ESCUCHNDOLA
Publicado en Apr 18, 2012
Su voz convoca secretas humedades de tallos alargándose entre grietas de viejos castillos, donde el sol no llega. Donde la luna teme enviar luciérnagas. Desgarra las alas del murciélago rosado que golpea las campanas de la catedral. No permitas que sus gotas de sangre se deslicen por la garganta de la pálida cantante de ópera. Desgarra con calma porque en este momento as olas arrojan violonchelos en la playa de tus grises pupilas. Todos duermen aunque parezcan correr por avenidas interminables. Arroja entonces, aún es tiempo, pétalos blancos junto al tallo que comenzó a marchitarse. Sabemos que tu piel recubre el muro del castillo. Y vemos también caer desgarrada la membrana del murciélago sobre piedras cubiertas de hojas rojas. Al árbol descienden unicornios alados. Aunque quiero gritar, las burbujas de rocío me indican que aún no es primavera. Déjala volar hasta mi biblioteca. Esa gota De sangre del murciélago que no bajó por la cuerda de la campana, viaja en el lamento de la cantante. El ángel de piedra que descansa en el altar, no pudo impedir con su trompeta de geranios que la gota se transformara en lluvia y humedeciera los antiguos libros que nadie lee.
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