En mi alma, nada suyo. Ni sus risas ni sus errores. Solo esta flor amarilla que ahora regalo a un nuevo amor. Y el camino, siempre el sosegado sendero de la montaña por donde voy, con el perfume de esta o de otra flor.
Muy bien construido poema, discurso acerca de la relatividad de las cosas, que comparto. Ya nadie se mata (ni muere) por amor. Un cordial saludo Umberto.
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April 02, 2012
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