TIEMPO EXTRA
Publicado en Mar 26, 2012
Ambos soberanos observan satisfechos los trabajos de millares de obreros, para gloria de sus dinastías. Imaginaron obras más colosales. Ya habían adelantado buena parte del trabajo respectivo. El emperador, un 70% de la Gran Muralla China. El Faraón, un 60% de la pirámide de Keops. –Excelentes trabajadores –dijo el chino. –Los mejores –repuso el egipcio. –Podremos intercambiarlos cuando finalicen sus trabajos– propuso el chino. –Buena idea –admitió el Faraón –Su sentido del deber los hace fácilmente intercambiables.
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