LA MALDICIN
Publicado en Mar 28, 2012
Incapaz de reprimir los celos, el hechicero dirige sus sortilegios contra el atractivo Ualri por quien suspiran no sólo las mujeres sino también algunos guerreros de la tribu. Ualri vive sólo para Igua quien lleva muchas lunas eludiendo las lujuriosas propuestas del hechicero. Esa tarde mientras camina hacia el lugar donde Igua siempre lo espera, decenas de serpientes brotan del aire, deslizándose por los transparentes gajos de la brisa. Enrollan a Ualri y lo estrangulan, mientras el brujo pierde sus venas y se desteje entre alaridos. Tal parte del conjuro nunca se la aclaró su padre.
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