Principios de dos historias distintas (Diario).
Publicado en Jan 29, 2012
Él quizás vaya diciendo por ahí que nuestras historias personales son paralelas pero yo afirmo que son totalmente divergentes (ciertas convergencias no me interesan para nada). Ya en sus principios se inicia con él partiendo la cabeza de una muñeca de mi hermana al estrellarla contra el baúl de los tiempos de la abuela que todavía estaba en casa; golpe que aprendió muy bien para, décadas más tarde, aplicarlo al pobre e inofensivo conejillos de Indias estrellando su cabeza contra el lavabo. Yo, sin embargo, sólo he partido la cabeza (metafóricamente por supuesto) a más de uno haciéndoles pensar...
En fin, que él prefirió el boxeo (donde casi le parten la cara) y yo elegí las artes marciales (donde a punto estuve de partirle la cara a más de uno). Nada de historias paralelas ni similares sino divergentes y distintas; puesto que él prefirió ser Don Juan y yo de Don Juan sólo elegí ser Juan para algunas obras litertarias. El don de él es economizar materiales de deshecho (monedas y más monedas que forman una verdadera montaña de céntimos de metal ciertamente oxidable) mientras yo derrocho papeles pintados con la efigie de Washington para los sueños posibles. Él se jactaba de hablar en francés mientras dormía (cosa que ni él se lo puede creer porque es mentira) cuando, en la realidad, casi le cuesta algún que otro capón paterno para aprender que en francés la palabra zapatilla se escribe pantoufle; mientras que yo aprendí enseguida que voicí quiere decir he aquí y voilá quiere decir he allá. Y es que entre su aquí (y el de los dos pequeños que le siguen con los ojos cerrados) y mi allá exiten divergencias totalmente distintas (repito que ciertas convergencias no me interesan para nada). Todo comenzó por un principio de cárácter: mientras él rompía la cabeza de la muñeca de mi hermana estrellándola contra el baúl de la abuelita, yo me limitaba a jugar, de vez en cuando, con mi hermana sin romper, ni tan siquiera, sus cuentos de hadas. A veces los cuentos son realidades.Y es que tenemos principios totalmente distintos. Él habla con sus puños que aprendió desde el inicio quizás de Floyd Patterson haciendo trampas (a las chapas me remito para demostrar que es verdad) mientras yo hablo con la Palabra que aprendí, desde el inicio de las chapas, del Señor Jeuscristo, para convencer mediante el uso de los sentimientos. Él quiere llevar la razón de lo simplemente externo, pero la Razón le es demasiado inalcanzable mientras yo razono algo que sale de mi interior y se llama Fe. Por eso tenemos principios tan opuestos.
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