Pasa de un lado a otro sin pasar,
Rueda y rueda sin nada que marear,
Sube y baja sin colorear,
Depresión y risas, nunca faltarán
Hasta llevarme a la tumba de mi hogar.

Siempre pasa, suele pasar,
Nunca falta, nunca fallará,
Marrones y tintas, infelicidad,
Infancia, agraviamiento de la eternidad,
Parque seco para a los males desahogar.

Nervios familiares, en violación continua,
Un frío muy abrasador,
Sacan a la fuerza a las lágrimas,
Temerle a su propia habitación e irse al parque para nunca volver.

Sueños y mentiras, algo te han robado.
Desdicha y decencia, un poco maltratado.
Timidez y fiereza, jamás sospechado.

Mira y ciégate, nada pasará,
Sonríete y ríete, nada manchará,
Suele oxidarse y te corroe,
Cuándo un alma huye de casa.

Aterrorizarse a la calidez,
No querer jugar porque llueve,
Tener confort y sufrimiento,
Hace años que se confunden,
Del sentirse vivo pero incompleto,
En fin el cielo está muy lejos,
Hasta Jesús perdió la decencia de su ascendencia.

Máscaras y olores, un duro trecho.
Avenimientos y olvido, feo lecho.
Gritar con ecos, regresar sin ganas.

Habla y grita, nada que asustará,
Sueña y vuela, no hay trampas al azar,
Lejos y lejanía, dos cosas muy distintas.

Un tobogán para un vacío,
El muñeco de acción se debilitó,
Ser un niño no funcionó,
Las plegarias pierden el control,
Marcar muchos teléfonos sin tono,
Muy oxidado pero con amor.

Noche y noche, se hacen los días perdidos.
Subir y bajar, aún sintiéndose alto.
Pensar y crecer, para nunca dejar de ser.

Recordar y llorar, por lo olvidado.
Titanio y hierro, sentimientos y vidrio.
Estar a plenitud, extrañar a las paredes.

Regalarse la tranquilidad,
Subestimar a la complicidad,
Poder jugar y no llorar,
Tener un cuerpo y no un abismo,
Perder la infancia antes de tiempo.

Jamás regresar a ese maldito lugar,
Que no dejo aprender a soñar.