¿Sólo la flor?
Hay mucho más, infinitamente más allá de la flor,
pero debes iniciar tu viaje
a partir de la flor.
¿Sólo la piedra?
Hay mucho más, infinitamente más allá de la piedra,
pero debes iniciar tu viaje
a partir de la piedra.
¿Sólo la lluvia?
Hay mucho más, infinitamente más allá de la lluvia,
pero debes iniciar tu viaje
a partir de la lluvia.
¿Y sólo la carne y la mirada?
¿Y sólo la vida y la muerte?
¿Y sólo el beso y el olvido?
¿Y sólo el tiempo y el vacío?
Desde luego que hay mucho más de cuanto imaginas,
de cuanto rechazas o afirmas.
Yo lo he visto. Lo he vivido: hay mucho más,
infinitamente mucho más.
Pero no hay tiempo para el viaje con este cuerpo
tan fugaz.
Si hasta la flor pesa cuando se acaba el día.
Si hasta la piedra es leve cuando llega la noche.
Si hasta la lluvia es aire, cuando hay sed.
Desde luego, pero hay mucho más.
Y basta la carne para entenderlo,
pero sólo buscas el alma.
Y basta la mirada para verlo,
pero cierras los ojos y te embriagas con el sueño.
Y basta la vida.
Pero eres tan frágil en la muerte.
Y no entiendes que todo beso es germen del olvido.
Y en el tiempo es intenso el aroma del vacío.
¿Sólo tus respuestas?
Hay más. Mucho más. Infinitamente más allá
de las preguntas
y las respuestas, pero si inicias el viaje
en alas del poema,
habrás llegado sin partir.
Entonces comprenderás que se puede estar solo
con la flor y la piedra y la lluvia,
más allá y aquí.