Excite (Diario)
Publicado en Mar 13, 2012
He cambiado, por un día y algún día deberia ser, de marca de cigarrillos. Enciendo, ahora, un Excite. Mañana sólo Dios dirá si enciendo otro cigarrillo, pero todavia me queda el último de todos ellos y, por eso mismo Dios es ese Jesucristo al que tanto nombro, se me ofenda, se me ofusquen o se me exciten los otros, esos que no creen en nada más que a lo que ellos les conviene para hacer siempre lo que les da la real gana. Yo jamás he cambiado de personalidad y siempre he sido el mismo. Nunca jamás he sido un chaquetero como muchos de ellos y de ellas. Soy tal como fui y sigo siendo, a mis 18 años de edad (a estas alturas del texto pueden ya insultarme todo lo que deseen para desahogarse un poco) mientras juego con mis compañeros del Deportivo Olímpico bajo el sol, la lluvia, la nieve, haga frío o esté helando, sobre la arenisca de los suelos pedregosos o en esos campos donde hay que sortear a los hierbajos, las malas hierbas y algún que otro charco de agua con barrizales y fangos inclusives. Y, sobre todo, no olvido pero lo olvido. No voy a cambiar jamás mis 18 años de edad por ninguna otra rica oferta. Que se la metan en donde les quepa.
Asi que ahora me encuentro, pasado un poco de tiempo pero sin cumplir más de los 18 (sigan insultándome ahora, a estas alturas del texto, tanto como gusten señorones de peluca en ristre o de bastón de gala si no es imprudencia decirlo), en el Teleclub de la Costera de Alhama (el que tiene el nombre de Yzarra en la puerta de cristal); pero podría estar en cualquier otro punto o coordenada del planeta Tierra; porque ni he cambiado jamás de personalidad ni he sido jamás un chaquetero como otros muchos y otras muchas conocidos y conocidas por mí y no hablo de memoria sino de evidencias. Y eso solamente es porque olvido pero no olvido que, como decia Teresa De la Cruz, que muero porque no muero y no muero porque nunca voy a morir y que se mueran los feos y me dejen en paz que yo en paz les dejo a ellos porque mira que son feos a pesar de que se crean más guapos que un tirolés en medio de sus cabras. De cabras (por no decir otra cosa de mayor trascendencia pero que deriva de cabras) está este mundo lleno. Estoy paseando junto con mis amigos: Dueñas, Mediero, Arribas, Líter, Garijo, Sanz, Castillo, Ondaro, Parrondo, Arana... por sólo citar a unos cuantos, quizás hasta sean los más importantes para mí o, al menos, los más significativos. Y rememoro a José Luis I con su nobleza, entre raciones de patatas bravas en el bar de la Casa Vasca y otros bares de la misma zona, acudiendo siempre puntuales a las citas y hasta luchando por lo imposible que es luchar por la Libertad y es que yo digo que lo posible es la Liberación y no la Libetad que no existe nunca; a Julio compartiendo caminos por los montes y ese inolvidable viaje a la Suiza neutral pues me conformo con ser sólo un caminante para ver las cosas a la distancia y demostrar que los seres humanos que se creen muy grandes son solamente, vistos desde las montañas, como hormigas pululando por las gran ciudad; a Miguel Ángel, superando puestos en el Banco hasta llegar a las altas jefaturas, pero considerándome, y no solamente porque compartimos partidos de fútbol en La Chopera y otros lugares de Madrid, el mejor de sus empleados; con Luis, recorriendo itinerarios con nuestros viajes por esta España, conociendo amores y desamores a veces ajenos y alguno que otro propio para saber hablar con propiedad sin decir palabras malsonantes, tacos indecorosos o palabrotas de paletos, entre las nieblas del pensamiento intentando aprovechar nuestra eterna juventud y apurando todas las horas del atardecer y las primeras de las madrugadas para aprender, también con alguna mañana que otra, a sobrevivir en este mundo de fieros machistas; a Mariano, con la conciencia del buen amigo que me reconoce y me recomienda con su carta de presentación para trabajar en algún lugar donde mi Destino me guíe; con Carlos, el que nunca olvidó que desde las Américas seguí siempre pensando en nuestras animadas aventuras y conversaciones con chavalas lo más guapas posibles y dejando a nuestras espaldas las horas bancarias, las pesadas horas bancarias de las cuales nunca hablamos jamás; a Andrés, compartiendo sidra tras sidra en Casa Mingo mientras llevamos a cabo grandiosas aventuras inolvidables por esos lugares en donde no hay ningún final posible porque todo es un continuará mañana mientras acabamos a las tantas de la madrugada mirando a la luna y las estrellas; a Alfonso aconsejándome y siendo aconsejado, porque para eso nos hemos conocido bien dentro de nuestra indestructible amistad, él enseñándome cómo manejar bien una apertura y hasta un poco del juego medio y yo enseñándole un poco del juego medio y cómo se debe terminar para ser triunfador y nunca ofrecer tablas a ningún rival y otras cosas de máquinas de café para reirnos del sempiterno castigo al que nos quieren, inútilmente por supuesto, someter; y a José Luis II siendo tan fieles compañeros en todo aquel laberinto de ideologías que ni nos viene ni nos va ni nos va ni nos viene porque saltamos a la torera cualquier prejuicio y trabajamos sin dejar de observar lo que más nos apetece observar. He cambiado de marca de cigarrillos pero no he cambiado nunca jamás de personalidad y sigo siendo fiel al café con leche, a pesar de mis solamente 18 años de edad (y a estas alturas del texto sigan ustedes cabreados conmigo e insúltenme con palabrotas más fuertes porque ustedes solo saben rebuznar) mientras yo rememoro a mis amigos y a mis amigas, a mi esposa, a mis dos hijas, a mi suegra y a todos los que me he olvidado citar pero es que todavía soy muy pequeño para recordarlos a todos y a todas. Prefiero seguir manteniéndome en pie después de tantas y tantas peripecias en las que tuve que saltar sobre sus zancadillas y si he pisado más de un pie por eso pues lo siento y no haberse cruzado en mis caminos con tan aviesas intenciones. Ahora sigo siendo el mismo pero no fumo Excite porque no me sale de los... lo que quieran ustedes entender pongan en estos puntos suspensivos... ya que sigo siendo el mismo futbolista del Deportivo Olímpico. He terminado de jugar a los Mágicos Solitarios y algún día comenzaré a jugar con los Dados Milagrosos. Si ustedes no quieren creer en los milagros ni me va ni me viene ni me vine ni me va. Allá ustedes si quieren perderse lo mejor de esta vida. Adiós soledad para siempre. Me voy a seguir estando junto a mi inseparable Princesa de tan sólo 16 años de edad como siempre. Como Siempre. Como Siempre. Y como Siempre. No le echen la culpa a mis pensamientos y échenla, porque para eso están ustedes siempre muy bien dispuestos, a que fumo Excite. No, muchas gracias, pero es que resulta que ni fumo ni me gusta nunca pero nunca nunca nunca, fumar. Y sigan ustedes diciendo lo que mejor deseen. Ya está. Cierro esta página de mi Diario y me voy a enceder un Excite que por supuesto no lo deseo fumar ni lo voy a fumar.
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