El Informe REMAR (Divulgacin para la reflexin y Diario)
Publicado en Mar 07, 2012
Pachi es un verdadero cristiano que hace una gran labor social entre los necesitados y las necesitadas y nos lo ha demostrado mil y una veces; pero Pachi, como es humano, también necesita una ayuda. Necesita encontrar a un informador que le haga saber qué es lo que sucede, realmente, en el Campamento Base de REMAR oculto en las montañas de Crevillente; a donde envían hombres desde la iglesia cristiana de Murcia. Pachi entra en contacto con mi chavalilla (mi esposa) y le pide dicha ayuda. Le pregunta si conoce a algún periodista que se introduzca en dicho Campamento Base para que escriba un Informe, lo más detallado que pueda, de todo lo que está sucediendo allí. Mi chavalilla (mi esposa) le dice que conoce a uno muy experto y se refiere a mí. Así que me presenta a Pachi y llegamos a un acuerdo: yo tengo que introducirme en el Campamento Base de REMAR (Primera Fase lo llaman) pero con discreción absoluta. El plazo que se me da es de un mes completo y no debo escribir nada para que no se den cuenta. También tengo que hacerlo sin fumar. Resulta que me conviene el trato, porque para eso estoy al servicio de las causas justas, y además me sirve una vez más para demostrar que no fumo y que puedo hacer un trabajo los más detallado que pueda usando solamente la memoria y sin fumar (insisto en que no fumo y eso no es ningún problema porque, además, tengo buena memoria). Es durante la época en que estamos viviendo en la Calle Mayor de Alcantarilla mi chavalilla (mi esposa) y yo. Mi hija pequeña ha regresado, momentáneamente, a Ecuador.
Lo primero que aprendo es que el Campamento Base oculto en las montañas de Crevillente (Primera Fase lo llaman en REMAR) está dirigido por Manolo I y que el ayudante de Manolo I es Manolo II. Manolo I y Manolo II no son la misma persona y tienen personalidades muy opuestas. Manolo I es un hombre muy experimentado en la vida pero sufre de úlcera estomacal y quiere ya dejar de estar dirigiendo todo aquello. Manolo II es el pelota de Manolo I, es alcohólico y ansía llegar a ser el dirigente de aquel Campamento. El trabajo que me han encomendado es que haga un Informe (El Informe REMAR lo titulo yo) de todo lo que más y mejor recuerde. Y les doy mi palabra de profesional del periodismo de que lo voy a hacer y lo voy a publicar (eso se lo hago saber a Manolo I que acepta sin ponerme traba alguna). Así que me hacen rellenar la ficha de acceso a dicho Campamento; cuyas reglas dicen que es gratuito y no cuesta ningún dinero a nadie, pero reuslta que a algunos les cobran dinero o les quitan el dinero que llevan en sus equipajes. Es la primera gran contradicción y paradoja que descubro. Leo varias veces las reglas que están escritas en un papel en la pared del salón-comedor y no sólo dicen que es gratuito sino voluntario (quien quiera puede dejar cuando quiera de estar allí y marcharse a su casa o a algún lugar donde puedan seguir sus vidas) pero resulta que algunos tienen miedo de hacerlo o alguien no les quiere ayudar a que se vayan mientras a otros les ayudan dándoles dinero suficiente para el transporte. ¿Por qué existen estas diferencias? Me doy rápidamente cuenta de que allí no "están todos los que son"; en otras palabras, allí hay verdaderos cristianos y otros que son anticristianos. En medio de ellos aparecen algunos que son cebos para descubrir a los falsos. No puedo olvidar el impacto que causó en mi sensibilidad humana y, sobre todo, humanitaria, el caso de Enrique Carbonell y otro señor mayor de edad (los dos son yan mayores de edad y podríamos considerarlos de la Tercera Edad). Enrique Carbonell paga dinero por estar allí. ¿Quién se guarda ese dinero?. Enrique Carbonell, día tras día, y con la presencia de su otro amigo de la Tercera Edad, me va contando cuestiones de su vida y de cómo apareció, sin darse ni cuenta, en este Campamento oculto en las montañas de Crevillente. Enrique