MUCHOS HOMBRES UNA CIUDAD
Publicado en Mar 11, 2012
Al poeta Carlos Alberto Agudelo Arcila,
amigo y hermano. UNO Se te oculta Huye Corre La forma de esconderse tiene el tamaño de tus pies La forma de huir tiene la profundidad de tus miedos. Esa carrera está en relojes que la ciudad cuelga frente a ti por las calles. No todo está perdido entre la ciudad y el hombre. DOS Si el propósito es huir de la ciudad, en la ciudad y con la ciudad misma, la trampa está tendida: esas luces y esas sombras, puentes, avenidas Me atrevo a pensar que hasta algunos árboles y ciertos pájaros que sobrevuelan un techo, son parte de la trampa. Si el propósito es quedarte en la ciudad, con la ciudad y por la ciudad, no es necesario prevenir contra las trampas ni hablar de ellas: eres la trampa La ciudad viene a precipitarse en ti. A perderse en ti sin considerar tus caprichos tus andanzas Los monólogos con las vitrinas. TRES Por cuanto dicen de ella, consideras que eres la ciudad si algo duele en tu cuerpo. Aúllas o murmuras Aquel por ejemplo, escribe un poema y aquel otro construye un edificio Aquellos mueren de pies y aquellos otros en automóvil Aquellos recogen basura y algunos otros divagan teorías por la ciudad. Inventan historias y se las atribuyen a la ciudad que las soporta sin menoscabo de alcantarillas o de oficinas. En sus conferencias explican la ciudad mientras sus mujeres muerden sábanas baratas en algún hotel Son aplaudidos porque otros piensan que por fin comprendieron la ciudad Ella, como siempre, nada pregunta cuando llegan silenciosos a sus calles. CUATRO Guardan sus teorías y caminan anónimos por entre millares de muñecos semejantes. Tal vez no lo creas porque caminas a diario por ella. Ni tus gestos ni tu prisa Ni tu lucidez Ni tu demencia Puedes alardear de querer o despreciar la ciudad, pero ella sigue ahí indiferente poemas poetas crónicas novelas El cine Desde todos los rincones se compadece de ti y de los millares de individuos como tú Parece confidente de alegrías y desgracias Ejerce de consejera para recomendarte rutas en la noche Desvíos en el día Razones para que no te extingas rápido en la sonámbula multitud. Desde todos los rincones se lamenta por millares de hombres como tú y yo Que la violan introduciéndose en sus múltiples agujeros, buscando respuestas Preguntas que la ciudad no tiene por muchos grafitos que griten sobre los muros, por muchas miradas de soslayo que ofrezcan otros náufragos del andén. CINCO No creas esto La ciudad es algo, es alguien, y tú no eres nada. La ciudad desarticula al hombre convenciéndole de que él la construye Mientras con algunos lugares lo amamanta, en silencio lo devora con otros. No eres nadie por más cuadernos que cargues con poemas Tampoco significa mucho que te cargue de cicatrices y te muestre tatuado de ciudad. Puedes declararle tu amor o tu odio Ella crece contigo o sin ti. Asiste al paso de incontables hombres apresurados hacia cuerpos de quienes esperan en algún lugar donde parece que la ciudad no llega Donde parece que la ciudad no se atreve a llegar. SEIS Escríbele libros Cántale canciones Levántale monumentos oh gloria inmarcesible Conviértete en noticia de algún canal de televisión De Soho Del espacio Di que eres su intérprete y aún así la ciudad te será ajena. Ella crece mientras te derrumbas, crece sobre quienes nacen y mueren y crece sobre ella misma. Tal vez no lo creas porque recuerdas nombres de autopistas, de las rutas de buses, del edificio donde trabajas De los centros nocturnos donde te desdoblas, de los moteles que te avergüenzan, del lugar donde tomas café No eres parte de la ciudad. Eso no te impide amarla de alguna forma, intentar algún tipo de diálogo con ella Ni siquiera apéndice Aunque huyas hacia tu alcoba no siempre vas a engañarla. SIETE ¿Desde cuándo están ahí Miller y Hölderlin dándole maíz a palomas muertas? Cruzas corriendo el puente. Llegas y no hay palomas ni Miller ni Hölderlin. Sólo la ciudad Sólo la ciudad Sólo la ciudad Ninguno de ellos. No pierdas tiempo invocando a Ginsberg A Kerouac Evocando la adolescente puta que te rogó sodomizarla escuchando a Carmina Burana No pierdas tiempo Sonríe a quien pasa por tu lado, sin pensar que encontrarás a Elitis a Kavafis Sólo la ciudad El espejismo urbano con bancas para sentarse a mirar la ciudad. OCHO Tiene ritmo de jazz compuesto entre todos Si lo escuchara enloquecería Entraría a hoteles a correr cortinas para observar desde allí si quienes van por la calle se parecen a mí Allí voy sin tiempo para mirar ventanas de hoteles. Mantiene en silencio Se rompe Cuando llueve Las calles quedan limpiamente solas, con gente que no mira llover Descanso de su rutina Qué silencio qué falta de ciudad esos rostros esos miedos No dejan de ser muchos quienes confían encontrarse con Bukowski Algo semejante a Bukowski para concederle valor a la ciudad O asistir al ciclo de cine francés O hablar mierda de Tarkowski o del cine colombiano para concederle valor a la ciudad Ya no quieren historias de travestis políticos economistas gente de televisión. Si continúan igual van a perderse la ciudad, se perderán ellos mismos y perderán Bukowskis que por ahí deambulan ebrios de ciudad. NUEVE Sólo resta decir en favor de la ciudad ¿En favor? ¿De la ciudad? Que conocí a un hombre, quien una noche anduvo varias cuadras tras del minotauro, por el mismo andén, fumando ambos el mismo tipo de cigarrillo. Se miraron un momento y nada sucedió Ambos tenían miedo de la ciudad Habría podido compartir un café pero en la esquina cada uno de ellos huyó del otro, sin mirar atrás Cosas así Culpo a la ciudad. DIEZ Cosas así no perdona la ciudad a ningún hombre.
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