Nunca pensé que me dejaras llegar a tanto. Dentro de los beneficios que me otorgaron, nunca mencionaron el tener el poder. ¿Tanta dependencia te puedo crear? Necesariamente hay veces que quisiera descansar... de tus manías, tus impulsos, de lo vital que soy en tu vida.
        Aunque otros de mi especie se aprovechan porque les encanta el poder, el consumo, la dependencia. Y yo, sin embargo, quisiera descansar.
        No quiero darte más satisfacción que un abrazo de tu padre o que un "te quiero" de tu hijo, no tiene comparación. No quiero que destituyas a otros de otras especies para otorgarme funciones que no tengo; o si, pero no son las primordiales. No quiero que una vez que te olvides de mi, vuelvas a buscarme. Tampoco quiero ser el responsable de tu jerarquía y tu popularidad. Quiero dejar de regir tu tiempo; de que, sin verlo, te veas controlado por mi, de malgastar tu dinero en mi. Nunca quise que llegaras a esto. Es por eso que tenía la necesidad de confesarte lo que siento. Esto que confieso puede parecerte duro, pero es la realidad.
        Luego de estas palabras y finalizando, el celular de Ariel terminó con su vida agotando la batería.
        De inmediato, Ariel, se dirigió a la primera tienda que encontró abierta y compro un nuevo teléfono con más virtudes que su crítico móvil anterior, el cual arrojo al cesto luego de escuchar sus crudas palabras.