Abortos (Reportaje)
Publicado en Mar 29, 2012
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El hecho de que cada persona necesite un pequeño toque de locura como dijo el sabio español ("de poeta y de loco todos tenemos un poco") no es disculpa alguna (de ninguna clase) para entender, comprender y concienciarse de que TODA CLASE DE ABORTOS ES UN CRÍMEN A LA HUMANIDAD; pues es totalmente cierto y verdadero que cuando un espermatozoide masculino fecunda el óvulo de una mujer (sea cual sea la edad de dicha mujer) se produce el inicio de la vida de un ser humano. Dicho, declarado y confesado por uno de los más conocidos doctores de Estados Unidos que se arrepintió de lo que había hecho. Desde el primer segundo en que ocurre tal hecho YA HAY VIDA HUMANA. Y si es necesario decirlo más alto lo diré más alto porque más claro es totalmente imposible.
Muchas cosas suceden en esta vida tan hipócritas y neuróticas como LEGALIZAR UN CRÍMEN... porque legalizar el aborto es sencillamente LEGALIZAR UN CRIMEN A LA HUMANIDAD repito. Algo que no deberíamos olvidar jamás por muy ateos, agnósticos o creyentes que seamos. Por muy ateo que sea una persona el CRÍMEN es un CRÍMEN y por muy ateo que se sea el CRIMEN A LA HUMANIDAD ES UN CRÍMEN A LA HUMANIDAD.
Nuestro mundo está basado en una especie de idolatría al dinero. Y como el tema de los abortos legalizados infla los bolsillos de los doctores, los jueces y lo políticos... pues es el motivo de que legalicen el crimen de unos fetos que son seres humanos desde el primer segundo de su concepción. Sólo me queda una cosa que decir: !ASESINOS!.
El líder de Aerosmith se arrepiente de haber inducido al aborto a su novia. Steven Tyler confiesa en una autobiografía que hace décadas consintió un aborto de su pareja y que acabó destrozado. Un hecho que le atormenta incluso hoy. "Jesús ¿qué es lo que he hecho", fueron las palabras del rockero, según la autobiografía del grupo escrita por Stephen Davis, titulada Walk this Way, que 35 años después publica unos sucesos desconocidos hasta ahora. Tyler tenía 27 años en 1975 cuando junto con su novia Julia Holcomb, de sólo 14, vivía el enorme éxito comercial de sus primeros álbumes.
 
Fue entonces cuando ella anunció su embarazo, y mal aconsejados por su entorno, decidieron abortar debido a la juventud de la pareja y el creciente éxito de él. "Yo estaba ciertamente en crisis. Para mí era un momento importante, estaba construyendo un proyecto de vida con una mujer, pero me convencieron de que no habría funcionado jamás y que habría arruinado nuestras vidas", son las declaraciones de Tyler, profundamente arrepentido de consentir el aborto.
 "Es sencillo. Vas al médico, se mete una aguja en el vientre de la madre y se inyecta el veneno. Tú permaneces allí, esperando. Después sacan fuera el niño, muerto. Pocos minutos. Yo estaba destruido y continuaba repitiendo en mi cabeza "Jesús, ¿qué es lo que he hecho?".
 
Otros miembros del grupo certifican el penoso estado de ánimo de Tyler después de que la pareja decidiese abortar. Ray Tabano dice que el cantante "salió destrozado de aquella experiencia. Era solo un joven y el hecho de haber visto todo lo destruyó".
 
Tyler y Holcomb se distanciaron. La joven cayó en una crisis depresiva que le llevó a intentar suicidarse en varias ocasiones. Y Tyler se sumió aún más en el abismo de drogas y marihuana en el que llevaba inmerso desde su juventud. Su posterior pareja, Bebe Buell, una modelo que acabaría posando para Playboy, asegura que "estaba loco, siempre completamente borracho, varias veces destruyó la habitación que teníamos asignada. Ya de regreso en Boston, las cosas no fueron mejor. Un día, al volver a casa, lo encontré tendido en el baño, recubierto de droga. Estaba destruido por el dolor". Con Buell, Steven Tyler acabaría engendrando a la conocida actriz Liv Tyler.
Bernard Nathanson (Nueva York, 31 de julio de 1926 - 21 de febrero de 2011) fue un médico y un activista pro-vida estadounidense. Nathanson se graduó en 1949 de la Facultad de Medicina de la Universidad McGill (McGill University Facility of Medicine) en Montreal. Ha tenido licencia para practicar la medicina en el estado de Nueva York desde 1952. Se especializó en ginecología en 1960.
 
