De lo poco a lo mucho... (Reflexiones).
Publicado en Jun 05, 2012
Con la soledad sucede lo mismo que con la compañía. Hay muchas clases de soledades como hay muchos tipos de compañías. Existen ocasiones en que estando rodeados de muchas compañías, nos sentimos muy solos y quisiéramos entonces detener un momento la euforia que nos rodea por ver si alguien nos llega a comprender... y hay veces en que, estando completamente solos, comenzamos a crecer...
Hay soledades amargas, que entristecen y hacen derramar el llanto, que deprimen, que nos dejan sin fuerzas para continuar y que debemos superar con gran esfuerzo para no caer en el abandono. Sin embargo, hay soledades especiales, que vivimos de vez en cuando, en las que crecemos como personas, creándonos nuestros íntimos pensamientos y llenándonos de un contenido tan entrañable que somos capaces de salir después a la luz con extraordinarias capacidades de comprensibilidad lúcida y abierta hacia los demás. Esas soledades tienen un encanto y una belleza sencillamente adorables. Cuando nos hallamos en una soledad creativa sentimos muy profundamente y somos capaces de embarcarnos en una personalidad que nos hace ricos en sensibilidades. Después de vivirlas, cuando entramos en contacto con las compañías, estamos preparados para ser alguien con fuerza, voluntad, capacidad y personalidad. Hay soledades negativas y soledades positivas al igual que hay compañías que construyen y compañías que destruyen. Vivimos siempre en el doble eje soledad-compañía y debemos entender que para gozar de compañías inolvidables es necesario también haber experimentado soledades profundas y viceversa. Para llegar a esos equilibrios que llamamos realizaciones personales (que son muchas, que nunca terminan y que siempre están desarrollándose en medio de nuestros inevitables altibajos), es necesario aprender a conjugar las compañías con las soledades y de esa conjugación mutua ir desarticulando lo negativo que tienen algunas de ellas e ir apropiándonos de la esencia positiva que tienen otras. Soy persona abierta, me gusta una enormidad la comunicación humana, y al final he aprendido que para llegar a surgir dentro de uno mismo es inevitable y necesario experimentar esas sensaciones (a veces agradables y a veces no) de las soledades y las compañías alternativas de la formación de nuestra personalidad. !Y qué bello es contactar con otras personas que posen esa identidad, esa capacidad de conjugar el binomio soledad-compañía con total naturalidad!. Creo que es ahí donde se fundamentan las bases de los grandes amores humanos.
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