Holocausto
Publicado en May 23, 2012
Mientras arrastra el madero y es flagelado con saña
el gentío alertado se escurre en huecos de arañas; y de esto que nunca termina y de eso que nunca pasa se forma un declive, un cieno, una cruz elevada, y en perturbadora perspectiva una mirada cansada, que es cuando el alma perdona y al perdonar se hace pedazos contra la incomprensible muralla. Así arrecia la lluvia y no hay paz que valga. Así, las estruendosas nubes suspiran y se aborregan si ningún viento las apaga. Entretanto, de los crujientes techos del cielo, deviene la opacidad silenciosa, es que se ofusca, ( silencio que engatusa los informes del miedo), se amansa en simples nubes y vuelta a empezar un poco contrito, un poco turbado, un poco sin fe en esa turbulencia, en ese retumbe de ubres quemadas, es cuando el Ecce homo agujereado repite la ceremonia de dar su carne inerte, vacía de sangre ya marchita, y testa inútilmente misericordia sobre los deshauciados.
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