El Dr. Bernard Nathanson fue considerado como "el rey del aborto" (practicó más de 60.000 abortos) y fundó en 1969 la Asociación Nacional para la Revocación de las Leyes contra el Aborto (más tarde llamada Liga Nacional para la Acción por el Derecho al Aborto). Luchó por impulsar el aborto libre y legal mientras rechazaba y criticaba las ideas de los movimientos pro-vida al respecto.
 
Pero, tras unos años practicando abortos como médico en los EE.UU., cambió su concepción sobre el aborto (especialmente el día en que Nathanson pudo observar el corazón del feto en los monitores electrónicos y comenzó a plantearse por vez primera "qué era lo que estábamos haciendo verdaderamente en la clínica").
 
En la revista médica "The New England Journal of Medicine", escribió un artículo sobre su experiencia con los ultrasonidos, afirmando que en el feto existía vida humana. Dicho artículo incluía declaraciones como la siguiente: "el aborto debe verse como la interrupción de un proceso que de otro modo habría producido un ciudadano del mundo. Negar esta realidad es el más craso tipo de evasión moral".
 
Aquel artículo provocó una fuerte reacción. Nathanson y su familia recibieron incluso amenazas de muerte.
 
Poco tiempo después, un nuevo experimento con los ultrasonidos sirvió de material para un documental que sorprendió a la comunidad médica en particular y la sociedad en general. Se titulaba El grito silencioso, y ocurrió en 1984 cuando Nathanson le pidió a un amigo suyo -que practicaba de quince a veinte abortos al día- que colocase un aparato de ultrasonidos sobre la madre, grabando la intervención.
 
"Lo hizo -explica Nathanson- y, cuando vio las cintas conmigo, quedó tan afectado que ya nunca más volvió a realizar un aborto. Las cintas eran asombrosas, aunque no de muy buena calidad. Seleccioné la mejor y empecé a proyectarla en mis encuentros pro-vida por todo el país".
 
