CADA DÍA ES UN BUEN DÍA
Publicado en Mar 22, 2012
Nadie descubrió su secreto. Sabía qué día era acudiendo a medios diversos. Decía: Es lunes, mientras saboreaba hojas de yerbabuena. Y en efecto, era lunes. Decía: Es martes, al prender y apagar una cerilla. Y en efecto, era martes. ¡Miércoles!, afirmaba, mientras partía una arepa caliente, cerca del carbón, ofreciendo la mitad a cualquier perro cercano. Era miércoles, sin lugar a dudas. Es jueves, respondía, abrazando un árbol y estrujando su mejilla contra el tronco. No se equivocaba por pequeño que fuera el árbol. Era jueves, con frutas o sin ellas. Decía: Es viernes, tomando agua de coco y esparciéndola contra el viento. Irremediablemente era viernes, aunque a muchos no les agradara. Anunciaba, ¡es sábado!, con sólo arrancarse un pelo de la cabeza o mirar directo a los ojos de un gato. Era sábado. Y decía: Es domingo, recogiendo alguna piedrecilla y pasándola varias veces de una mano a la otra. Domingo era. Nadie pudo averiguar su secreto. Estas eran algunas de sus técnicas para averiguar qué día era, sin consultar almanaques, sin averiguarlo de las maneras que tenemos para saber qué día es hoy. No sabemos si le sucedía igual con los meses.
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