PARA EL OFICIO DE ESCRITOR (1)
Publicado en Mar 26, 2012
1.- El poeta madrileño José Hierro, quien por superstición jamás escribía en su casa y prefería hacerlo en cafés de todo tipo, sitios donde produjo su extensa obra, fue hombre de escritura lenta, corrector infatigable siempre buscando la depuración de la frase, del verso y del párrafo, de quien vale la pena citar esto: "Cuando no tengo nada que decir, no lo digo; y cuando tengo algo que decir y no sé cómo decirlo, tampoco lo digo".
Uno de sus más hermosos volúmenes de poesía se llama Libro de las alucinaciones (1964), de vigoroso y sugerente irracionalismo. Para textaleros indagadores y en plan de mejorar sus textos, esta obra proporciona señales del oficio valederas, lógicas y fáciles de llevar a la práctica en la escritura de un verso o un poema. Recomiendo un poema de Hierro, titulado El muerto, cuyos dos primeros versos dicen: Aquel que ha sentido una vez en sus manos temblar la alegría no podrá morir nunca... En mi caso, cuando tengo algo para decir y no sé cómo escribirlo, busco la mejor forma para decirlo leyendo buenos textos, explorando el estilo de autores con reconocido manejo impecable del idioma. Cuando encuentro la mejor forma de decirlo, entonces la escribo y lo digo, sin titubear, sin consentimiento de nadie, sin temores ni petulancias, pero luego de haberlo corregido varias veces.
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