Carbonell es de Valencia y, aunque ha cometido algunos errores en su vida (principalmente achisparse de vez en cuando en los bares) ha sido recluído allí, en contra de su voluntad, por sus propios hermanos que no desean ayudarle a salir de dicho lugar. A Enrique Carbonell alguien le impide que se ponga en contacto con sus hermanos cuando estos le llaman por teléfono para que les cuente la verdad de cómo se lo está pasando y si está sufriendo o no está sufriendo más de la cuenta. O Manolo I o Manolo II es quien impide que Enrique Carbonell cuente la verdad a sus hermanos. Pero a mí me relata siempre una extraña aventura que le sucedió en el Hospital Militar de Valencia. Según él, resulta que se quedó viviendo en una cama de dicho hospital porque allí se encontraba una amante que tenía (no sé si es verdad lo de la amante pero debe ser cierto porque lo cuenta con toda claridad aunque exagera al decir que es joven y muy guapa lo cual no me lo creo) y que le pillaron y le castigaron a quedarse de por vida en este oculto lugar. Por eso me informa que para él aquello es como una secta en la que sabes el día que entras pero no sabes el día que vas a salir. Mi conciencia me hace la siguiente pregunta: ¿el castigo que le han impuesto a este pobre hombre es realmente proporcional con sus pecados o es demasiado excesivo? El compañero y amigo de Enrique Carbonel también está viviendo otra situación realmente apocalíptica por lo extraña que es. Resulta que le han castigado, según me cuenta él, los militares a cumplir un arresto no domiciliario sino en este oculto lugar (me cuenta alguno quizás demasiado interesado en que sigue allí por tiempo indefinido, para tambien sacarle el poco dinero que tiene, porque le pegó a su esposa que era una viuda lo cual no me parece muy lógico sino demasiado extraño). Ahora bien, él hace números exactos y me dice que ya el castigo lo ha cumplido y que han pasado varios meses más y nadie le saca de allí. Tanto su caso como el de Enrique Carbonell me conmocionan de verdad pero tengo que ser valiente y seguir observando lo que allí sucede sin dar muestras de que estoy conociendo muchas verdades. Un personaje muy curioso es un gitano barcelonés, que recibe muchas llamadas de su madre y al cual no le ponen ninguna dificultad para que hable cúánto le de la gana por teléfono mientras a los demás les dan un cupo muy limitado de llamadas (quizás solamente una vez a la semana o hasta incluso ni eso), que resulta que se las da de muy cristiano (que tenga una pierna inválida por la polio no es cuasa para inculparle o disculparle) pero no hace más que burlarse, mofarse y reirse e incluso insultarles a los dos de la Tercera Edad. Así que, en cierta ocasión, cansado yo ya de tanta burla le digo, delante de varios testigos y a la hora en que estamos esperando ir a las duchas, que si él considera que eso es ser cristiano y que si sabe de verdad lo que es el Amor de Jesucrito. Se me queda totalmente cortado y sin saber que decir este gitano barcelonés y Manolo I sonríe ante lo que le he dicho a este tipo extraño que se ocupa de la lavandería y no hace otra cosa más que confundir las ropas propias de cada uno de nosotros y cambiarlas de la manera que le da la real gana. Claro que Manolo I da una de cal y otra de arena cuando se refiere a este gitano barcelonés y, sobre todo cuando se refiere al Gran Hindú, y le llamo Gran Hindú por lo enormemente gordo que es y lo lustroso que se le ve. Ahora explico lo que sé de este Gran Hindú. Resulta que, según Manolo I, es un pedazo de pan, pero es necesario estar callado delante de él porque es un chivato, un enorme chivato que se chiva a Manolo I de todo lo que hacen los demás. ¿Quién ha introducido al Gran Hindú en este Campamento Base de REMAR que es una ONG que se llama cristiana? ¿Cómo ha llegado este Gran Hindú hasta aquí? ¿Por qué no se van nunca este Gran Hindú y el gitano barcelonés de este lugar? ¿Qué hace, además de