¿Qué sucedió con Jorge? (Diario).
Publicado en Jan 29, 2012
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Uno de los asistentes a la Comunidad Cristiana de Quito que más me llamó la atención  tenía nombre de ex presidente de los Estados Unidos (Jorge Washington), de ex cantante mejicano (Jorge Negrete) y de ex futbolista hispano argentino (Jorge Valdano) y quizás alguno de esos tres era su sueño: poder ser presidente de la nación, ser el cantante de moda entre las chavalas guapas o llegar a alcanzar la internacionalidad jugando al fútbol; más ninguna de esas tres condiciones podía cumplirse en él; al cual le trataba la inmensa mayoría de los "comunitarios" como si se tratara de un apestado, una persona a la cual nadie debía acercársele... así que yo me sentaba muchos domingos, durante el culto, a su lado... a charlar con él de igual a igual para darles el ejemplo que Jesucristo hubiese hecho con Jorge.
Él tuvo el detalle que muchos otros "comunitarios" jamás tuvieron  conmigo: con sus pobres ahorros ganados como limpiabotas (ese indigno oficio que hace que algunos hombres se arrodillen ante otros hombres para limpiarles los zapatos y que es cosa que yo jamás he admitido ni admitiré) tenía el suficiente valor de invitarme a algún café que otro, o a algún pastel que otro, o a alguna cocacola que otra, mientras charlábamos de cosas muy variadas. Era el despreciado, el intocable, el peligroso, el que no podía ser considerado amigo de nadie... Y sin embargo, allí estábamos los dos, codo con codo, hablando de múltiples cosas y dejando pasar el tiempo. Sí. Era cierto que podía ser peligroso; pero lo importante era que necesitaba a alguien que le escuchara. Sabiendo cuál era el límite que se le debía imponer resultaba pacífico y dialogante. Sabiendo cuál era el límite que se le debía poner, para que no se pasase más allá de lo permitido, resultaba ser un hombre más sabio, con más contenido humano que muchos de los que le trataban como un maleante o como alguien que no tenía derecho a ser persona.
La vida de Jorge no fue un camino de rosas. Fue un camino de espinos y de sufrimiento. Así que yo no podía comprender cómo quiénes se proclaman cristianos le hacían el vacío más absoluto. Él me contó cosas de su vida que nadie más quería escuchar... y es que para conocer la Verdad del Evangelio de Jesús no basta con predicar a los que tienen, sino todo lo contrario. Hay que hablar con los que no tienen nada más que unos pocos centavos para compartirlos contigo más allá de los rumores, las burlas, las chanzas, los insultos y los rechazos de los "limpios"; los que nunca se ensucian las manos porque no son capaces jamás de dársela a un simple limpiabotas que soñaba con cosas tan imposibles para él como ser presidente de la nación, convertirse en el cantante de moda entre las chavalas más lindas o triunfar como futbolista sabiendo que nunca podría ser nada de ello. Era un discapacitado por culpa de una pierna que había sido casi destruida por un loco de esos que van por las calles con un automóvil de lujo y que no tuvo ni el más mínimo detalle de darle atención cuando le atropelló en una gasolinera. Desde ahí comenzó su particular calvario. Era, además, de esos muchachos que no han tenido la suerte de entrar en los cánones que impone la sociedad de consumo para ser considerado guapo o atractivo y además su piel era más negra que blanca. ¿Cómo poder ser hermano cristiano con alguien así, con alguien que me contó que varias veces se había intentado suicidar o que un día se tuvo que defender con una pistola del acoso y las burlas de un grupo de esos adinerados zánganos de camisa siempre limpia, traje de domingo impecable y hasta zapatos de puro cuero italiano? Imposible. Para ellos era imposible considerar a Jorge como uno más de su grupo: no era atractivo para las chavalas, no era culto porque jamás había aprendido más cultura que la que da la dura vida de los más necesitados, no podía jugar al fútbol y, además, no tenía buena voz para formar parte del coro angelical. ¿Era Jorge un ángel o era Jorge un diabo?. Ni una cosa ni la otra. Para mí, Jorge era sólo un ser humano y se le podía dar la mano, darle algún abrazo que otro y compartir café con donas con él.
