Un trozo de infancia
 
Esta tarde, si esta tarde, hurgando en el ropero me encontré con trozos de mi infancia, era un tazón con un poco de harina tostada en sus bordes, mientras que unas uvas, bueno en realidad era solamente el hollejo de unas uvas, las llevé con tantas ganas cerca de mi nariz para sentir el aroma, luego al ir mas al fondo encontré un pan, aunque no lo crean, llevaba años en aquel lugar y aun permanecía intacto, con los brazos y una pierna rota como si se tratase de la imagen de una niño, por nariz llevaba una pequeña protuberancia y por ojos dos cruces hechas con la punta de un cuchillo. Un poco mas al fondo un plato de greda, en su interior aun tenía algo de leche y la cuchara de lata con la cual comía…
Y allí estaba pendiendo de un colgador un abrigo, de color beige, no pude sino abrazarlo y sentir el aroma de la ausencia, era el abrigo de mi madre, aun pude sentir su aroma, y me aferré a el como si fuera un trozo de ella, es cierto que partió que ya no sufre y tampoco siente pena, pero entre lagrimas me llevó a un viaje fantástico hacia mi niñez, pude recordar como durante las mañanas me preparaba ese tazón con harina tostada, aquellos panes con la forma de un niño, y aquellas ollas y platos de greda que con tanto cariño nos hacía, podía estar horas de horas sobando la greda para darles la forma, y luego de secar con una piedra los pulía para que quedaran brillantes, si bien no éramos de una familia muy pobre aquellos eran gestos para cada uno de nosotros, sus hijos, que nunca podré olvidar,  y ese aroma en su abrigo es como si me hubiera abrazado una vez mas.