La historia de Kaji Book (Relato).
Publicado en Jun 22, 2012
Se encontraban, reunidos en Sesión Extraordinaria, los 6 grandes líderes del Partido Comunista Chino en la Sede Central de Zhonggong Yidahuizhi, en la capital de Beijing. Hablaba Han Pintao, el Secretario General, que era el líder máximo de todo el Partido y toda la cúpula del poder chino.
- Os he reunido, de esta manera tan imprevista, porque es necesario dar una solución al problema que nos ha creado el camarada Kaji Book que sigue insistiendo en pedir democracia total para todo el pueblo. Como veréis no podemos consentir que siga hablando de este tema si queremos seguir teniendo las riendas de China agarradas con nuestras manos. Si no le hacemos callar este caballo se nos desboca. - ¿A qué te estás refiriendo, camarada Han Pintao? - Tú, Pasi Onaria, al ser mujer, no puedes comprender bien... - ¿Es que las mujeres son inferiores a los hombres en cuestiones intelectivas? - Limítate, Pasi Onaria, a ser la Secretaria General del Partido y el símbolo erótico de nuestra ideología para convencer a todos los asistentes a la Próxima Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas. Con tu escultural presencia ante todos los asistentes no tendrán más remedio que felicitarnos y aceptar todas nuestras propuestas. - Pero... ¿qué daño nos puede hacer un sólo hombre tan insignificante como ese tal Kaji Book ante el enorme aparato de propaganda que poseemos, Han Pintao? - Insisto en que las mujeres guapas como tú no sirven para pensar como pensamos los hombres sesudos chinos; y tus sensibilidades femeninas pueden más que tus raciocinios. ¿Qué opinas tú, Ma Mao? El Presidente de la República, nervioso y temblándole el pulso, bebió un largo trago del vaso lleno de vodka antes de hablar con su característica voz gangosa, producto de su afición por el alcohol. - Yo creo que podemos precipitarnos demasiado si le hacemos callar. Tendríamos que escuchar las voces de los 60 millones de miembros que forman parte del Partido. - ¿Tú estás loco, Ma Mao? ¿O es que has mamado demasiada vodka ya? ¿Crees que es posible escuchar la opinión de 80 millones de personas cuando el asunto es tan grave? - Por eso mismo, por ser un asunto tan grave, debemos dejar que opinen; eso al menos es lo que proclamamos continuamente en nuestros discursos ideológicos. Si les estamos siempre mintiendo ya es hora de dejar de mentirles. ¿Tienen o no tienen voz todos nuestros miembros? - No vuelvas a intervenir hasta que yo te lo pida, Pasi Onaria... - Y yo me planteo que, al menos, si no escuchamos las voces de nuestros 80 millones de miembros; deberíamos consultar a las tres millones cuatrocientas mil organizaciones de base. - No debemos hacerlo. - ¿Cuál es la razón para no hacerlo? - Puede salir un resultado ajeno a nuestros intereses. ¿No te das cuenta? Tú dedícate solamente a ser la que dirige la Secretaría del Estado y ser nuestro "sex-symbol" femenino. - No me convences pero mantendré silencio, Han Pintao. Más estoy pensando algo todavía más repugnante. A ver, Xian Chafao, tú como Ministro de Economía, ¿qué puedes decir a todo esto? - Yo me limito a comer y callar... - De acuerdo, te limitas a comer y callar... pero ¿cuántos habitantes tenemos en nuestro país? - Aproximadamente nos acercamos al número total de 1.400 millones. - Entonces se da la paradoja dialéctico materialista, tan de moda en nuestro mundo marxista leninista maoísta, de que sólo representamos a 80 millones de los habitantes de este país y existen un total de 1.360 millones que no son miembros seguidores de nuestra ideología. ¿Cómo se llama a esa clase de imposición en que aproximadamente un 5 por ciento de la población china impone sus decisiones al 95 por ciento de la población china? ¿Sabemos o