¿Recuerdas, amor, cuando nos conocimos?


Era yo, soledad tenue en mi abandonado  camino...


...y me dejé querer, y te quise como un león bravío.


Renacieron todas mis ansias, que yo mismo había dormido.


...y tu manantial germinó en mi cuerpo  envejecido.


...y se unió a las torrentes aguas de tu ardoroso río.


Ya no era yo, sino
Tú en mí mismo...


Era yo, árbol y raíz,  Tú, pura flor y ebrio   pistilo...


Ya no eras Tú, sino yo,  en ti mismo...


Un volcán en furia lava, hombre y mujer, beso y delirio...


Me pertenecieron tus noches en pleno  y largo frío...


Te entregué todas mis mañanas, mi sed y mi tibio abrigo...


...ahora, que te vas, te llevas todos mis frágiles delirios...


Tú te lo llevas todo y me dejas solo en el vacío...


Yo, sin ti, soy un nada que muere   en el
olvido...


Te llevas todas mis sábanas donde el amor, los dos, hicimos...


Te llevas toda mi piel acalorada con el néctar de tu  carnoso vino...


Toda mi piel calcinada y la blancura entera de mi
espíritu...


...y Tú, me lo dejas
todo, hasta tus sueños más íntimos...


Tu ternura está en
mi cuerpo que se arropa del  frio hastío...


Todo, todo, está
tatuado, yo sin ti, ahora  ya no vivo...


...mi voluntad te la
llevaste arrastrada entre tus mimos...


Mi dejas sin el
amor, me dejas solo, estoy perdido...


Y ahora son estos  versos los más dolientes que yo te escribo...


Tengo las alas
desnudas y no puedo volar sin tu cariño...


Porque  mis alas son tus alas...


...sin ti, pierdo
altura y caigo en un abismo.


José Luis Marrero
Santiago


2012-03-30