EL MERMUDIO
Publicado en Mar 06, 2012
El mermudio quindiano habita lugares fríos del departamento. Adora la neblina, con la cual se viste y acicala. Vuela cuando nadie lo observa, aunque no resiste la tentación de caminar tras las personas que recorren sin prisa caminos rurales de la región. En particular, por los municipios de Génova, Salento, Pijao y Buenavista. Duerme sobre ramas de balso, cuando este descansa de sus leves desplazamientos por la montaña. Lo atemorizan las luciérnagas, el arcoiris, las libélulas y en particular las ancianas campesinas que rezan en voz alta el rosario o le gritan coplas a La llorona. Varios folclorólogos de la región mencionan la amistosa proximidad que hay entre el Mohán de La Sonadora y el mermudio. Quienes tienen la fortuna de ver un mermudio, dicen que en realidad no vuela por sí mismo sino que conoce el secreto de las corrientes de aire para dejarse elevar por el viento. Algunos parapentistas lo han encontrado por el sector de Navarco, en Calarcá. Un mermudio volador puede pasar a gran velocidad por nuestro lado, como ráfaga de color o vibración musical O si la persona ha sembrado un guayacán, pasar lento por su lado, desplazándose como arriba se dijo, a paso de balso. El principal alimento del mermudio es el rocío congelado sobre palmas de cera en Cocora. Los calarqueños que han encontrado algún mermudio en los cafetales, o en platanales por fincas de Barcelona, precisan que tienen rostro de bebé. Segundo Henao, fundador de Calarcá, en su libro La miscelánea (Imprenta Calarcá, 1921) relata su encuentro con un mermudio, cuando se extravió buscando la laguna de Maravélez. Una cualidad del mermudio es hablar siempre con frases palindrómicas. Algunas teorías sobre el origen de los palíndromos atribuyen a los mermudios europeos la invención del palíndromo. El poeta griego Sotades se refiere a un mermudio anciano, oriundo de Creta, del cual aprendió normas básicas para construir un palíndromo. La joven escritora y editora de Cuadernos Negros, Leidy Bibiana Bernal, en su investigación sobre los mermudios colombianos compila varios palíndromos atribuidos a mermudios del Quindío: Amo la pacífica paloma. Roza las alas al azor. Aroma, robas ese sabor a mora. Aire sólo sería. Oirás orar a Rosario. El mermudio quindiano construye nidos transparentes con la bruma del atardecer. Matsuura Yasuco, turista japonés y poeta de haikú, quien visitó al Quindío en 2004, filmó una breve secuencia de un mermudio construyendo su nido. Algunos campesinos de Salento, Calarcá, Génova y Filandia, relatan que sus abuelos para entablar diálogo con algún mermudio que se dejaba ver, repetían nueve veces: “¡Mermudio!”, con los ojos cerrados y los dedos índice y pulgar, de ambos manos, juntos. El cronista Fray Andrés Ferrer de Valdecebro, en su libro Gobierno general, moral y político hallado en fieras y animales silvestres, sacado de sus naturales propiedades y virtudes, se refiere con asombro al mermudio. En Quimbaya, en el monte de los monos aulladores, el grupo de caminantes que dirige Néstor Jaime Ocampo de la Fundación Cosmos, constató la presencia de una pareja de mermudios sobre los cuales se tenía indicios de su establecimiento en tal lugar.
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