PALABRAS PARA UN GRAN SILENCIO
Publicado en Apr 03, 2012
–Señor, te expresas siempre con palabras oscuras -dijeron a Nadaie varios, escuchando sus parábolas con los oídos y no con el corazón- ¿Eres poeta? –No lo soy. Desconozco los íntimos significados de mis parábolas. En mi alma se gestan y desde mis labios remontan el aire, pero ignoro de dónde vinieron, cuanto traman dentro de mí y hacia cuáles horizontes partirán cuando sea tiempo de ayudarles a volar. –¿Ignoras el significado de tus propias parábolas? –interrogó sorprendido uno de aquellos hombres. Nada entiendo. Me ensordece el eco de mis ostentosas frases. Por eso nunca sigo el camino trazado con sus palabras por otros hombres, ni es conveniente para estos seguir el mío. Si algún camino intuyen ustedes en ellas, no escuchen su hechizante cadencia. Atiendan sólo a cuanto sus corazones responden en la intimidad de sus vidas. La sed de cada uno de ustedes debe inducirles a buscar su fuente, no mi sed. A través de nuestras palabras, Él habla consigo mismo. A través de nuestro silencio, Él habla con nosotros. Y dirigiéndose a quienes lo seguían desde la vecina aldea, Nadaie exclamó: Recién creado el universo acrecentaba la soledad de Dios. Asomándose a Su creación, en ella sólo se veía a Sí mismo. En la gota de rocío y en el océano, sólo estaba Él. Y en la oscuridad y en la luz, sólo estaba Él. Caudalosos ríos nacían en la gota de rocío, precipitándose bulliciosos por su silente corazón. Dios seguía mudo en medio de la creación. El océano ondulaba turbulento, sostenido por su amor sobre el húmedo haz de las hojas, pero Dios continuaba mudo y solo en medio de su creación. Las gaviotas batían sus alas en la gota de rocío. Sin embargo, tal aleteo no tenía eco en la soledad de Dios. Incapaz de hablar consigo mismo, creó entonces al hombre para que le inventara un lenguaje. Y el hombre creó la poesía. Desde aquel momento Dios nunca ha enmudecido, pero el hombre olvidó hablar consigo mismo. El fuego llameando en las palabras de Nadaie, consumió las dudas de aquellos hombres. Y ninguno habló durante el resto del día.
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