no sabemos razonar intelectivamente las mujeres, camarada Han Pintao? ¿Y usted que opina, camarada Ma Mao?. - ¡Esta conversación o cambia de rumbo o la corto yo de inmediato porque para eso soy el Presidente de la Comisión Militar de la China Democrática y Popular! - Camarada Deng Lee Ya, ¿está usted dispuesto a repetir lo mismo que sucedió el 4 de junio de 1989 en la Plaza de Tianamen? - ¡Vaya! ¡Tienes muy buena memoria para ciertas fechas, camarada Pasi Onaria! ¿Recuerdas también la fecha del 4 de diciembre de 1982? - Sí que la recuerdo. Entre los camaradas Zhao Ziyang y Hu Yaobang promulgaron la actual Constitución, que anulaba los abusos y crímenes contra la humanidad que Mao Zedong y "La Banda de los Cuatro", habían estado cometiendo a escondidas del resto del mundo. ¿Sabe usted, interesante camarada Deng Lee Ya, quiénes fueron los cuatro que formaban aquella Banda? - No los recuerdo. No tengo suficiente memoria. - ¿No está usted también de acuerdo con el camarada Han Pintao que los hombres son mentalmente superiores a las mujeres? Deng Lee Ya guardó silencio mientras la joven y bella Secretaria del Estado seguía explicando. - Pues les recuerdo, a los otro cuatro grandes camaradas aquí reunidos, que aquella banda la conformaban Jian Qing, la esposa de Mao Zedong que siempre fue utilizada por éste para sus ansias de poder y su despotismo y tiranía, más los camaradas Zhang Chunqiao, Yao Wenyuan y Wang Hongwen, más los apoyos tétricos, patéticos y trágicos del general Lin Biao y sus esbirros Kang Sheng y Xie Fuzhi para, siguiendo siempre las órdenes del "dios Mao", hacer toda clase de purgas entre los intelectuales que se oponían a nuestra Dictadura y dejar en el ostracismo a los escritores y artistas que querían dar a conocer al mundo la verdad de lo que sucedía y sucede en nuestra Dictadura. - Creo que debes moderar un poco tu lenguaje, camarada Pasi Onaria, porque me parece que estás abusando de tu belleza física para criticarnos sin límite alguno; cosa que no se lo permitiríamos jamás a ningún camarada masculino. - ¿Es usted un marxista machista, camarada Dong Yuan? Porque me da la sensación de que se comporta usted como un Don Juan del mundo capitalista al cual tanto le da por atacar cuando actúa en sus funciones de Ministro de Asuntos Exteriores. - Volvamos a lo principal, señores... - Gracias por no incluirme a mi, señor Han Pintao. - Está bien... corrijo... volvamos a lo principal, señores y señora. - Solamente soy señorita y no trabajo de dulce geisha precisamente; de esas a las que ustedes están tan acostumbrados a la hora de gozar mientras miles de millones de nuestros proletarios urbanos y proletarios campesinos no solo pasan hambre sino que hasta tienen limitados sus deseos sexuales. - Eso es Política del Estado que se ocupa de mantener nuestros índices de natalidad apropiados. - Apropiados al criterio de nosotros, los líderes por antonomasia... ¿o apropiados a la renunciación voluntaria de nuestro pueblo? - No voy a discutir ahora de ese tema contigo, camarada Pasi Onaria. - Pero mientras no discutimos este tema y otros muy transcedentales, ellos están muriendo... - Mueren como todos morimos. - Se equivoca, camarada Dong Yuan. Algunos de nosotros muere tras haber gozado de una vida dichosa y placentera; pero muchas personas de nuestro pueblo mueren sin haber gozado jamás de placer alguno... porque les hemos quitado la posibilidad de ser hombres y mujeres felices. - La construcción del comunismo exige un trabajo duro y un esfuerzo máximo para no caer en la vida burguesa. - ¿Qué bien hablamos nosotros los burgueses de la cúpula del Partido Comunista Chino? ¿Qué bien hablamos al pueblo ocultando nuestras formas de vida? ¿Ese trabajo duro y ese esfuerzo máximo les libera o