EN UN RECITAL DE POESA
Publicado en Mar 30, 2012
Los poemas de aquel fatuo rapsoda comenzaron a tener significado para mí, con remembranzas menos superficiales, cuando dejé el auditorio encaminándome hacia el orinal. Mientras se llenaba de caliente y blanca espuma la taza del sanitario, la apartada y trémula voz del poeta leyendo sus perpetuos textos acompañaba el sonido del chorro. Esa voz y esos poemas adquirieron para mí connotaciones humanas y literarias de las cuales carecían en el auditorio. Si en lugar de orinar yo hubiese excretado, ¿qué otros matices habría descubierto a los textos del jactancioso lector? La circunspección con la cual el público escucha cualquier gansada leída en tono dramático, o con poses de sapiencia y talento, determina el acto de escuchar a los poetas y de oír poesía. Imagino un recital donde el público pudiera escuchar a los poetas sentado en los retretes, evacuando u orinando o simplemente pensando en cuanto se le ocurriera por asociación. La correspondencia emocional entre auditorio y expositor, sería mayor. Las correspondencias sentimentales podrían conferirle nuevos sentidos al poema. No bosquejo el proceso contrario: el poeta leyendo desde el sanitario, lo recomendable para cierta poesía y algunos poetas que debemos soportar en recitales de recintos como el Museo Rayo en Roldanillo, Colombia.
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