el edificio
Publicado en Jul 25, 2009
EL EDIFICIO
El primer edificio que hubo acá a la vuelta, en realidad fue el segundo. Paso que cuando hicieron el primero, se equivocaron de terreno, debían haberlo levantado justo enfrente de donde lo hicieron. Para no demolerlo, lo que hicieron fue desmantelarlo piso por piso. Lo volvieron a montar en el lote que correspondía. Fue así como la terraza quedo en planta baja y el primer piso era el mas alto. Esto ocasiono algunos problemas. Había gente que quería colgar ropa en la terraza, que en realidad era el primero o mejor dicho el palier de entrada. Ante la negativa de los dos departamentos del primero, sus habitantes pasaron a ser los dos mas odiados del consorcio. Por lo general en la terraza están los motores de los ascensores, o, de la bomba de agua, en este también. Solo que al tener los motores abajo, en lugar de arriba, los ascensores andaban al revés, lo mismo pasaba con la bomba de agua. Con los ascensores el problema no era tan grave, ya que al revés, pero cumplían su recorrido. Con la bomba de agua no había caso. Esto motivo que la gente de los pisos superiores, o sea los inferiores, desarrollaran la imaginación y crearon un sistema de valdes y poleas para subir el agua. Con el gas no hubo problemas, ya que la empresa se negó a instalarlo. Las escaleras habían quedado solo para bajar. Felicidad para el portero, ya que siempre limpiaba en bajada. Un DIA durante un breve apagón, la gente se quedo a pasar un rato en la terraza, hasta que volvió la energía. Mirándolo por el lado bueno este encuentro fomento la relación entre la gente del edificio. A si fue, que se formaron parejas memorables. Se formo una pareja para jugar al truco y hasta fueron finalistas en algún campeonato. Habitaba gente de toda estirpe y ralea en este edificio, incluso había uno que estuvo detenido por matar el tiempo, pero después de tres horas en la comisaría, lo dejaron salir en libertad, gracias a que tenía un buen abogado. En el quinto se había instalado un odontólogo, que tubo como pacientes a algunos de sus vecinos. Al parecer no era muy bueno en lo suyo, ya que a una señora se le formo una carie en la prótesis. Al lado del profesional, vivía una que era la hermana de un amigo del novio de la hija del octavo "B". Cuando instalaron los teléfonos, fue otro problema, ya que los operarios tenían todo preparado para dejar el tendal de cables arriba, pero como la terraza estaba abajo, no tuvieron más remedio que hacer lo suyo ahí. Que por otro lado era lo que correspondía. Con la T. V. Por cable, paso otro tanto. Así que cuando uno llegaba al edificio y pretendía entrar, debía sortear cables, sogas de ropa, alguien que pretendía tomar sol, para llegar hasta la pequeña puerta de acceso, que como era de terraza siempre alguien dejaba abierta. En el cuarto "A" vivía un señor que tenia la increíble suerte de que siempre le hacían descuentos en los lugares de entrada libre. Hubo una vez un intento de suicidio. Una persona que vivía en el séptimo, se tiro de la terraza a la vereda. Pero los dieciocho centímetros de altura del escalón, no alcanzaron para su cometido. Después casi se mata al enredarse los pies en la manguera del portero que en ese momento estaba lavando la vereda. Esto fue antes de que este se quejara, porque la toma de agua estaba en el hall de acceso, para lo cual debía usar como cien metros de manguera para llegar a la vereda. Después subir, cerrar la canilla, y enrollar la manguera. Del consorcio, le dieron como respuesta que pidiera al vecino de al lado para conectar la manguera, ya que el vivía en una casa de planta baja solamente. Esto tampoco tubo buen fin, puesto que el vecino al segundo día de levantarse a las cinco de la mañana para abrirle al portero se dio cuenta que la manguera estaba pinchada y le llenaba el comedor de agua. Fue así como el portero decidió baldear desde arriba, a veces algún transeúnte madrugador se llevaba un remojon. La vida en el edificio transcurría a veces con algunos altibajos, provocados diariamente por la altura. Como ese día que la señora del mayor, del señor mucho mayor que ella, reivindico su derecho de colgar la ropa en la terraza, y así lo hizo. Colgó siete juegos de sabanas, justo ese mismo día se producía una mudanza en el edificio. L a entrada de bultos y muebles provoco más de un problema. Exactamente dos. El primero fue que uno de los operarios cayo enredándose entre las sabanas terminando confundido con un árabe, que bulto mediante se pensó inmediatamente en un terrorista. Vino la brigada antiexplosivos, evacuaron el edificio, menos a la del tercero "A" que se estaba haciendo una limpieza de cutis y no quiso bajar. El segundo problema fue que la brigada hizo explotar el bulto sospechoso, que resulto ser parte de la vajilla de losa importada de la que solo se salvo un asa de una taza que quedo intacta. Como había gente del consorcio que tenia miedos a los robos contrataron aun seguridad privada, cosa que no funciono, puesto, que el personal solo se debía ubicar en el hall de ingreso, y no en la terraza. Como nadie entraba por arriba, ni siquiera los del primero decidieron suspender el servicio. Nunca se había regulado el tema de las mascotas, y viendo que muchos tenían perros o gatos, ala gente del segundo "B", se le ocurrió tener un caballo. Mientras era chico, es decir potrillo, no hubo muchos problemas. Solo a veces los del tercero se quejaban si trotaba mucho. Cuando creció no entraba en el ascensor, cosa que notaron un día cuando quisieron bajar al equino para que hiciera sus necesidades. Por suerte las escaleras eran para bajar. Después de esto ya no pudieron subir, ni por el ascensor ni por las escaleras. El hermoso corcel debió cambiar sus hábitos y dejar el celibato. Finalmente y para empezar. Solo diré ahora, que el caballo estaba estacionado acá y me voy a dar una vuelta.
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