V                                                           
Sobre el juicio de las cosas.- Muchos aún siguen preguntándose si existe algo “más allá” del estado de “una conciencia plena”, algunos sostienen que sí la hay y la denominan “el juicio”.Sin embargo, algunos lectores sorprendidos dirán “¿el juicio?”, pero ¿en qué consiste el juicio? Pues bien, una posible respuesta podría ser, que consiste en la capacidad de análisis mental, con la cual obtenemos un criterio asequible acerca de algo. Pero si tratamos de profundizar esta noción, podríamos decir que si queremos juzgar “bien”, entonces poco o nada sabemos si el juicio que realicemos sea distinto al de la percepción o impresión que tengamos acerca de algo. Pero dejaré de lado las cuestiones o especulaciones “metafísicas” que puedan acarrear otro tipo de nociones al tema, para solamente decir que cuando en nuestro interior sabemos diferenciar de algo que es, de lo que no es o que algo es “así” y no de otra manera, entonces considero desde ya que la estamos sometiendo a un juicio (por más que esto pueda evocar a un criterio muy personal). Y con esto pretendo ser lo más claro posible, porque así es entendido por el uso común y también porque al  poder explicar esto de manera sencilla, servirá para cumplir con parte de mi propósito.
Ahora existe una interrogante, ¿cómo sabemos que hacemos un buen uso de nuestro juicio?, en otras palabras, ¿cómo podemos saber que un juicio ha sido realizado de manera “buena” o considerado de manera “mala”?  Bien, para explicar esto y no salir de los parámetros que expongo, debo decir que la falsedad de un juicio dependerá muchas veces de alguna posible mala percepción que tengamos sobre las cosas. Entonces, si esto es así, la idea de percepción, no está tan alejada a la del juicio o se podría decir que la percepción de las cosas, forman parte al momento de poner en juicio alguna situación. Y aún más, ya que de ser así, al momento de describir algo, estamos dando nuestro juicio mediante percepciones que forman en nuestra mente criterios personalísimos, sobre la consideración de algo, lo cual si lo que percibimos consideramos “bueno”, obtendremos un buen juicio y de ser considerado “malo”, se entiende que nuestro juicio será negativo.
Y si esto es así, ¿qué es lo que nos lleva a formular “malos juicios”? Y acá ya entra a tallar varios elementos de la realidad que percibimos en estado de “apariencia”, porque cuando tenemos un buen juicio acerca de algo, recurrimos a las proposiciones para poder explicarlo, con lo cual podemos entender que las proposiciones son la expresión de los juicios. Mientras que si las proposiciones son erradas o contradictorias, se elaborarán juicios malos, por ejemplo, cuando las proposiciones son demasiado generales, o las palabras que se emplean no tienen definición alguna, los falsos axiomas, las definiciones vagas e inexactas, la preocupación de cómo tratar de argumentar algo que no tiene fundamento objetivo, las suposiciones falsas o inciertas, entre otras muchas cosas que nos pueden conducir a elaborar malos juicios., ya que muchas de las percepciones equivocadas e incompletas, fácilmente conducen al error y es ahí donde ocurre el problema, ya no del juicio, sino del criterio con el cual uno ha optado y lo ha dado como asentado.
Por ello aconsejo que no solamente debemos conformarnos con la percepción que podamos hacer de algo (incluído personas) sino que se debe tener elementos de prueba o razón suficiente, para poder obtener no un juicio “espléndido” sobre algo, pero al menos un juicio claro y nada confuso sobre lo que se está tratando.