavala que nos encandila y que, normalmente, es una profesora que está fuera de nuestro alcance) hasta el último gran ensayo (como por ejemplo me pasa a mí con la Comunicación interpersonal en la pareja, que consta de 64 enormes capitulos) pasando por mil y una peripecias literarias en forma de cuentos, relatos, reflexiones -porque reflexionamos un montón de tiempo durante nuestras vidas reales e imaginarias- y otros productos tales como un cajón de sastre: pensamientos, pasatiempos y cosas tan serias como obras teatrales más o menos posibles de ser representadas, monólogos que escribimos durante la fase evolutiva del reposo intelectual, guiones para televisión, cine y, si es posible, adaptaciones internáuticas además de otras cosas más o menos chapuceras que se nos van ocurriendo en fases de transición de un estado semi a un estado súper.
Porque, en realidad, todo lo que imaginamos se puede transformar en todo lo que somos y todo lo que somos se puede transformar en todo lo que imaginamos; lo cual demuestra que la Teoría de la Evolución de los seres humanos no es lineal (como decía Darwin) sino circular; ya que a veces volvemos al pasado antes de llegar al presente o pasamos por el futuro antes de llegar nuevamente al pasado (que para eso sirven nuestros Diarios, Memorias y Recuerdos). Entonces, la deducción final es que nacimos tal como somos.