ser un chivato, el Gran Hindú en este Campamento? A mí se me enfrenta, proque se enfrenta con todos y a todos critica, una sola vez; así que le pregunto que qué diablos le pasa y que estoy haciendo lo que quiero hacer y a él no le importa. Se achanta, se acobarda y se esconde; mientras sigue enfrentándose contra todos los demás e injuriando a todos los demás con chismes que posiblemente se inventa para engañar a Manolo I. Hasta que llega un buen español, que no dura ni un solo día allí, y le dice al Gran Hindú que para qué ha venido a España además de para hacer caca. También se sorprende de que haya un pelota allí (que resulta que es Manolo II) y me entero de la verdadera historia del Gran Hindú: es hijo de algún embajador, de algún cónsul o de algún padre de mucho dinero que se está haciendo pasar por pobre y necesitado. Ya hablaré después de éste extraño personaje cuando llegue la ocasión. Ahora detallo lo sucedido con un joven al que llamaré "Jaime" (aunque ese no es su nombre). "Jaime" ha caido en la drogadicción y ha perdido su matrimonio y su trabajo por dicha causa; pero "Jaime" no es mala persona, sabe que se ha equivocado y ahora sólo desea ponerse lo suficientemente fuerte en lo físico para poder volver a la vida normal. Sabe que ha perdido su matrimonio pero me confiesa varias veces que su sueño es salir de allí y montar un pequeño negocio para ganarse la vida como hombre honrado que es y no volver a caer jamás en las drogas. ¿Le están dando esa oportunidad a "Jaime"? Alguien le está poniendo obstáculos para que no salga nunca de aquel Campamento (Primera Fase para REMAR) y pase a la SEGUNDA FASE. Pero él tiene verdadera Fe en que lo va a conseguir a pesar de que el chulo de siempre (le llamaré "El Chuleta" que se cree que todos somos unos "meones" salvo él y los que son como él) le toma el pelo todo lo que le viene en gana. "El Chuleta" es uno de esos personajillos que se cree lo suficientemente "listos" como para reírse y mofarse de todos. En la mesa, durante las comidas, las meriendas y las cenas, habla demasiado y cuenta demasiados chistes pesados, machistas y contra los más inocentes. ¿Quién es este "Chuleta" tan "espabilado"? ¿Cómo es posible que alguien tan "listo" o se cree tan "listo" esté en este Campamento para hombres que no son tan listos como él? Es una de las cosas que más me sorprende. Claro que el tipo no se da cuenta de que yo no seré tan listo como él pero soy lo suficientemente inteligente (o quizás mucho más inteligente que él) como para ver cómo abusa verbalmente de todos los más inocentes pero no se atreve a abusar verbalmente de los más fuertes, que los hay, y por supuesto tampoco se atreve a dirigirme a mí la palabra porque se da cuenta de que le voy a dar el corte más grande de su vida; como así sucedió un día que fuimos de Predicación Cristiana a un pueblo donde le engañé diciendo que iba a orinar (no perdió el tiempo en llamarnos meones a quienes íbamos a usar el urinario público) cuando en realidad lo que quería era desmarcarme de su vigilancia, de la vigilancia del gitano barcelonés y, sobre todo, de la vigilancia de Manolo II. A los tres les di esquinazo inventándome lo de que necesitaba orinar cuando en realidad lo que hice es darme una vuelta por el malecón de la ciudad y ver el panorama completo de aquella Jornada de Predicación y Cultura Cristiana; para ver quiénes predicaban de verdad y quiénes no predicaban absolutamente nada (como era el caso del "Chuleta", el gitano barcelonés y, sobre todo, de Manolo II). ¿Quién es realmente este Manolo II? Ya he dicho que es un alcohólico y que en la ficha que tuve que rellenar, y ahora aclaro este asunto, indiqué que yo estaba allí para dejar de fumar (que por supuesto es falso y sólo era una excusa para poder estar allí todo el mes completo). Entonces... ¿cómo se puede explicar que en mi ficha salga que estoy yo allí para curarme del alcoholismo cuando ni fumo nada ni mucho menos pruebo ni