MANOS TEJEDORAS
Publicado en Feb 22, 2012
En el patíbulo, el ahorcado y el verdugo. Manos de verdugo desproporcionadas y toscas. Un par de manos autoritarias que apresuran al verdugo para que regrese pronto a su hogar. Esas manos descolgarán el cadáver y limpiarán el nudo. Revisarán la soga. La engrasarán y la tensarán para el próximo condenado. Frotar la cuerda cuando nadie observa es un secreto estímulo para que el verdugo añore la cómplice calidez de su alcoba, a donde no llegan los rugidos de la multitud ávida de condenados.
Las manos del verdugo acarician con femenina delicadeza, en la intimidad de su hogar, los hilos de colores. Desenredan madejas y enhebran agujas sin que su esposa proteste. Diestras y perfumadas vuelven una y otra vez sobre el idílico paisaje, tejiendo un alelí en capullo. Absorto en su labor, el verdugo desconoce la soga que su esposa trenza en la cocina y engrasa con manteca de cerdo, frotándola rabiosa.
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