7.- La revelación (FINAL de Ojos que devoran almas)
Publicado en Feb 22, 2012
Capítulo 7
Isaac se acercó lentamente a la iluminada habitación. Isaías desde el otro extremo, lo miró dubitativo. - ¿Estás seguro de que quieres volver a intentarlo? - Esta vez no voy a marcharme- declaró Isaac -pero quiero que te vayas, tienes qué prometerme eso. Isaías asintió. Adentro no se escuchaba absolutamente nada, por lo que la intensa luz que escapaba por las rendijas resultaba más extraña todavía. Isaías le asestó una fuerte patada a la puerta, lo que provocó nuevamente aquel poderoso estruendo que tanto les había conmocionado. Isaías salió corriendo tanto como pudo, realmente aterrorizado. Sin embargo, aguardó en uno de los pilares, pues temía que Isaac se envolviera en una situación peligrosa. La puerta se abrió de golpe lanzando un cegador resplandor desde su interior. Isaac sintió un fuerte impulso de huir, pero se contuvo. Estaba dispuesto a llegar al fondo de aquel asunto. Un cálido viento le golpeó el rostro, y un extraño rumor se escuchó en su cabeza. - Isaac... Isaac... El chico no podía ver a nadie en el interior de la celda. La luz se extinguió súbitamente y una penumbra le rodeó en medio de una nebulosa que aún le seguía dificultando la vista. No se atrevía a pronunciar palabra y permanecía inmóvil en su lugar, intentando comprender todo aquello. Entonces volvió a escuchar esa extraña voz gruesa. - Isaac... no te entrometas... - ¿Qui... quién habla? - Tú y yo somos parecidos- le dijo la voz -ya lo comprenderás más tarde. Sabrás que este trabajo es complicado, jamás elegiremos quién salva o pierde su alma. - Tovalto- exclamó el chico, a quien no le quedaba duda alguna de con quién estaba hablando - ¿Quién eres? ¿Qué eres? ¿Por qué te has llevado a Eleazar? - Ellos han sido elegidos para morir... - Usted lo mató- declaró Isaac en un arranque de rabia -no es una buena persona. Se hace pasar por confesor para matar a la gente. Lo que vi ese día que me arrojó contra el muro... usted tenía la mirada de Eleazar Adeba en su rostro. Llevaba sus ojos... y luego él murió. Sé que le hizo daño, se roba las almas de las personas que confiesa. Un rumor discordante se escuchó por toda la habitación. Parecía una risa seca y prolongada. - No de todos...- aclaró -sólo de los que han cometido la falta capital. - ¿Qué falta es ésa? - ¿Por qué habría de decírtelo?- dijo la voz -Isaac Demetrio Mena, ahora veo claro por qué serás tú mayor que yo. Eres temerario y Dios no está en tus planes aún cuando te empecinas en quedarte en el convento. A tus ojos no soy buena persona, pero tú... ¡Tú no lo eres de ninguna manera! Has ocultado información sobre ti a tu mentor, todas tus oraciones y sacrificios son en vano... no los sientes ni te arrepientes con ello... ni siquiera sientes remordimientos por ser el responsable de la muerte de tu mejor amigo. - Yo no lo maté- exclamó Isaac temblando, al recordar a Eugene. - No estés tan seguro de ello- le dijo la voz -mucho daño has hecho al entrometerte en los asuntos de los inmortales. Más del que tú crees. Y dicho esto, un gran fuego incendió todo la habitación, rodeándolo por completo. Isaac, asustado intentó salir de la celda, pero grandes llamaradas invadían la puerta. Cerró los ojos, tratando de calmarse. "El golpe contra el muro... la luz... la mirada, los truenos... nada de esto sucedía. Esto, por tanto, no debe estar sucediendo... estoy seguro... estoy seguro..." Fue que, de pronto, el padre Juan irrumpió en la celda acompañado de Isaías y otro de los hermanos. - Isaac ¿Qué estás haciendo aquí? El chico abrió los ojos. Allí no había más que la humilde celda que servía de hospedaje para el hermano Giulio Tovalto. Como lo había sospechado, no había rastro de incendio o desastre alguno. - Hablaba con Tovalto, padre. El padre Juan le miró con incredulidad. - Tovalto se marchó esta tarde con el resto de la comitiva, Isaac. Ya no se aloja en esta habitación. Isaac rectificó su comentario. - Quise decir... quería hablar con él. El padre Juan lo envió a su celda. Ya conversaría con él largamente y tendido al siguiente día. Isaías lo acompañó de regreso. - ¿Qué sucedió con todas esas llamas que empezaron a salir? - ¿También lo viste?- preguntó Isaac consternado. - Por eso corrí a buscar al padre Juan. Cuando regresé con él... nuevamente todo estaba como si nada hubiera sucedido. Isaac no dijo nada, pero sonrió para sus adentros. No había enloquecido, había alguien más que realmente le creía. Ya en su habitación, no dejó de orar toda la noche, pidiendo a Dios que le perdonara su frialdad respecto a la muerte de Eugene, y su temor a contarle al padre Juan todo lo que ocurría a su alrededor. Pero sobre todo, le pedía capacidad para desentrañar tan misteriosos acontecimientos alrededor del padre Giulio Tovalto, al que jamás volvería a ver en su vida. A la mañana siguiente encontró la siguiente frase en la pared de su celda junto a su cama: "Ad maiorem Dei gloriam" FIN
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Héctor Restrepo Martínez
El...vi...ra
Saludos!
María Ester Rinaldi
Felicitaciones una vez mas, mi querida amiga.
Un placer leerte.
Te dejo un gran abrazo.
Cuìdate.
Aquí está Elvira
Aún así, vale la pena explotar este género tan inquietante como adictivo.
Una vez más, gracias por venir y comentarme, por esas atenciones que te tomas conmigo y que guardo en mi corazón.
Abrazos y que la inspiración te acompañe siempre.
Gustavo Adolfo Vaca Narvaja
personajes que se desprenden.....
Felicitaciones
Aquí está Elvira
MAVAL
el cuento tuyo
es todo una trama de suspenso...el misterio siempre se hizo presente
y el personaje que a pesar de amurallarse de pronto en si mismo frente
a sus facultades es capaz de salir a buscar respuestas a pesar que intuye
algo que no comprende del todo aún no?
supongo que este seguirá creciendo a posterior...en todo sentido!
como el mago famoso no? ...veremos que descubrimos a futuro!
un abrazo !
Aquí está Elvira
Me resultaría embarazosa una comparación con Harry Potter, lo que espero no llegue a suceder, ya que los relatos originales apuntaban más a terror que a suspenso. En este caso, se debe problablemente a que ahondé más en la psicología del personaje lo que puede asemejarlo a J. Rowling.
Espero que en posteriores entregas se pueda limar un poco más esta situación.
Amiga, te agradezco infinitamente tus visitas y comentarios, siempre me dejan ese ánimo de seguir adelante.
Abrazos, siempre es un placer leerte.
Elvira.