les condiciona a través de la alienación? Dong Yuan se quedó pensando, pero intervino rápidamente Deng Lee Ya. - Si no son capaces de entenderlo... yo mismo me encargo, como siempre hago, de hacerles entender con la fuerza de mis tanques puestos al servicio de las bases fundamentales del Partido. - ¿Y no será que caemos en la paradoja de que con sus tanques, camarada Deng Lee Ya, estamos destruyendo la vida de esas bases fundamentales de las que tanto habla? - No entiendo. Habla más claro o calla de una vez. - Está usted hablando de bases fundamentales y a mí me parece creer, y por eso me uní al Partido, que las bases fundamentales son los hombres y mujeres del pueblo. ¿Se puede saber a qué bases se está usted refiriendo? - A las bases programáticas de nuestra ideología. - En eso estoy yo pensando. En que las bases de nuestro Programa nada tienen que ver con las bases humanas en las que apoyamos nuestro poder con elementos tan significativos como sus tanques. Intervino, de nuevo y ante el silencio provocado por las palabras de la camarada Pasi Onaria, el Secretario General Han Pintao. - El objetivo final del Partido es la realización del sistema social del comunismo. - Y yo que creía que el objetivo final del Partido era hacerles prósperos y felices a los hombres y mujeres de nuestro pueblo... ¿quiere que le haga una pregunta? - Una sola nada más. - Está bien. ¿Entre Marx y una mujer desnuda, que elegiría usted? - No voy a contestar a esa impertinencia, camarada Pasi Onaria. - Entonces contestaré yo con un relato que ha llegado a mi conocimiento. ¿Puedo leerlo para que lo sepan todos ustedes, camaradas? - Puedes si es que va a servir para algo. - Quizás sirva para hacerles entender algo muy importante para las revoluciones humanas y no para las dictaduras del proletariado por ejemplo. - Entonces lee y es la última vez que dejo que hables en esta reunión... porque debes estar preparada para representarnos ante la ONU y convencer a los demás países de la Tierra que hemos logrado el mejor mundo para la humandiad. - Entonces escuchen lo siguiente para ver si les resulta interesante. - "Y se pusieron muy serios conmigo. !Que fea costumbre tenían de ponerse siempre muy serios por todo!. Y me llamaron al orden. !Qué manía tenían de no comprender aquello de que la Revolución triunfa si comienza por ser la Revolución de la Alegría!. Y me plantearon un dramático dilema... - Escucha Diesel. Esto es muy serio. Déjate ya de anarquismos y concéntrate en la Causa. Te lo vamos a decir directamente y sin ambages. Elige. No pueden ser las dos cosas. O Marx o la mujer desnuda. Y yo sin pensarlo dos veces elegí mortalmente a la mujer desnuda. Y se pusieron como fieras conmigo. Y me dijeron que había perdido el rumbo. Y me llamaron traidor a la Causa. Y me quisieron apagar la voz. Y me expulsaron. Y me condenaron a vivir en la masa silenciosa del lumpenproletariado. Y me hicieron hablar con El Gran Maestro. - Escucha Diesel. No esperaba eso de ti. Sabiamos que teníamos que corregir tus efusiones ácratas. Pero esto es muy serio. Deja a la Gaviota Roja. Deja a la mujer desnuda y concéntrate en Marx. Esperamos mucho de ti. No traiciones la Causa. Entonces yo ya no pude aguantar más mi silencio y estallé ante El Gran Maestro. - Escuche usted por una vez en su vida. ¿La Causa?. ¿Cuál es la Causa de todos ustedes?. La están siempre enredando con dialécticas y praxis complejas, con sombras y luces. No. No es esa mi Causa. Mi Causa es y será siempre la de los gorriones. Y entonces me cerraron las puertas de sus grandes conciliábulos. Pero no me importó porque a cambio elegí la libertad. Y tomé mi guitarra y mi voz que habían querido silenciar. Y la Gaviota Roja se volvió a desnudar una vez más y con la risa cantarina