Verdugo de mariposas
Publicado en Jul 09, 2012
Es verdad, los desconocidos inseparables,
jugando a un cruel escondite, a la espera de brillar y regalarse admiración, para cortar todo roce no pre-emocional y olvidar todo insensato formalismo. Y sabes, cultive su semilla de confidente, adoro cuando para ella soy transparente, no hay terreno no prohibido para escarbar, mientras doy tres pasos hacia atrás en seguridad que acercarme hasta dilatar sus pupilas. Masticaré por ella la manzana que le fue prohibida, luchare cual caballero contra los dragones de su miedo, tenemos todo el espacio para experimentar con el otro, es vencido el remordimiento de voltear hacia atrás porque por los momentos nos encadenamos a la libertad. ¿Cómo decirlo?, su permanente ausencia me hace sentir, sus escasos recados entrando por mi ventanal me hacen feliz, mensajes que entonan una desbordante guerra de paz, plagada de treguas deliciosas adoradoras de feromonas. ¡Maldición! Su amistad perfecta ha terminado por obsesionarme todas esas miradas inocentes perfectas en sinceridad abrazos que encajan incondicionalmente entre mis brazos sus cabellos al viento hablándome entre susurros y antes de golpearla con un beso prefiero abatirla con el letal distanciamiento. Y verás, para mis adentros he abusado de mi amiga, porque yo he querido más de lo que podía robarle, cometer delitos sobre su piel desprotegida, guiarla con el engaño de nuestro próximo paso, y pactar ese tonto hechizo de no sobrepasar la línea para atraerla a mi tablero donde las reglas son demolidas y asi germinar en ella un ramo de rosas que la moldeen a mí coronándome culpable de su enamoramiento más fuerte que no se sabe cuanto tiempo pueda durar más que su amistad.
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Getzeman
Saludos.
Eliza Escalante