La memoria limitada en el infinito.
Un ser que nunca ascendió a la cima.
Discretametne, el paso de la vida
comienza a llamarnos al encuentro.
El viento
de la existencia perdurable
enciente los instintos del silencio...
¡y se hace voz!.
Al final de todos los segundos
existe el permanecer en todas las esencias
del mundo coterráneo y absoluto.
Disoluto
el invisible ser que nos persigue
en el instante crucial de nuestros afanes
se esconde en la penumbra.
Alumbra
el rayo fugaz de la entrada
en ese nuestro yo de impredecibles
consecuencias.
Siguen las presencias
de las cristalinas horas del pensamiento
y, en un momento,
todo se nos abre a la esperanza.
En el tiempo profundo nunca respondido
se quedan las preguntas sin respuestas.
Hay, siempre, una solución propuesta:
ser o no ser en el camino.