Posteriormente, el 9 de diciembre de 1996, Nathanson se hizo cristiano y, en 1996, escribió un folleto documentado donde demuestra con total solvencia y datos demostrativos que el abortoes el crimen más horrendo que se hace contra la Humanidad.
Este documento se llama "The Hand of God" (La mano de Dios). Cuando la "Mano de Dios" alcanzó al "Rey del aborto" nos podemos preguntar: ¿Qué puede llevar a un poderoso y reconocido médico abortista a convertirse en un fuerte defensor de la vida y abrazar las enseñanzas de Jesucristo? ¿Pudo más el peso de su conciencia por la muerte de 60 mil no nacidos o quizás las muchas oraciones de todos aquellos que rogaron incansablemente por su conversión?
Según Bernard Nathanson, el popular "rey del aborto", su conversión cristiana resultaría inconcebible sin las plegarias que muchas personas elevaron a Dios pidiendo por él. "Estoy totalmente convencido de que sus oraciones fueron escuchadas por Él", indicó emocionado Nathanson el día en que el Arzobispo de Nueva York, el fallecido Cardenal O´Connor, lo bautizó".
Hijo de un prestigioso médico judío especializado en ginecología, el Dr. Joey Nathanson, a quien el ambiente escéptico y liberal de la universidad hizo abdicar de su fe, Nathanson creció en un hogar sin fe y sin amor, donde imperaba demasiada malicia, conflictos y odio.
Profesional y personalmente Bernard Nathanson siguió durante buena parte de su vida los pasos de su padre. Estudió medicina en la Universidad de McGill (Montreal), y en 1945 se enamoró de Ruth, una joven y guapa judía con quienes hicieron planes de matrimonio. La joven, sin embargo, quedó embarazada y cuando Bernard le escribió a su padre para consultarle la posibilidad de contraer matrimonio, éste le envió cinco billetes de 100 dólares junto con la recomendación de que eligiese entre abortar o ir a los Estados Unidos para casarse, poniendo en riesgo su brillante carrera como médico que le esperaba.
Bernard puso su carrera por delante y convenció a Ruth de que abortase. No la acompañó a la intervención abortiva y Ruth volvió sola a casa, en un taxi, con una fuerte hemorragia, estando a punto de perder la vida. Al recuperarse -casi milagrosamente- ambos terminaron su relación. "Ese fue el primero de mis 75.000 encuentros con el aborto, me sirvió de excursión iniciadora al satánico mundo del aborto", confesó el Dr. Nathanson.
Luego de graduarse, Bernard inició su residencia en un hospital judío. Después pasó al Hospital de Mujeres de Nueva York donde sufrió personalmente la violencia del antisemitismo, y entró en contacto con el mundo del aborto clandestino. Para entonces ya había contraído matrimonio con una joven judía, tan superficial como él, según confesaría, con la cual permaneció unido cerca de cuatro años y medio. En esas circunstancias Nathanson conoció Larry Lader, un médico a quien sólo le obsesionaba la idea de conseguir que la ley permitiese el aborto libre y barato. Para ello fundó, en 1969, la "Liga de Acción Nacional por el Derecho al Aborto", una asociación que intentaba culpabilizar a la Iglesia de cada muerte que se producía en los abortos clandestinos.
Pero fue en 1971 cuando Nathanson se involucró directamente en la práctica de abortos. Las primeras clínicas abortistas de Nueva York comenzaban a explotar el negocio de la muerte programada, y en muchos casos su personal carecía de licencia del Estado o de garantías mínimas de seguridad. Tal fue el caso de la dirigida por el Dr. Harvey. Las autoridades estaban a punto de cerrar esta clínica cuando alguien sugirió que Nathanson podría ocuparse de su dirección y funcionamiento. Se daba la paradoja increíble de que, mientras estuvo al frente de aquella clínica, en aquel lugar existía también un servicio de ginecología y obstetricia: es decir, se atendían partos normales al mismo tiempo que se practicaban abortos.
Por otra parte, Nathanson desarrollaba una intensa actividad, dictando conferencias, celebrando encuentros con políticos y gobernantes de todo el país, presionándoles para lograr que fuese ampliada la ley del aborto.
"Estaba muy ocupado. Apenas veía a mi familia. Tenía un hijo de pocos años y una mujer, pero casi nunca estaba en casa. Lamento amargamente esos años, aunque sólo sea porque he fracasado en ver a mi hijo crecer. También era un paria en la profesión médica. Se me conocía como el rey del aborto", afirmó.
Durante ese periódo, Nathanson realizó más de 60.000 abortos, pero a finales de 1972, agotado, dimitió de su cargo en la clínica.
"He abortado a los hijos no nacidos de amigos, colegas, conocidos e incluso profesores. Llegué incluso a abortar a mi propio hijo", lloró amargamente el médico, quien explicó que a la mitad de la década de los sesenta "dejó encinta a una mujer que lo quería mucho. Ella quería seguir adelante con el embarazo pero él se negó. Puesto que yo era uno de los expertos en el tema, yo mismo realizaría el aborto, le expliqué. Y así lo hice", precisó.
Sin embargo, a partir de ese suceso las cosas empezaron a cambiar. Dejó la clínica abortista y pasó a ser jefe de obstetricia del Hospital de St. Luke´s. La nueva tecnología, el ultrasonido, hacía su aparición en el ámbito médico. El día en que Nathanson pudo observar el corazón del feto en los monitores electrónicos, comenzó a plantearse por vez primera "qué era lo que estábamos haciendo verdaderamente en la clínica".
Decidió reconocer su error. En la revista médica The New England Journal of Medicine, escribió un artículo sobre su experiencia con los ultrasonidos, reconociendo que en el feto existía vida humana. Incluía declaraciones como la siguiente: "el aborto debe verse como la interrupción de un proceso que de otro modo habría producido un ciudadano del mundo. Negar esta realidad es el más craso tipo de evasión moral".
Aquel artículo provocó una fuerte reacción. Nathanson y su familia recibieron incluso amenazas de muerte, pero la evidencia de que no podía continuar practicando abortos se impuso. Había llegado a la conclusión de que no había nunca razón alguna para abortar: el aborto es un crimen.
Poco tiempo después, un nuevo experimento con los ultrasonidos sirvió de material para un documental que llenó de admiración y horror al mundo. Se titulaba "El grito silencioso", y sucedió en 1984 cuando Nathanson le pidió a un amigo suyo -que practicaba quince o quizás veinte abortos al día- que colocase un aparato de ultrasonidos sobre la madre, grabando la intervención.
