Flor de Santidad
Publicado en Mar 23, 2012
Mágicos tornasoles de ígneos colores
se dibujan en el aire tras ventanas acrisoladas, así el silencio de la suntuosa Catedral se convierte en espacio dorado como hábitat perfecto de la reflexión. Y así también, encendida, glorificada, tu alma puede descargar las perlas oscuras en las manos siempre tiernas del padre confesor, volar de nuevo, ligera y santa. Son escenas de la huella de Dios en la Tierra, grato es para mí el poder en ellas estar. Sin embargo nunca, jamás, ni antes ni después, siento la dulce y etérea conexión como en esos momentos en que mi cuerpo desnudo se reflejo en espejos de mi cuarto: En él veo de modo diáfano la Flor de Santidad, se conserva sin mácula, no hay huella extraña en esa blanca desnudez, nada ha manchado el principio casto y de entrega, mi Flor de Santidad, ni ahora ni antes, ni en futuro cercano, ni en los confines de mi vida, huella humana, labios de pecado, habrán desacralizado mi templo sagrado: Flor de Santidad.
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LIBARDO BERNAL R.
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