NI MEMORIA, NI PUTAS, NI TRISTES
Publicado en Jun 20, 2012
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Memoria de mis putas tristes, la nouvelle de Gabriel García, es una obra que no va más allá de sí misma y de sus maniobras publicitarias para atraer morbosos y superficiales lectores con tan dubitativo título. En esta noveleta la memoria del protagonista y, por ende, la del autor, nada evocan respecto al tema advertido. Una y otra, son indeterminadas en su particular nivel: Collado, confuso en la ficción; Gabriel García, desplegando insustancial descoloridos retratos de algún pueblo de la costa Atlántica, sin provecho para nadie.

Putas, si el lector espera encontrarlas describiendo sus agotamientos y ejerciendo sus particularidades eróticas, no hay por ningún lado. Rosa, la veterana proxeneta, ya no ejerce como tal, mientras Delgadina, la adolescente probándose en el oficio, narcotizada con un cocimiento de bromuro y valeriana, no es mancillada por su embelesado mirón. La única tristeza evidente es la del lector, ilusionado con la espera de lances voluptuosos o significativas historias que no aparecen a lo largo del libro ni se insinúan por lado alguno. Ni memoria. Ni putas. Ni tristes. Ni  la virtuosidad literaria de un reconocido escritor del cual se esperaba una obra mejor.

Las putas no existen como personajes. Son escueta referencia de un timorato gacetillero, el protagonista, y de un escritor en franca decadencia narrativa: “Hasta los cincuenta años eran quinientas catorce mujeres con las cuales había estado por lo menos una vez. Nunca participé en parrandas de grupos ni en contubernios públicos, ni compartí secretos ni conté una aventura del cuerpo o del alma”. Lo único que Collado se atreve a referir, en un lenguaje donde García exterioriza el costeño procaz, es la sodomización a que somete a Damiana, “casi una niña”, relatada con rabanera prosa: “Tuve que aumentarle el sueldo con el cálculo de una monta al mes, siempre mientras lavaba la ropa y siempre en sentido contrario”.
Esta noveleta de Gabriel García será decepcionante para quienes, embaucados por el título, escruten confidencias del autor evocando pueblerinas meretrices, o quieran encontrarse con la magistralidad literaria de quien produjo para la narrativa latinoamericana El coronel no tiene quien le escriba, una de las más perfectas noveletas de la lengua castellana en el siglo XX.
La senilidad cronológica del personaje, es símbolo de la senectud literaria del escritor colombiano, evidente en sus últimas publicaciones. Afirmaba el notable y olvidado ensayista y novelista italiano Giovanni Papini, que la vejez es una culpa, “acaso la tristeza del viejo no sea otra cosa que el oscuro remordimiento del delito cometido contra sí mismo. El viejo está solo, de una soledad desconsolada, donde el aire se encuentra lleno de augurios homicidas y de ausentes que claman”.
Gabriel García fue incapaz de plasmar la afligida soledad del nonagenario quien, en el fondo, es él mismo, con oscuros remordimientos no exorcizados en su apresurada novela.
 Carece esta obra de la dimensión narrativa perceptible en el lírico y sentimental flujo rítmico de El amor en los tiempos del cólera; no tiene la compleja y torrencial estructura de El otoño del patriarca, ni mucho menos la magistral elipsis con la cual El coronel no tiene quien le escriba se ubica entre las nouvelles más bellas e intensas, más dramáticas de la lengua castellana en el siglo XX. Repetido intento de novela breve donde García se queda corto, sin conseguir siquiera la belleza poética de Los funerales de la Mamá grande o de La increíble y triste historia de la cándida Eréndira y su abuela desalmada.

El ímpetu metafísico en torno a cuestiones como la muerte, la soledad, el sexo y la vejez, notorio en la estupenda novela breve de Kawabata, modelo del colombiano, está ausente del texto de este, en cuya obra lo subjetivo concede excesivo espacio narratológico a lo objetivo, a las monótonas y bosquejadas descripciones con poco aporte para el ambiente argumental de la novela. Como indirecta persuasión para leer La casa de las bellas durmientes, esta noveleta de Gabriel García justifica su admiración por la del suicida japonés, en su deslucido conato por desarrollar una historia análoga, pero sin ninguno de sus elementos poéticos, filosóficos y sicológicos, ni la sutileza del lenguaje, ni la infausta levedad existencial y el concentrado erotismo que hacen del libro de Yasunari una obra maestra de la novela breve y del erotismo universal.

Esta, de Gabriel García, es una puesta en escena tropical, desteñida y templada, de un erótico evento propio de la estética, la sensibilidad y sexualidad taoísta, con la cual nunca ha tenido la menor proximidad teórica ni literaria. Por ningún lugar se observa aquí la oscilación erótica del novelista o su intento por despertarla en los lectores. Tal vez, como bien lo señaló su biógrafo oficial, el británico Gerald Martin, quien publicó en 2008 la primera biografía autorizada del novelista, García Márquez siente una enorme fascinación por el poder: «Él ha querido ser siempre testigo del poder y es justo decir que esa fascinación no es gratuita, sino que persigue determinados objetivos”. Entre estos propósitos, el erótico no fue ni será el más representativo de su obra.

