HOJA DE DIARIO (4)
Publicado en Mar 23, 2012
EL TODO, es flujo de nada hacia la nada.
Pero cuando durante el trayecto por donde fluyo se me revelan el canto de un jilguero, las reverdecidas ramas de un roble movidas por el viento del invierno o el verano; cuando me sucede el agua cristalina de un arroyuelo por el campo y bebo sediento, desvanecido entre sólidos y concreto entre transparencias del paisaje quindiano; cuando al anochecer asisto al surgimiento de la luna llena tras de alguna montaña por veredas de Calarcá o de Génova, y mi boca encuentra el sabor a piña madura, y me cobijo a cualquier hora del día con la neblina de Cocora, en Salento, entonces todas estas nadas adquieren las cualidades del todo. La nada, es flujo de todo hacia el todo. Sucede entonces, en cualquier lugar del camino, sin premeditación, sin la búsqueda desesperada de la paz o del despertar, el milagro de la existencia. En tan fugaz trayecto de tiempo y espacio, se me permite tener conciencia del milagro para realizar lo eterno en el marco de lo temporal. Lo sabe el zen cuando expresa: "La diferencia entre el conocimiento aparente y el conocijiento real consiste en que la persona que posee el primero es como la que puede ver el fondo de un pozo, pero carece de soga y balde para extraer el agua" .
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