de todo su cuerpo tomó también su guitarra y se vino conmigo. Y desde entonces nos dedicamos a la Causa que es, sencillamente, ir de lugar en lugar y en lugar sembrando gorriones grises que hablan de amor y de paz. Que como dejó escrito Antoine Vicent Arnoult ("La libertad no existe cuando desaparece la igualdad") yo añado que sólo somos libres cuando dejamos y abandonamos los caminos de las ideologías absolutas, obsoletas e inútiles (y vanas) de cara al futuro... ". - Si ya has terminado ya puedes guardar silencio. - ¿Me impone usted, camarada Secretario General, guardar silencio? - Sí. ¡Te lo impongo! - Está bien. Guardaré silencio durante todo el resto de la Gran Reunión Extraordinaria a la cual sólo hemos sido llamados nosotros 6. Pero ¿qué pasa con los otros 14 camaradas que forman parte de este Buró Directivo del Comité Central de nuestro Partido? - No te interesa saberlo. No es importante que estén aquí presentes. - ¿Quizás porque a la hora de emitir su voto no pudieses obtener mayoría? - Quizás. Pero olvidemos ahora lo que decimos y hagamos lo que tantas veces hemos echo. Pongo a votación de todos vosotros lo que debemos hacer con Kaji Book. ¿Es necesario que hablemos con él ahora mismo para tomar una decisión inapelable? - Yo voto que sí. - Está bien, camarada Ma Mao. Ya es un voto a favor. ¿Y tú, camarada Dong Yuan? - Yo voto que sí. - ¿Y tú, camarada Xian Chafao) - Que sí. - Perfecto, ya son tres votos a favor. Espero que tú también votes que sí, Deng Lee Ya. - Por supuesto que yo voto que sí. - ¡Estupendo! Como mi voto es también que sí... ya hemos tomado la decisión por unanimidad. ¡Mayoría completa! - ¿Mi voto no cuenta? - El voto de la Secretaria de Estado, como es tu caso, sería tenido en cuenta si fueses un hombre; pero al ser una mujer tienes solamente presencia pero nunca voz. - Buena manera de aplicar ese punto de nuestros Fundamentos que dice que los hombres y las mujeres somos iguales ante la Ley y que nuestros derechos femeninos son tomados en cuenta igual que los derechos masculinos. La Constitución actual bien dice que los hombres y las mujeres somos iguales en cuanto a derechos y ante la Ley. - Jajajajaja... ¿no sabes eso de que quien hace la Ley hace la trampa?. - Muy gracioso pero no le veo la gracia por ninguna parte. Este refrán procede del libro Secreto Tíbet de Fosco Moraini, en el que nos cuenta cómo una comunidad de monjes japoneses tenía una regla que sólo les permitía comer carne de animal marino. Entonces, listillos ellos, decidieron llamar al jabalí "ballena silvestre" y desde ese momento se comían al puerco sin ningún escrúpulo. Cosa de cerdos nada más. - ¡Si vuelves a usar un lenguaje así dirigiéndote a nosotros, quedas terminantemente expulsada del Partido y serás enviada a la frontera con Mongolia! Por ejemplo, a bailar a Hailar... - ¿Por qué piensas que lo digo por vosotros? ¿Te hace a ti gracia la frase de quien se pica es que ajos come? Quizás a ti sería al que deberíamos enviarte a bailar con la más fea y no conmigo. - ¿Qué significa el que se pica es que ajos come? - Es una frase muy española y se usa mucho en Madrid. Se aplica a quien en una conversación interviene de repente, descubriendo que se siente aludido. El sabor fuerte y picante del ajo sirve para referirse a la resignación que debe tener quien se resiente por algo que se censura de modo casual o general, seguramente por estar involucrado en ello. - ¡¡Se acabó!! ¡Que hagan entrar al reaccionario e insurgente Kaji Book! Kaji Book, demacrado y casi desfallecido entró en la sala sujetado por dos camaradas con aire de suficiencia... - Vosotros dos podéis esperar al otro lado de la puerta y tú, camarada Kaji Book, siéntate con nosotros. - Prefiero morir de pie antes que compartir mesa