(Dedicado de manera muy especial al guapo jefezucho lezucho y pachucho Andrés del Banco Central Hispano de Alfonso XII y olé tu gracia de salero vacío de sal y vacío de otras muchas ideas).
Yo antes es que era muy guapo pero no sólo muy guapo sino muy guapo muy guapo muy guapo; o sea, tres veces muy guapo. No era tan guapo como mis tres hermanos pero resulta que era mucho más guapo que los tres juntos. Pero ahora es que soy mucho más guapo todavía pero sin llegar a ser tan guapo como mis otros tres hermanos pero resulta que soy mucho más guapo que los tres juntos. En definitiva: me duele la cara de ser tan feo. No te preocupes Andrés, jefecillo entre jefecillos, ni tampoco os preocupéis vosotros mis amigos lectores y mis amigas lectoras, porque esto me pasa por haber leído al ilustrísimo pero que muy ilustrísimo escritor o lo que sea de tan ilustrísimo que es que se sale de ilustrísimo y de todo, Franz Kafka y su enorme y genial relato-historia-novela-cuento "La Metamorfósis". Como véis me he ajustado a las normas de Vorem.com y he sido breve e interesante.