"Lo hizo -explica Nathanso- y, cuando vio las cintas conmigo, quedó tan afectado que ya nunca más volvió a realizar un aborto. Las cintas eran asombrosas, aunque no de muy buena calidad. Seleccioné la mejor y empecé a proyectarla en mis encuentros provida por todo el país".
Nathanson había abandonado su antigua profesión de "carnicero humano" pero aún quedaba pendiente el camino de vuelta a Dios. Una primera ayuda le vino de su admirado profesor universitario, el psiquiatra Karl Stern. "Transmitía una serenidad y una seguridad indefinibles. Entonces yo no sabía que en 1943, tras largos años de meditación, lectura y estudio, se había convertido al cristianismo. Stern poseía un secreto que yo había buscado durante toda mi vida: el secreto de la paz de Cristo".
El movimiento provida le había proporcionado el primer testimonio vivo de la fe y el amor de Dios. En 1989 asistió a una acción de Operación Rescate en los alrededores de una clínica. El ambiente de los que allí se manifestaban pacíficamente en favor de la vida de los aún no nacidos le había conmovido: estaban serenos, contentos, cantaban, rezaban. Los mismos medios de comunicación que cubrían el suceso y los policías que vigilaban, estaban asombrados de la actitud de esas personas. Nathanson quedó afectado "y, por primera vez en toda mi vida de adulto empecé a considerar seriamente la noción de Dios, un Dios que había permitido que anduviera por todos los proverbiales circuitos del infierno, para enseñarme el camino de la redención y la misericordia a través de su gracia".
"Durante diez años, pasé por un periodo de transición. Sentí que el peso de mis abortos se hacía más gravoso y persistente pues me despertaba cada día a las cuatro o cinco de la mañana, mirando a la oscuridad y esperando (pero sin rezar todavía) que se encendiera un mensaje declarándome inocente frente a un jurado invisible", señala Nathanson.
Pronto, el médico acaba leyendo "Las Confesiones", de San Agustín, libro que calificó como "alimento de primera necesidad", convirtiendose en su libro más leído ya que San Agustín "hablaba del modo más completo de mi tormento existencial; pero yo no tenía una Santa Mónica que me enseñara el camino y estaba acosado por una negra desesperación que no remitía".
En esa situación no faltó la tentación del suicidio, pero, por fortuna, decidió buscar una solución distinta. Los remedios intentados fallaban: alcohol, tranquilizantes, libros de autoestima, consejeros, hasta llegar incluso al psicoanálisis, donde permaneció por cuatro años.
El espíritu que animaba aquella manifestación provida enderezó su búsqueda. Empezó a conversar periódicamente con el Padre John McCloskey; no le resultaba fácil creer, pero lo contrario, permanecer en el agnosticismo, llevaba al abismo. Progresivamente se descubría a sí mismo acompañado de alguien a quien importaban cada uno de los segundos de su existencia. "Ya no estoy solo. Mi destino ha sido dar vueltas por el mundo a la búsqueda de ese Uno sin el cual estoy condenado, pero al que ahora me agarro desesperadamente, intentando no soltarme del borde de su manto".
Finalmente, el 9 de diciembre de 1996, a las 7.30 de un lunes, solemnidad de la Inmaculada Concepción, en la cripta de la Catedral de S. Patricio de Nueva York, el Dr. Nathanson se convertía en hijo de Dios. Entraba a formar parte del Cuerpo Místico de Cristo, su Iglesia. El Cardenal John O´Connor le administró los sacramentos del Bautismo, Confirmación y Eucaristía.
Un testigo expresa así ese momento: "Esta semana experimenté con una evidencia poderosa y fresca que el Salvador que nació hace 2.000 años en un establo continúa transformando el mundo. El pasado lunes fui invitado a un Bautismo". Observé como Nathanson caminaba hacia el altar. ¡Qué momento! Al igual que en el primer siglo... un judío converso caminando en las catacumbas para encontrar a Cristo. Y su madrina era Joan Andrews. Las ironías abundan. Joan es una de las más sobresalientes y conocidas defensoras del movimiento provida... La escena me quemaba por dentro, porque justo encima del Cardenal O´Connor había una Cruz. Miré hacia la Cruz y me di cuenta de nuevo que lo que el Evangelio enseña es la verdad: la victoria está en Cristo".
Las palabras de Bernard Nathanson al final de la ceremonia, fueron escuetas y directas. "No puedo decir lo agradecido que estoy ni la deuda tan impagable que tengo con todos aquellos que han rezado por mí durante todos los años en los que me proclamaba públicamente ateo. Han rezado tozuda y amorosamente por mí. Estoy totalmente convencido de que sus oraciones han sido escuchadas. Lograron lágrimas para mis ojos".
Existe una película tremendamente realista que muestra la enorme tragedia que supone ver, con nuestros propios ojos, la verdad del genocidio más grande y cruel que existe sobre la Humanidad: el Aborto. La película se llama "Blood Money", y trata -según declara David K. Kyle, su director- de temas variados en torno al aborto en USA: trata de "Roe V. Wade, de Planned Parenthood, del hecho científico de que la vida comienza en la concepción, y de cómo afecta el aborto a las mujeres que han hecho al menos uno".
Se iba a llamar "The American Holocaust", pero el equipo que ha hecho este film-documento lo cambió por "Blood Money", porque -a medida que lo iban filmando- fueron viendo en las entrevistas cómo lo que iba destacando en primer plano era el asunto del negocio del aborto.
No debe ser agradable de ver, pero -según lo que presenta el trailer- me parece que conviene mirar de frente esta realidad, para no hablar "de oídas" y como en secreto de este tremendo asunto.
No pienso que "Blood Money" sea un film para confirmar al ya convencido del horror del aborto, sino que busca comprender mejor y hacer ver los argumentos racionales y emocionales que tantas veces quedan injustamente al margen de la habitual mención y presentación pública del aborto.
Hay que hacer justicia a la realidad. También a la del aborto.
Yo he visto esa película y hablo como testigo presencial: ES EL MAYOR Y MÁS BRUTAL CRIMEN QUE EXISTE CONTRA LOS SERES MÁS INOFENSIVOS CREADOS POR DIOS: LOS FETOS HUMANOS.
Todos se creen con el derecho suficiente de hablar a favor o en contra del Aborto pero... ¿qué dice el Creador de la Vida? ¿Qué dice Dios sobre el Aborto?.
En la Biblia podemos encontrar todas las respuestas; podemos saber qué es lo que Dios piensa, su carácter y su forma de actuar.
 