con vosotros, Han Pintao... y que yo sepa ni ahora ni nunca he sido camarada vuestro puesto que jamás he pertenecido al Partido Comunista Chino. - ¿Pero tú te crees que esa maldita huelga de hambre que estás llevando a cabo está haciendo un favor al pueblo chino? - Está haciendo un favor a la conciencia del pueblo chino... a esa conciencia que vosotros no dejáis que se escuche en el resto del planeta. - ¡¡Pues no puedes seguir así!! Te vas a morir antes de tiempo. - Eso ya lo sé yo. Pero quizás mi muerte sirva para que el mundo entero sepa, de una vez por todas, que el 4 de junio de 1989 vosotros hicísteis una verdadera masacre contra los que decís representar. - ¿Acaso tú los representas mejor que nosotros? - Yo al menos represento la voz del 95 por ciento de mi pueblo. Ese pueblo al que no le dáis ni tan siquiera la oportunidad de pensar por sí mismos. - ¡Para eso está el Partido! ¡Quienes quieran tener voz ya saben lo que tienen que hacer! - Pero resulta que quienes opinamos de forma diferente, aunque estuviésemos afiliados a vuestro Partido seguiríamos sin tener voz. Tenéis bien montado el sistema vertical de "aquí se hace lo que quiere el Comité Permanente del Buró Político Comunista". ¿O no es cierto que quienes son minoría en vuestro Partido por la sencilla razón de que opinan según sus conciencias y sus propios criterios, los anuláis con la fuerza de vuestra persuasión o con la fuerza de vuestros tanques si es necesario?. - ¿Cómo puede pensar así un chino? - Porque los chinos somos, ante todo, personas... pero vosotros los habéis convertido en individuos. Y eso son dos cosas diferentes. Aquel día del 24 de junio de 1989, en la Plaza de Tianamen, no sólo matásteis al menos a 2.600 chinos y no sólo dejásteis a más de 10.000 heridos chinos sino que a otros muchos miles más les acallasteis su voz. ¿Cuántos hay todavía en vuestras cárceles? ¿Cuántos fueron enviados a lugares lejanos e inhóspitos de China? ¿Sabéis quién soy yo? Yo no soy ningún número X de vuestras bases de seguidores alienados. Soy una persona y no un individuo; soy un ser humano y no un seguidor de quienes ostentáis el poder en contra de la voluntad del 95 por ciento de mi pueblo. - ¿Algo más que decir? - Sí. Solamente lo siguiente: "¿Por qué estáis aquí? Mi ciudad es un caos por vuestra culpa. Retrocedan, den la vuelta y dejen de matar a mi gente. ¡Váyanse!" - ¡Dios mío! ¡¡Es el hombre que se puso delante de mis tanques!! - Eso es, Deng Lee Ya. Soy el hombre que apareció en los medios de comunicación del mundo entero y a ese mundo entero quiero llegar a dar a conocer que las cosas no han cambiado en China en lo que se refiere al 95 por ciento de su población. - ¿Qué hacemos con él, Han Pintao? - ¡Falta un mes para la reunión de la Asamblea General de la ONU! ¡No podemo permitir que nadie escuche la voz de este hombre! Es necesario eliminarlo. - ¡De eso me encargo yo mismo! - Entonces ya sabes lo que tienes que hacer, camarada Deng Lee Ya. - Esperad un momento. ¿Por qué, antes de fusilarlo si es necesario hacerlo, no le damos la oportunidad de que nos explique su manera de pensar acerca de nuestro pueblo? - ¡Te repito que las mujeres no saben de estas cosas! ¡Llévatelo de aquí y ya sabes lo que tienes que hacer! ¡Que Mao se apiade de él! - Escuchen bien ustedes 6, los que lideráis la falta de libertad, Mao no se tiene que apiadar de mí sino Dios. - ¡Además es creyente! - Si, Han Pintao, soy creyente desde que era un niño y desde que vi que vosotros construíais una deidad sobra el mito de un hombre que imponía los caprichos de su ideología y de su propio interés personal... porque solamente deseaba pasar a la Historia. Yo no quiero pasar a la Historia en esas condiciones. Así que no creo en vuestro Mao Tse Tung ni