una sola gota de alcohol? ¿Quién manipuló la ficha a través de la computadora que se encontraba en el despacho de Manolo I? ¿Fue Manolo I o fue Manolo II el que quería hacerme pasar por alcohólico? Me da la sensación de que Manolo I no era y que desconocía la verdad de todo lo que sucedía a su alrededor. Luego deduzco que debió ser Manolo II; pero como Mnaolo II es un analfabeto que no sabe manejar las computadoras, el que cambió alevosamente los datos de mi ficha fue uno que estaba haciendo el trabajo de secretario de Manolo I. No recuerdo bien quien era pero era uno que estaba designado, quizás por Manolo II el pelota, para hacer aquella indigna acción. Por cierto hubo un detalle también curioso: Manolo I, un día, me propuso que trabajase en la oficina para relevar a aquel que falseaba los datos de las fichas pero yo alegué que no sabía hacer cuadros estadísticos en la computadora y él me dijo que qué clase de periodista era entonces si es que no sabía hacer cuadros estadísticos en la computadora. Yo le dije que algún día sabría queé clase de periodista era yo y le afirmé que el prometido Informe REMAR no solamente lo escribiría sino que la ahora público a nivel mundial porque para eso soy un perfecto Comunicador Social; así que le dije en qué página web estaba yo escribiendo y se lo escribí en un papel para que supiese que yo hablaba en serio y no me tomaba el asunto de la manera tan descuidada y tan sin importancia como se lo tomaba él porque no estaba dirigiendo bien el Campamento o no quería dirigirlo bien. ¿Es o no es alcohólico Manolo II y no yo cómo él quiso hacer parecer? Además de alcohólico, Enrique Carbonell, que había hecho gran amistad conmigo (lo cual no podía soportar Manolo II el pelota, que no hacía más que querer impedir que Enrique Carbonell y yo entablásemos conversaciones porque Enrique Carbonell me contaba demasiadas verdades) me informó que el tal Manolo II era de los que le gustan ver a los hombres desnudos cuando se están duchando. En cuanto a mí nunca jamás se le ocurrió hacer eso porque le suelto un piñazo que le arranco todos los dientes, pero vi que era verdad que subía demasiadas veces a las duchas mientras otros (repito que a mí no me lo hizo nunca) se estaban duchando completamente desnudos. Yo dormía en una habitación con otros tres compañeros más pero resulta que Manolo II decidió que durmiera en su habitación (por supuesto que en camas diferentes) y no sé si era verdad que es homosexual pero jamás se atrevió ni osó acercarse ni a un metro de distancia de mí. Ni tan siquiera se atrevió a insinuarme nada; pero resulta que era muy raro y muy extraño que el gitano barcelonés no hiciese más que aparecer por la habitación y meterse en la cama de Manolo II y, al parecer, ambos juntos se sobaban o se daban calor durante las obligatorias siestas en que nos cerraban despóticamente las puertas para que no pudiésemos salir al exterior durante la siesta. Es lo que yo vi y por eso posiblemente eran maricas ellos dos pero yo jamás como nunca lo he sido. Aeemás a Manolo II le gusta mucho tocar a los que están comiendo en la sala-comedor algo así como "cariñosamente". Sigamos. Resulta que hicimos una excursión a Madrid para acudir a una Fiesta Anual de REMAR a nivel de toda España. En aquellos tres días me escapé cuantas veces me dio la real gana del marcaje al que me sometía el gitano barcelonés y tantas veces como quise entré y salí del Recinto donde se estaban celebrando los actos. No me importaba para nada aquella historia y me gustaba pasear libre por las calles madrileñas hasta que me daba por volver al recinto donde se celebraba el Encuentro de todos los de REMAR de España. Ahora bien, guardé perfectamente bien guardado, en mi memoria,el momento en que hubo bautismos multitudinarios de personas que decían haber alcanzado la Fe Cristiana. Supongo que muchos serían sinceros pero... ¿eran sinceros todos?. Sólo pongo un caso a consideración: en el mismo