Con una inclinación de su frente
aparta lejos de sí lo que limita y lo que obliga;
pues a través de su corazón enormemente erguido
marcha lo eternamente venidero, en círculos.
 
Los profundos cielos están para él plenos de figuras
Y cada una puede llamarle: ven, reconoce-.
No des a sus ligeras manos nada para sostener
de tu carga. Pues vendrían
 
de noche a ti, para probarte luchando,
e irían a través de la casa, encolerizados
y te tomarían como si te hubieran creado
y te romperían para arrancarte fuera de tu forma.