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Comentario sobre la noveleta de Gabriel García Márquez, Memoria de mis putas tristes

Palabras Clave: Puta Yasunari erotismo noveletas

Categoría: Ensayos

Subcategoría: Análisis



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Battaglia

Umberto:
Solo quería compartirte que he leído la novela de Yasunari. Quedé fascinada con su narrativa un tanto directa y fría en ocasiones y en otras llena de colorido. Las historias que recuerda con cada una de las mujeres de su vida dejan una sensación de haber vivido al máximo cada instante, aunque a veces no hubiese sido consciente. Me gustó mucho el personaje y los diferentes cuadros, pues nos hacía pasar de un erotismo fino a los pensamientos perversos de cualquier hombre en cuestión de líneas…. Creo que hay muchas cosas que decir tu conoces más de esto que yo, solo quería que supieras que te sigo en tus muy atinados consejos…
Gracias!!!


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August 06, 2012
 

Battaglia

Estimado Umberto:
Agradezco enormemente tu consejo y aún mas la imagen que en el me regalas al final. Pude en verdad percibir el olor de los guayabos y ver a las aves levantando vuelos… Se me hizo un escenario de ensueño…. De esos que me gustan…
Estoy por conseguir la novela del japonés que me recomiendas, la novela erótica me gusta pero no he tenido oportunidad de leer mas que sólo una que me pareció muy buena se llama El Despertar de Mona Lisa Sunny, una novela que habla de seres de la luna y sus reinas… sin embargo he visto en cine de arte 2 o tres películas japonesas eróticas que me parecen bastante rescatables y donde coincido en que en la manera de manejar este tema se tiene cuidado y talento para ello. Mi favorita es una que se titula el amante….
Ojala podamos seguir compartiendo este tipo de experiencias pues para mi son enriquecedoras…
Te mando un gran abrazo y por supuesto también un bello atardecer desde México.

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June 22, 2012
 

Battaglia

Que tal Umberto:
Agradezco tu comentario ya que recientemente se estrena el filme del mismo título, y me preguntaba si valdría la pena aventurarse a verlo. En lo personal Gabo me gusta sin embargo en tu critica me doy cuenta que el personaje de esta obra tiene los mimos tintes que Florentino Ariza en El Amor en Tiempos del Cólera y escenarios son muy al estilo del General en su laberinto. Lo que me gusta de este escritor es la soledad que distingue a sus personajes principales.
Espero que el filme valga un poco la pena. Tu critica me parecio bastante buena…
Saludos!!
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June 20, 2012
 

Umberto Senegal

Fraterna amiga Battaglia: Gabriel García, ese compatriota mío que ama mucho más a Méjico que a Colombia, y Méjico lo llevamos todos no solo en el alma y el corazón, sino en los ojos a través de sus grandes escritores, Fuentes uno de ellos, tiene obras que con seguridad resistirán el paso de las décadas y no sé si también de las centurias.

Muchos de sus cuentos son obras perfectas del relato breve. Mi narrativa de juventud, fue influida por los fantásticos cuentos del libro Ojos de perro azul.Tal vez porque tengo el referente de la noveleta de Kawabata, La casa de las bellas durmientes, en la cual Gabriel García se basó para construir la suya, la obra del colombiano me pareció llena de falencias. Te recomiendo la breve novela del japonés. Trágica. Melancólica. Poética en sus descripciones y en la descripción del mundo subjetivo del protagonista.

No dejes de ver la película . Hubo muchos problemas al principio, en algunos lugares de la filmación, porque sectores ortodoxos de la sociedad, ultraconservadores puritanos, hipócritas de la sexualidad, todos aquellos que en público condenan cuanto a solas gozan, se alarmaron con el personaje cuasi-adolescente de la novela. Es una Lolita, por su edad, con la cual Gabriel García no llega a nada en sus descripciones eróticas , ni mucho menos en las contradicciones sentimentales del hombre. En la película, dirigida por Henning Carlsen y Ricardo del Río, el papel de la virgen adolescente se lo encomendaron a Ana de Armas quien, con sus 24 años de edad, no sé cómo se verá en escena, representando a una adolescente. Disfrutarás la película si no la supeditas al libro. Y si no has leido la noveleta, entonces la película servirá para que te acerques a esta la obra del colombiano y de aquí vayas a magistrales piezas de la novela erótica universal.

Por los caminos de muchos pueblos de mi región, hay guayabos repletos del fruto amarillo y perfumado. Caen al suelo. Nadie las recoge. Se pierden cosechas enteras. Caminar por ahí, en medio del penetrante aroma, con las aves levantndo vuelo cuando nos aproximamos, es una imagen que te envío desde mi pueblo, Calarcá, con cariño.
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June 22, 2012

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