Entonces veamos lo que la Biblia dice:
 
1.- En la Biblia no dice explícitamente "No abortarás", pero sí dice "No matarás"
 
"No matarás." (Éxodo 20:13)
 "... no matarás al inocente y justo; porque yo no justificaré al impío." (Éxodo 23:7)
 
Cuando se está cometiendo un aborto se está matando a un ser inocente. ¿Y cómo negar esta afirmación? Definitivamente cuando se está abortando se le está dando muerte a un ser vivo ¿Y ese ser vivo acaso no es un ser humano? Y si estoy matando a un ser humano, me convierto en un homicida; y la Biblia dice:
 
"Pero los cobardes e incrédulos, los abominables y homicidas, los fornicarios y hechiceros, los idólatras y todos los mentirosos tendrán su parte en el lago que arde con fuego y azufre, que es la muerte segunda." (Apocalipsis 21:8)
 
Ahora, lo más terrible de todo esto es que no solamente estamos hablando de matar a un ser humano, sino de matar a un inocente.
 
¿Matando a un inocente? ¡Claro! ¿Acaso fue culpa del niño su gestación? ¿Él pidió venir al mundo? No. El niño no pidió venir al mundo ni ha cometido mal alguno. Más bien, los responsables de la situación son los padres biológicos (o por lo menos uno de ellos), pero en ningún caso la culpa recae en el niño. ¿Qué culpa tiene la criatura por nacer?
 
2.- Dios nos conoce desde que somos embriones y ya tiene un plan para los niños aún no nacidos.
 
"Mi embrión vieron tus ojos, y en tu libro estaban escritas todas aquellas cosas que fueron luego formadas, sin faltar una de ellas." (Salmo 139:16)
 
El salmista declara que aún en el vientre de su madre, los ojos de Dios ya estaban en él, aún cuando solamente era un embrión. ¡Dios nos tiene en cuenta aún cuando somos embriones!
 
¿Qué es un embrión?
 Veamos cual es la definición de "embrión" según la RAE:
 
"1. m. Ser vivo en las primeras etapas de su desarrollo, desde la fecundación hasta que el organismo adquiere las características morfológicas de la especie. 2. m. En la especie humana, producto de la concepción hasta fines del tercer mes del embarazo."
 
