Larga metáfora


de una pureza convertida


en perversidad...




Para resistir la adversidad


me  dibujé en
sonrisas.




...para malcomer y no dejarme morir.


...para que mi candidez no se hiciera trizas.




Desde hace tantas y tantas añadas  dejé de ser un optimista...




...y fui peregrinando por el mundo desarticulando a los
prejuicios.


Simpatizando con las horas en un tiempo sin minutos.




...y se murieron, todas locas, las manecillas de mi reloj


que era un añico.


Todavía, voy hilvanándome en atajos, donde se
arrellanaron


mis principios.


La morriña se me ahoga entre mil océanos desteñidos...


Tengo pagado mi boleta, sin pretender llegar a ningún
sitio.


Voy sometiendo a mis pisadas ante un terreno movedizo.


Únicamente acarreo una moneda en mis  bolsillos vacios...


José Luis Marrero Santiago


2012-03-22