No me extraña tanto el desfile de hipopótamos atravesando el delicado puente de seda sobre el abismo. Comenzaron su romería tan pronto finalizó el otoño y eso es normal por estas tierras, lo cual me llena de optimismo. En mis crónicas no exagero nada. Todo lo relato tal y conforme lo veo. Me inquieta mucho, no lo niego,la presencia de ese enano al final del puente. Nadie me explica de dónde llegó ni por qué tiene un sextante en sus manos. Me pregunto:¿dejo constancia de esto en mi crónica o nada digo al respecto?