creo en vuestro Partido Comunista Chino. Podeís matarme pero jamás mataréis mi voz porque cuando el mundo sepa lo que le está sucediendo al 95 por ciento de mi pueblo chino quizás yo pase a la Historia sin quererlo ni desearlo. - ¡No es necesario escuchar más! ¡Yo me encargaré de que su voz no se oiga nunca! Deng Lee Ya, el robusto y gigantesco Presidente de la Comisión Militar China, se levantó, puso los brazos de Kaji Book en la espalda de éste y empujándole sin consideración alguna lo sacó fuera de la sala. Todos escucharon la voz de Kaji Book antes de oírse el disparo mortal. - "¿Por qué están aquí? Mi ciudad es un caos por su culpa. Retrocedan, den la vuelta y dejen de matar a mi gente. ¡Váyanse!". ¡¡¡Viva la Liberación de Jesucristo!!! Un mes más tarde, en la Asamblea General de la ONU. El portavoz oficial anuncia el turno de palabra para el Presidente de Japón, Señor Yosida. - En nombre de mi pueblo japonés y en nombre de todos los pueblos de buena voluntad, agradecemos profundamente que China abra, por fin, sus mercados y sus sanas intenciones de cooperar con el mundo libre y democrático de quienes entendemos que cada ser humano es un ser que tiene derecho a buscar un lugar en la Tierra para expresar su libertad de expresión. Los japoneses entendemos que los dirigentes del Partido Comunista Chino, del cual tenemos aquí la ocasión de conocer directamente a sus 6 máximos líderes, los señores Han Pintao, Ma Mao, Xian Chafao, Don Yuang y Deng Lee Ya, acompañados por su bellísima Secretaria Pasi Onaria, están dispuestos a formar parte de un mundo donde todos seamos ciudadanos en igualdad de oportunidades, en equidad de género y, sobre todo, en hermandad los unos para con los otros. En este sentido, Japón da la más cordial bievenida a China y estamos ya dispuestos a colaborar pacíficamente para construír ese mundo al cual tienen derecho a pertenecer hasta quienes no opinan como nosotros y quienes tienen ideas opuestas a las ideologías propias de los Partidos Comunistas. Cedo la palabra a mi, espero, amigo Han Pintao, máximo poder personal de China. Han Pintao, estirado todo lo que su rechoncho cuerpo podía estirarse, y con una sonrisa de oreja a oreja, se levantó de su siento y se dirigió hacia el estrado. - Camarada Ma Mao... ¿me permites un momento salir? - ¿A dónde vas ahora, camarada Pasi Onaria, justo cuando va a dirigir la palabra al mundo entero nuestro bien amado camarada Han Pintao? - Es que necesito urgentemente usar el servicio higiénico. El camarada Ma Mao dejó paso a la camarada Pasi Onaria quien, al pasar junto al presidente de Francia, el señor Laveré, dejó caer un papel sobre éste. El presidente francés lo desdobló y comenzó a leer para sí mismo; mientras esperaba su próxima actuación y Han Pintao comenzó a dirigirse al mundo entero. - Queridos hermanos de la confraternidad mundial. Hoy es un día muy significativo para todos nosotros. En China hemos conseguido, al fin, crear todo un paraíso de felicidad para el pueblo, desde el último de los poco cultos campesinos hasta el más intelectual de nuestra amada República Democrática Popular. Estamos dispuestos a seguir participando del mundo occidental introduciendo nuestras tecnologías consideradas de punta y China será esa punta que necesita el Occidente para formar parte de nuestro paraíso. Es un honor para la República Democrática Popular China estar hoy antes todos ustedes, hombres del mundo entero, y tener esta oportunidad histórica de comerciar con Occidente y desarrollar nuestro sentido de cooperación sin límite de expresión alguna. El Partido Comunista Chino de nuestra amada República Democrática Popular arde en deseos de compartir nuestro marco de libertades humanas con el marco de libertades humanas del mundo