Cuando nos referimos a "embrión" estamos hablando del ser que ni siquiera está visiblemente desarrollado; es el ser que se forma en las primeras etapas del embarazo. Y es aquí donde se cometen muchos abortos, ya que los abortistas consideran que un embrión no es un ser humano al que se le deba considerar como tal... pero Dios tiene en cuenta a esos diminutos seres como personas y desde ya nos conoce como personas.
 
Así es, siendo embriones o fetos, Dios ya nos estaba mirando y ya tenía planes para nuestras vidas. Como ejemplo de ello, podemos citar las palabras del profeta Jeremías y del apóstol Pablo, los cuales tenían un plan trazado para sus vidas desde el vientre de sus madres.
 
Dios conoció y santificó al profeta Jeremías antes de que este se formase en el vientre de su madre. Su plan ya estaba trazado: Ser profeta a las naciones.
 
"Vino, pues, palabra de Jehová a mí, diciendo: Antes que te formase en el vientre te conocí, y antes que nacieses te santifiqué, te di por profeta a las naciones." (Jeremías 1:4-5)
 
Veamos lo que dice el apóstol Pablo acerca de sí mismo:
 
"Pero cuando agradó a Dios, que me apartó desde el vientre de mi madre, y me llamó por su gracia, revelar a su Hijo en mí, para que yo le predicase entre los gentiles..." (Gálatas 1:15-16)
 
Dios apartó al apóstol desde el vientre de su madre, para que cuando naciese y fuere grande, fuese el apóstol que predicó a Cristo a todo el mundo.
 
Si Dios conoce y tiene un plan de vida para ese niño que se está gestando, ¿Quién se podrá atrever a interrumpir la obra de Dios?
 
3.- Solo Dios puede impedir un nacimiento
 
"Viendo Raquel que no daba hijos a Jacob, tuvo envidia de su hermana, y decía a Jacob: Dame hijos, o si no, me muero. Y Jacob se enojó contra Raquel, y dijo: ¿Soy yo acaso Dios, que te impidió el fruto de tu vientre? " (Génesis 30:1-2)
 
El poder dar a luz o no hacerlo no es "un derecho" de las madres, sino es una facultad que solamente tiene Dios en su poder. Solo él puede otorgar o impedir el fruto del vientre.
 
4.- Es el mismo Dios quien nos forma desde el vientre materno
 
"Porque tú formaste mis entrañas; tú me hiciste en el vientre de mi madre." (Salmo 139:13)
 
"Así dice Jehová, Hacedor tuyo, y el que te formó desde el vientre, el cual te ayudará: No temas, siervo mío Jacob, y tú, Jesurún, a quien yo escogí." (Isaías 44:2)
 
El proceso de multiplicación de células, creación de órganos, arterias, extremidades; todo ese proceso lo hace Dios. ¿Quién se atreve a interrumpir este proceso destruyendo y matando lo que Dios estaba construyendo?
 
5.- En la ley de Moisés se pagaba vida por vida un aborto provocado
 
"Si algunos riñeren, e hirieren a mujer embarazada, y ésta abortare, pero sin haber muerte, serán penados conforme a lo que les impusiere el marido de la mujer y juzgaren los jueces. Mas si hubiere muerte, entonces pagarás vida por vida." (Éxodo 21:22-23)
 
Si bien la ley de Moisés era sólo aplicable en los tiempos del Antiguo Testamento (antes de Jesucristo), hago mención de esto pues esta ley nos deja una enseñanza de fondo universal: Dios le da tanta validez a la vida de un ser nacido como a uno no nacido. Si un hombre mataba a espada a otro hombre, el tal debía se muerto a espada también; así mismo un hombre que provocaba un aborto él debía pagar con su vida, dejando como lección que la vida de ese niño es tan importante como la de un ser nacido y adulto.
 
En resumen... ¿Qué crees que opina Dios de todo esto? ¿Qué opinará al ver que se derrama sangre inocente? Esto es lo que opina:
 
"Seis cosas aborrece Jehová, y aun siete abomina su alma: Los ojos altivos, la lengua mentirosa, las manos derramadoras de sangre inocente." (Proverbios 6:16-17)
 