Vivía como recogido en un Patronato de Beneficiencia para personas que están desprotegidas por culpa de la sociedad, defendiendo como podía sus escasas y míseras pertenencias propias del acoso de los ladrones sin conciencia que asaltan a,los de su misma clase social;  pero también pasaba mucho de su tiempo en casa de José que le trataba como un hijo suyo. Para mí Jorge era mejor que los que le despreciaban porque, al ser despreciado, más era querido por Jesucristo (bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia: porque ellos serán saciados) y es por ello por lo que en un anochecer, en la misma casa donde era bienvenido y tratado como un hijo, rogué a Dios que tuviera, el día de mañana, un lugar en el cielo para él.
Lo que resultaba ser muy peligroso era desconocer que se necesitaba ponerle límites para que no se pasara de ellos porque, algunas veces, quizás sin quererlo pero movido por sus traumas y sus complejos, cometía errores graves. Por eso era necesario saber hasta dónde llegar al otorgarle confianza. Más yo creo que peor es lo que hacen otros que parecen lindas personas; de esos que resultan atractivos para las chavalas guapas; de esos que cantan como ángeles para los oídos del Señor pero no tienen oídos para escuchar a los que claman porque tienen hambre de sed y de justicia; de esos que rechazaban a Jorge porque era sucio ya que trabajaba con el betún de los limpiabotas pèro que cometen actos sucios todos los días; de esos que permiten que exista ese oficio en el que no tienen ningún reparo en ver como un hombre se arrodilla ante ellos para limpiarles y sacarles lustre a sus lujosos calzados.
Un día, agradecido yo por los detalles amistosos de Jorge, le invité a un Acto Cultural (¡pomposo Acto Cultural del Teatro de la Universidad Centra con el pomposo recuerdo del Che Guevara!) mientras nos mojaba un torrente de lluvia y nos cubríamos solamente con unos plásticos. Como es natural rechazaron nuestra entrada al ¡pomposo Acto Cutlural en nombre del Che Guevara! no fuera que nosotros dos fuésemos el ejemplo vivo de lo que debe ser la verdadera cultura; no fuera que, en medio del pomposo Acto, nosotros demostráramos, los dos unidos a la vez, que quizás tuviésemos mucha más cultura que la de todos ellos juntos y que sabíamos más de la libertad que el pomposo Che Guevara, sin tener que derramar ni una sola gota de sangre humana. Jorge era peligroso y yo, por se amigo de él, también lo era.
Hablando de vida, Jorge me contaba, entre esperanzas y rencores, entre ilusiones y frustrados sueños, que tenía la convicción de que un dia gobernaría Ecuador un  hombre cristiano, que tenía una novia hermosa con la que esperaba contraer matrimonio, que sabía la parte oscura de su existencia pero que deseaba mostrar a los demás la parte clara de su existencia pero los demás, ¡ay de eso que rechazan a uno de los más necesitados de la sociedad! no se lo permitían  nunca. Por eso vivía al borde del precipicio... contando lo que para muchos eran mentiras nada más pero que, entre ellas, había grandes verdades que azotarían las conciencias de los hombres ilustrados y cultivados y lindos para las chavalas guapas y atletas con cuerpo perfectos y... y tantas otras cosas que  a Jorge le habían sido vedadas  por la sociedad pero que yo sabía que a Jesucristo le hacían  tener compasión. Y como vivía al borde del precipicio se dice, se cuenta o quizás apareció su nombre (ya era hora de que apareciese su nombre) en la página de sucesos de los periódicos, anunciando que fue muerto por unos esbirros de las FARC; esa "fabulosa" FARC que dicen ser portadores de revoluciones para la vida cuando sólo son portadores de la muerte para los más inofensivos. ¡Vaya estulticia inmunda de quienes hablan de libertad mientras atemorizan a quienes sólo quieren la liberación! Y se titulan y se auto denominan Fuerzas Armadas para la Liberación en nombre del pomposo populista Che Guevaraque sí, que tuvo la posibilidad de estudiar y era atractivo para las chavalas guapas. Hasta es apestoso oír sus proclamas de liberación mientras sus manos y sus conciencas están manchadas de sangre ajena, de mártires del pueblo que jamás querían saber nada de ideologías y por eso los mataron a sangre fría. ¿Esa es la sangre caliente de la que tanto alardean los de las FARC? ¡Más les valiera a todos ellos, curas revolucionarios incluídos, arrojarse al mar con una rueda de molino atada en su cuello!
El asunto es que posiblemente Jorge ya esté en el Reino de los Cielos... esperando a jugar algún partido de fútbol cuando se inicie el encuentro definitivo de la Verdad versus la Mentira; aunque Jorge no conozca lo que significa versus.
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