occidental. Tenemos mucho que aportar en el sentido político, económico y social pero, sobre todo, en el sentido humano. Una atronadora ovación cerró la intervención de Han Pintao mientras se anunciaba el turno para Laveré, el Presidente de Francia. Laveré salió decidido y se sitúo de la manera más efectiva para ser escuchado por todos y por todas. - Prefiero morir de pie antes que compartir mesa con vosotros, Han Pintao... y que yo sepa ni ahora ni nunca he sido camarada vuestro puesto que jamás he pertenecido al Partido Comunista Chino. Eso ya lo sé yo. Pero quizás mi muerte sirva para que el mundo entero sepa, de una vez por todas, que el 4 de junio de 1989 vosotros hicísteis una verdadera masacre contra los que decís representar. Yo al menos represento la voz del 95 por ciento de mi pueblo. Ese pueblo al que no le dais ni tan siquiera la oportunidad de pensar por sí mismos. Pero resulta que quienes opinamos de forma diferente, aunque estuviésemos afiliados a vuestro Partido seguiríamos sin tener voz. Tenéis bien montado el sistema vertical de "aquí se hace lo que quiere el Comité Permanente del Buró Político Comunista". ¿O no es cierto que quienes son minoría en vuestro Partido por la sencilla razón de que opinan según sus conciencias y sus propios criterios, los anuláis con la fuerza de vuestra persuasión o con la fuerza de vuestros tanques si es necesario? Porque los chinos somos, ante todo, personas... pero vosotros los habéis convertido en individuos. Y eso son dos cosas diferentes. Aquel día del 24 dejunio de 1989, en la Plaza de Tianamen, no sólo matásteis al menos a 2.600 chinos y no sólo dejásteis a más de 10.000 heridos chinos sino que a otros muchos miles más les acallásteis su voz. ¿Cuántos hay todavía en vuestras cárceles? ¿Cuántos fueron enviados a lugares lejanos e inhóspitos de China? ¿Sabéis quién soy yo? Yo no soy ningún número X de vuestras bases de seguidores alienados. Soy una persona y no un individuo; soy un ser humano y no un seguidor de quienes ostentáis el poder en contra de la voluntad del 95 por ciento de mi pueblo. Sí. Solamente lo siguiente: "¿Por qué estáis aquí? Mi ciudad es un caos por vuestra culpa. Retrocedan, den la vuelta y dejen de matar a mi gente. ¡Váyanse!". Eso es, Deng Lee Ya. Soy el hombre que apareció en los medios de comunicación del mundo entero y a ese mundo entero quiero llegar a dar a conocer que las cosas no han cambiado en China en lo que se refiere al 95 por ciento de su población. Escuchen bien ustedes 6, los que lideráis la falta de libertad, Mao no se tiene que apiadar de mí sino Dios. Si, Han Pintao, soy creyente desde que era un niño y desde que vi que vosotros construíais una deidad sobra el mito de un hombre que imponía los caprichos de su ideología y de su propio interés personal... porque solamente deseaba pasar a la Historia. Yo no quiero pasar a la Historia en esas condiciones. Así que no creo en vuestro Mao Tse Tung ni creo en vuestro Partido Comunista Chino. Podeís matarme pero jamás mataréis mi voz porque cuando el mundo sepa lo que le está sucediendo al 95 por ciento de mi pueblo chino quizás yo pase a la Historia sin quererlo ni desearlo.!"¿Por qué están aquí? Mi ciudad es un caos por su culpa. Retrocedan, den la vuelta y dejen de matar a mi gente. ¡Váyanse!". ¡¡¡Viva la Liberación de Jesucristo!!! Un silencio sepulcral se apoderó de toda la Asamblea General de la ONU mientras Deng Lee Ya, totalmente salido de sus casillas, se dirigía a su camarada Ma Mao. - ¿Dónde está Pasi Onaria? ¿Dónde está esa traidora? Pasi Onaria ya estaba, en aquellos momentos y custodiada por un grupo de soldados norteamericanos, viajando en un camión militar con dirección a la Casa Blanca.
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