día se bautizaron en agua (era una piscina) Manolo II, El Gran Hindú y ese joven al que llamo "Jaime". ¿Eran los tres sinceros? En cuanto a "Jaime" respondo por él y digo que sí era sincero; porque se atrevía, por las mañanas siguientes, a orar como le decía su corazón (a pesar de las burlas de alguno que otro que no creía en Jesucristo) y porque había festejado aquellos días con alegría y convicción de que se encontraba ante la presencia del Espíritu Santo. Pero dudo mucho de que Manolo II y El Gran Hindú fuesen sinceros puesto que, después de su bautismo (que según la Sagrada Biblia transforma al viejo hombre en joven hombre; o sea que les cambia radicalmente sus maneras de actuar y a veces hasta físicamente también) no sólo siguieron actuando de manerta anticristiana y sin piedad para con los demás sino que aumentaron dichas maldades. Manolo II se cebaba, después de decir que se había convertido al Cristianismo, contra el pobre hombre de la Tercera Edad que esperaba a salir de allí -el que había sido castigado por los militares- llamándole sucio, vituperándole vilmente, vejándole ante los demás sin tener en cuenta que ya era casi un anciano y persiguiéndole psicológicamente por todo el Campamento (de tal manera que hasta uno de los presentes dijo que el tal Manolo II era un chulo que se atrevía a humillar a los más débiles) y, además, después de su bautismo, todos los días se enzarzaban en peeas verbales tanto Manolo II contra el otro "bautizado" al que conozco como El Gran Hindú (llegaron a amenazarse con cortarse el cuello) y a éste contra otro que había sido legionario y le llamaban Flecha. Aprovecho para acotar un dato: tanto Manolo II como el gitano barcelonés no hacían más que ir publicando por todo el Campamento que a aquel pobre hombre castigado por los militares le olían mal los pies (cosa que yo no noté nunca cuando compartía muchos minutos con él) y tanto Manolo II como el gitano barcelonés si que apestaban de vez en cuando. El encontronazo de Flecha contra El Gran Hindú terminó con la expulsión de Flecha (que lo hizo de manera voluntaria pero era en sí mismo una expulsión del Campamento) que se marchó, con el petate a cuestas y sin que nadie le ofreciera transporte como sí hacían con otros que se iban, hacia el pueblo de Crevillente (varios kilómetros de distancia) y aclarando que él no era quien tenía que haberse ido sino el extraño Gran Hindú que era, en realidad, un vago de solemnidad y además no era español ni amaba a España ni tan siquiera era cristiano porque, tras ser bautizado, alguien le puso una trampa que consistió en que prendieron en televisor cuando se estaba echando al público un reportaje sobre la India y cuando salió la estatua del dios Siva al Gran Hindú se le hizo el culo agua y alabó a Siva con un suspiro de admiración. ¿Esas acciones son propias de nuevos hombres que han dejado ya de ser los viejos hombres gracias al Espíritu Santo? No. Eso demuestra que no eran cristianos cuando se bautizaron ni eran cristianos después del bautizo pues no creían en el Cristianismo. También puedo contar el extraño suceso de que se iban turnando los cocineros y que el último que yo conocí mientras estuve aquel mes metido en todo este "guirigay" era un enfermo de SIDA que tenía que utilizar, por supuesto, cuchillos, tijeras y otros objetos punzantes y se sabe que el SIDA se contagia por la sangre. Quiere esto decir que Manolo II designó como cocinero a un sidoso que podría haber contagiado de SIDA a todos los que estábamos allí. ¿Por qué hizo eso Manolo II? ¿Quería eliminar a todos los que estábamos en el Campamento Base de Crevillente en la Fase Primera? ¿Por qué Manolo II, en ciertas ocasiones, lavaba toda la vajilla él solo cuando nos correspondía lavarla a los dos? ¡Era para que yo le estuviese agradecido y no dijese ni contase ni escribiese nada de lo que allí sucedía!. O sea, intentaba también hacerme la pelota a mí como tanto se la hacía a Manolo I