El aborto es aborrecible para Dios. ¿Alguna duda?
Ante esto son muchos los necios y las necias, los aborregados y aborregadas, los patanes y las patanas que se mofan y se burlan mientras caen en la demencia, en el alcoholismo, en la drogadicción, en toda clase de vicios, en la desesperación, en el suicidio, porque jamás su concienica les dice que son inocentes y, a pesar de sus necedades, sus mofas y sus burlas, viven condenadas en tal infierno mental que son muertos vivientes y terminan hallando la Muerte que les anuncia Dios.
Quien fomente, aliente, consienta, permita o colabore, sea de la manera que sea con el aborto está cometiendo un pecado. ¿Por qué? Porque estas personas incurren en el pecado de homicidio condenado por Dios, con la de que la víctima es total y absolutamente inocente e indefensa. La Iglesia no puede engañar al pecador haciéndole creer que lo que hizo, permitió o favoreció, no es de importancia; al contrario, es su deber mostrarle de manera franca su absoluta gravedad. Es más, la Iglesia tiene la responsabilidad de hacerle saber a la persona de la gravedad de su pecado y de qué medidas tomar para evitar mayor condenación. Esa persona tiene que buscar de Dios y buscar el perdón que solamente Dios puede dar. Más allá de lo horrible que debe ser para una madre, especialmente, haber abortado un bebito, a Dios le interesa que usted se detenga en su andar y le dé una oportunidad de Él enderezar su camino. Una mentirilla o un robo a mano armada para Dios son suficientes para que recibas condenación, sin embargo, Dios no desea condenarte, Él quiere ver un corazón arrepentido, y así Él podrá restablecer el perdón y la paz que tanto anhelas en estos momentos.
Al corazón contrito y humillado no despreciarás tú, oh Dios.
Salmo 51:17
 
Dios es inflexible frente al pecado y mucho más frente al pecador orgulloso no-arrentido, frente al pecador que en vez de admitir su culpa, se ensimisma en excusas. Sin embargo, Dios literalmente se deleita ante el pecador arrepentido... ¡Sin importar la falta! ¡Sin importar cuán horrible haya sido el pecado!. Así la Iglesia de Cristo debe ser misericordiosa para con el pecador que se arrepienta de sus malas obras. ¿Acaso no somos todos los integrantes de la Iglesia ex-pecadores no-arrepentidos?
No demores en buscar la misericordia divina. Esa voz que te dice que necesitas perdón es la Voz del Espíritu Santo que ahora está deseoso de que tú hagas las paces con tu Dios y que te arrepientas de tu pecado.
"Hermanos, no digo que yo mismo ya lo haya alcanzado; lo que sí hago es olvidarme de lo que queda atrás y esforzarme por alcanzar lo que está delante, para llegar a la meta y ganar el premio celestial (el perdón de nuestros pecados y la salvación que cuyo perdón nos regala) que Dios nos llama a recibir por medio de Cristo Jesús." Filipenses 3:13-14
Pero Pastor, "¡Yo me siento horrible!" "¡Estoy muy triste!"
La tristeza según la voluntad de Dios conduce a una conversión que da por resultado la salvación, y no hay nada qué lamentar. Pero la tristeza del mundo produce la muerte. La tristeza, que fue según la voluntad de Dios, ¡miren qué resultados ha dado! (¡Arrepentimiento verdadero!) Eso es todo lo que Dios desea que proceda de tu volición ahora mismo. Que te arrepientas de lo que haz hecho, como esta noche antes de acostarme yo y mi esposa nos arrepentiremos de un sin números de cosas malas que hicimos hoy. Es un proceso diario, ¡hasta en los que ha hemos sido salvos por la gracia de Cristo!
Espero que lo hagas. Si deseas ayuda... Cristo está disponible. ¿Deseas que Él te perdone? Pues no esperes un segundo más. No importa cuánto haga que hayas tenido un aborto... ¡Este es el momento de pedir perdón y de dar la vuelta y comenzar a caminar con Jesús!
 
Es por eso por lo que yo, particularmente, tengo una lucha mucho más importante, sincera y verdadera y, sobre todo prioritaria, antes que participar en huelgas generales que fomentan quienes sólo buscan satisfacer sus necesidades materialistas pero que están continuamente de acuerdo en la legalización  de Leyes que, como la del Aborto, denigran a los seres humanos a los escalones más bajos de la animalidad. No volveré a estar jamás codo con codo con dichas personas si es que se les puede denominar personas... sobre todo porque han legalizado o apoyado la legalización de evitar que otros seres humanos puedan llegar a ser personas que tanto reinvidican, hípócritamente, ser ellos.
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Foto del autor Jos Orero De Julin
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Categoría: Artculos

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