WALDEN
Publicado en Mar 30, 2012
Ella afirma tener tres nietas más. Viven en diferentes lugares del bosque y ninguna tiene tratos impúdicos con el lobo. Una de ellas es amiga íntima de siete enanos chocantes, acomplejados, cada uno practicante de una parafilia en particular. No voy a especificárselas. No es el tema de este cuento. De todas maneras, léalo con cuidado y dedúzcalo de acuerdo con sus gustos sexuales. Esa muchacha me ha hecho padecer con tales compañías, Extraña pandilla. Le permito pasearse con ellos solo por estropearles su cabalística cifra. La otra, perezosa como ella sola, a mí no se parece porque soy madrugadora. Mantiene durmiendo. Es soñadora profesional. Vaya uno a saber si no aprendió alguna técnica sobre sueños lúcidos y anda vagando quién sabe por cuáles lugares. No ayuda en la casa. La tercera se fue a vivir con la madrastra y en sus horas libres trabaja en una zapatería. Hábil la niña. Emplea materiales poco usuales en la fabricación de zapatos. Vea usted, señor, fui hasta la cabaña de un hombre solitario y laborioso llamado Henry David. Escribe un libro. Le confesé lo de mi nieta menor y el lobo. No va a creerme, pero esa muchachita estuvo en la cabaña del señor Thoreau. Va mucho donde él y se queda allí. No le tengo desconfianza. Es a ese lobo…a él no puedo tenerle ninguna confianza.
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