quien, curiosamente, muchas veces se negaba a comer la comida preparada por el sidoso y se hacía sus propias comidas aparte alegando lo de la úlcera pero yo creo que solamente era una coartada para evitar la posibilidad de contagiarse de SIDA. Otro personaje muy "original" era uno, ya tan mayor de edad como que era un jubilado, al cual llamaré "El Padrino Valenciano". Este tarra, con edad de ser abuelo, resulta que, según me comentaron los que estaban allí infiltrados para darme datos sin que se diesen cuenta los otros, cobraba una muy buena y suculenta jubilación pero era tan avariento que se pasaba 11 meses del año viviendo y comiendo gratis en aquel Campamento y cuando llegaba el verano se tomaba un mes de vacaciones donde, seguro estoy, se lo pasaba a todo lujo en algún lugar de lujo de las costas españolas con todo lo que había ganado al año y se lo había ahorrado para las vacaciones a todo tren y a todo lujo. Además, no sólo era avaro sino prepotente y anticompañero porque, cuando llegaba la hora de comer, merendar o cenar, se lanzaba en picado a por la comida, elegía todo lo que le daba la real gana y en las cantidades que le daba la gana, escogía las frutas y los postres mientras los demás teníamos que esperar al final y se ponía a engullir a dos carrillos sin importarle lo más mínimo cuanto quedaba para los demás y si había suficiente para los demás. Tanta era su avaricia, su gula y su falta de compañerismo que otro valenciano allí presente por unos días (un buen chaval por cierto) me dijo que le daba asco ser de la misma región que él. Este "Padrino Valenciano" cuando le tocaba ser cocinero nos hacía comer verdaderas porquerías que metía en una perola y, llamándola puchero, nos cocinaba una mejunjes que, además de asquerosos, eran repugnantes, malolientes e indigeribles; pero a él le importaba un bledo. Y además, para no trabajar como sí les hacían trabajar a los otros dos ancianos (mis amigos Enrique y el amigo de Enrique) que tenían que pasarse todo el día y toda la tarde pelando cables para sacar el cobre, él se dedicaba a la grata labor de cuidar una pequeña huertecilla o un pequeño huertecillo que le habían permitido hacer a la salida del Campamento. ¡Menuda jeta la de este "Padrino Valenciano"! También debo contar el caso de un joven que estaba casado con una jovencita. Ambos habían conocido las drogas pero estaban arrepentidos y, por haber tenido relaciones sexuales sin control alguno y por eso de "haz el amor como sea", tenían un hijo que pasó a ser criado por la madre de ella. Pues bueno; el castigo al que le sometían es prohibirle visitar o ver a su esposa (porque su esposa era al fin y al cabo) a la cual la habían recluido en otro lugar de REMAR solo para mujeres. Este joven, que hizo sana amistad conmigo y compartió la cocina conmigo (él de cocinero y yo de su ayudante) me pidió más de una vez, de manera desesperada, que le hiciese llegar avisos a su joven esposa de que la amaba de verdad. Estos avisos se los daba yo a ella (con la ayuda de otros buenos voluntarios cristianos) cuando Manolo I nos invitaba, algunos domingos, al culto de la iglesia cristiana de Murcia dirigida por el bueno de Pachi. Puedo contar también la aparición sorprendente de un niño pijo, un hijo de papá que creo que era fascista o neonazi, el cual se empezó a burlar de todo y de todos. Le expulsaron de inmediato y Manolo I me pidió que le acompañara en el camión del Campamento. En efecto, le dejaron en el pueblo de Crevillente, le dieron un poco de dinero y el muy facha me dijo a mí que tuviera cuidado. Yo sólo le sonreí y le dije mentalmente que el que tenía que tener cuidado era él porque pronto le iban a localizar y leerle bien la cartilla por fascista, por nazi y por maricón. Hay más pesonajes, pero muchos de ellos sólo eran inocentes y buenas personas (había de todo y estaban todos mezclados) pero con algunos tuve momentos de sinceridad: uno me detalló que había conocido todas las