Al hombre inocente se le disparó su revólver cuando lo estaba limpiando y mató a mi padre que miraba. El hombre inocente conducía por mi calle y se le rompieron los frenos con lo que envió a mi abuela al camposanto al estamparla contra el buzón de correos. El hombre inocente electrocutó a mi vecina cuando le estaba reparando el calentador y le dijo que metiera los dedos el enchufe. Por error, no había quitado los plomos. El hombre inocente persiguió a mi perro a palos porque creía que que había atacado a su hija pequeña. Pero no fue él si no un cura. Y mi perro se echó a las vías donde un tren Ave se lo llevó hasta Murcia. El hombre inocente mató en nombre de Dios a diez mil brujas, condenó a una pandemia a un continente entero por no permitir el uso de preservativos, gritó desde una cruz "Padre, perdónalos por que no saben lo que hacen" y su padre nunca ha dicho que vale. El hombre inocente se bajó del arbol para empuñar una ametralladora... y además me engañó de niño cuando me dijo que yo había venido desde París en el pico de una cigüeña. Nunca he conseguido quitarme el vértigo.