Encuentre las palabras ausentes
Publicado en Apr 06, 2012
Oigo nombres en las paredes.
La cal mojada se irrumpe por el espejo: laguna llana donde crepita el silencio de los pasos perdidos de la muchacha. He vuelto a mi espalda sobre la estepa sucia. Cálida sonrisa que despierta al alba, ¿cuán loada será tu amargura? La soledad se esconde entre los robles y los pálidos finales de mis susurros: entona álgida en tus dichosas felonías. Muchacha, no camines por los suelos mojados ni tumbes el vacío espectral de la montaña -Infinita, polvorienta- ¿Acaso ya no preguntas? La gélida corriente del río no podría remolcarte los caprichos. ¡Qué difícil suponer el resplandor de la sorpresa! En ella harán parada los vestigios del lenguaje, y el canto indeleble -ceniza entre los dedos- huirá del viento como una gaviota muerta. Y, entonces, yo no sabré los nombres de los nombres.
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rosa