cárceles de España y yo le hice saber que aquello ni me impresionaba, ni me daba ninguna clase de miedo ni me importaba en absolutor; otro ya muy mayor de edad me dijo que sólo quería estar con su esposa de la que también la habían separado alevosamente y se pasaba muy buenos ratos conmigo contándonos mutuamente chistes buenos y sin trascendencia alguna sólo por pasar el tiempo (al final logró irse con su esposa); también hubo un joven que era cantautor y se dedicaba acomponer música de hip hop y con él pasé buenos ratos. Yo le animaba a que resistiese el castigo y que se dedicase a la música si esa era su vocación. Otro pasó buenos momentos conmigos riéndose de cosas como la mili obligatoria. En fin, cuando llegó la hora de despedirme de todos hubo uno, amigo verdadero, que me pidió que le regalara algún obejto como recuerdo de nuestro compañerismo (era uno que, junto conmigo, pasábamos olímpicamente de las órdenes dictatoriales de Manolo II cuando nos mandaba limpiar las habitaciones y lavar los suelos y nosotros hacíamos lo que nos daba la real gana). Así que también diré que había allí una pequeña granja de animales que se morían de hambre, de suciedad, de enfermedades (por ejemplo cabras y patos) ante la indiferencia de quienes "mandaban" de facto en el Campamento. Hasta que un día... ¡toma ya!... descubrieron, con todo esto y algo más, quién era el "cabecilla" o "lider" que mangoneaba todo ello. Era uno de los altoas cargos eclesiásticos de la iglesia cristiana de Murcia, al cual le llamo "El Chepa" (con perdón pero es que tenía chepa) que había introducido en la iglesia cristiana todo un montón de revistas, videos, música y otros elementos de pornografía. ¡Cayó el pajarraco!. Así que lo enviaron al Campamento de REMAR de las montañas de Crevillente y lo sentaron a mi lado, en la mesa, para que soltara la lengua y me contase algo. Tuvo la habilidad de hablar sólo tonterías y yo le demostré que no tenía él ni idea de lo que era el verdadero cristianismo sino que era más falso que Judas Iscariote; ante el asombro del cocinero sidoso que no se explicaba lo de mi Licenciatura en Periodismo sin darse cuenta, otro ignorante más que era de los que filosofaban al estilo de los pensadores hipys y la movida de los contraculturales de la época de los 60, 70, 80 y 90, que yo era ya periodista desde mi más tierna infancia. Eso le pasó por querer dárselas de filósofo conmigo. Al llegar la hora de mi despedida, después de haber memorizado todas estas cosas y algunas más que no cuento para no ser demasiado excesivo, el tal Manolo II (alcohólico y vaya usted a saber si homosexual como se decía) estaba empeñado en que yo no saliera de allí. En primer lugar una tarde vio una ventana abierta y dijo el absurdo de que por esa simple cuestión yo no estaba preparado para abandonar el Campamento Base de REMAR en las montañas de Crevillente. Solté una sonora carcajada y le dije que además de todo lo demás era un hombre absurdo. Entonces me pidió, me rogó y me suplicó que me quedara uno, o dos meses más, diciéndole a mi esposa que no quería volver con ella (¡será maricón el tipo este!) a lo cual vovlví a sonreír y le dije irónicamente que no, que me iba a quedar ocho meses más allí y que, por supuesto, no le hacía ni puñetero caso porque había terminado mi función (una función de Comunicador Social de la cuál él ni se enteró). Siguió intentando hacerme la pelota para que me quedase sin salir de allí (lo cual demuestra que Manolo II era quien hacía lo que le daba la gana pero era "El Chepa" el que le daba las órdenes) y la útima noche que pasé en el Campamento me hizo levantarme a las 6 de la mañana, cuando la hora de todos era levantarse a la 7 de la mañana, y me invitó a un suculento y caliente café intentando comprarme, ya que sabía que me encanta tomar café, y me volvió a suplicar que me quedara allí y que le iba a decir por teléfono a mi guapísisma chavalilla (mi esposa) cuando me llamara a la mañana siguiente que prefería quedarme con él antes que seguir con ella. ¡Este mariconazo además era borracho, infantiloide y cabrón!. Le dije que no se lo creía ni tan borracho como era y fui al despacho de Manolo I y, en sesión cerrada, puse mis huevos sobre la mesa (que es una forma de decirle que nadie me iba a mi a vacilar porque era cazpaz de darle un par de hostias a quien fuese necesario) y le conté todo lo que estaba haciendo Manolo II para que me pasara lo que pasaba con Enrique Carbonell y el otro pobre hombre de la Tercera Edad. Le dije a Manolo I que yo había cumplido mi labor, que ya se había cumplido el mes pactado y que tanto si le gustaba a él como si no le gustaba a él, al día siguiente me volvía a mi casa con mi chavalilla y que ya publicaría el Informe REMAR todo lo más completo que fuese posible pàra que se diese cuenta de que yo sí era un verdadero profesional del Periodismo y la Comunicación Social. Manolo I me dijo que no hiciera caso a Manolo II porque éste tenía la mente infantil. Yo le dije que me importaba un huevo la mente que tuviera este enfermo y que me iba con mi chavalilla. La decisión que tuvo Manolo I fue invitarme a estar toda la tarde los dos juntos y, mientras él se iba a comprarse algo de ropa le contase cuanto sabía. No le conté ni la centésima parte de lo que sabía pero le dije que ya lo haría público y que hiciese le favor de apartar de mi camino a Manolo II, al Chepa o a la madre que le parió de quien fuera el culpable de todo aquello (y sé en quién estoy pensando y me refiero al Trío EBM más el solista B y a buen entendedor pocas palabras bastan). Al regresar al Campamento estaba Pachi, me dio las gracias por toda la labor llevada a cabo y dijo en público que me iba al día siguiente (por supuesto que me hubiese ido de allí aunque Pachi hubiese dicho que no). A esto dijo el tonto, bobo y gilipollas de Manolo II que eso estaba todavía por ver. Me le quedé mirando y se quedó más cortado que un mono haploide y si no sabe lo que es haploide que lo busque en el diccionario porque, además, es inculto e ignorante. Para quien quiera conocer lo que significa haploide le diré que, en Biología, es un núcleo celular que posee la mitad del número de cromosomas del huevo fecundado, como el de las células reproductoras o el de un organismo formado por células provistas de tales mitades de núcleos. Y es que este Manolo II, que se las da de muy hombre contra los más débiles, es realmente sólo medio hombre porque infantiloide (que no quiere decir infantil sino tonto) es bastante infantiloide. Así que llegó la mañana de mi despedida y Manolo I, asustado por la que podría yo armar allí en caso de que me negasen salir y que era capaz de cortarle el cuello a quien se interpusiera entre mi guapísima chavalilla (mi esposa) y yo, le dijo a Manolo II que se levantase de madrugada y se fuese a hacer leches con la camioneta todo lo más lejos que pudiera de mí. Llamó mi chavalilla y Manolo I le dijo la verdad: que yo había cumplido mi promesa y estaba solamente deseando estar con ella y dejar aquel maldito lugar. Cuando regresó Manolo II le hice un corte de mangas con el pensamiento, monté en la camioneta y nos fuimos a la iglesia cristiana de Murcia donde ya habían hecho la "limpieza" necesaria de agentes anticristianos introducidos allí. El último y desesperado esfuerzo de este gilitonto de Manolo II fue querer que entrara al culto para que mi chavalilla se pensara que no había acudido a la cita con Ella. Le dije que se fuera a tomar por donde la espalda pierde su nombre y´que se olvidara de mí para siempre. Que entraría al culto solamente con Ella y nadie más. Ella llegó y nos dimos un beso. Solo entramos en la iglesia para despedirnos de Pachi y su esposa. Todavía estarán preguntándose los anticristianos qué fue lo que les pasó y quien fue el que los descubrió porque la verdad es que cayeron como pardillos.
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