Poema en (DO)lor mayor
Publicado en Jul 20, 2012
Sintiendo una frágil necesidad
giró fuera de si para mirar y sonreír, recordó que todos aseguramos el cariño a costa de una poliza de compañía. Si lo presente no funciona necesitará un marcapasos, con los miedos dispuestos a enceguecer al viajero al nuevo invitado en la rueda de nunca parar, aparcando en la desordenada y cabizbaja primavera que otras estaciones en promesas rotas juraron su adorno. (La pena no vale ir saltando de huésped en huésped) Esos pensamientos ahogaban a Laura ofuscando las ganas que tenía de florecer, desde hace tiempo no se regalaba nada para si misma y esta vez sintió que él era extraordinario, ¿qué más quiere que te diga sobre esta historia? ella ya era demasiado fuerte para perder así, apenas quitarle las esposas al corazón pero no separarlo de sus cuatro paredes, tener razones para ser más hermosa por dentro para envolver con otra decepción su mejor parte, ¿cuántas primitivas angustias un ser humano resistirá? cuando no se pide un juego de niños sino se apuestan esperanzas. Y ya detesto, detesto, detesto compartirme sólo con mi compañía, en el basto horizonte tatuare mi dirección y esperando el atardecer alguien me visitará; son tantos las oportunidades para ser el inocente dolido tantas como las veces en que te pueda hacer daño, tú confías y debes pesarte en una balanza ya que las veces fallidas tienden a ser las primeras, pero me impacienta, me impacienta, me impacienta que aún no sepas que esta teoría del romance la haces tú. Mi amiga Laura perdió su fe y otras tantas cosas buenas, camina tomada de la mano del aire, le dedica su voz melodiosa a la vaciedad posando sus grandes y bellos ojos en la inanidad, de poder estar con alguien lo estará pero ya no le llenará es así como el mundo destruye a la valía más pura y la sustituye con banales cortas historias de inseguridad. (Son tantas personas las que me arrancaran un pedazo) Sus lagrimales ya secos acontecieron una epifanía a Laura en el espejo de la vida: ¿cuántos comienzos se necesitan para finalizar? envejecer tal vez los claveles fuera de su jardín. Con una fiebre superando los cincuenta Laura en arrebatos sofoco a lo sentimental, mejor prueba sobre un amor atormentado es la que dedica entonces la danza de un cuchillo. Y te voy a quitar, quitar, quitar lo que por hoy me falta a mí, sobre el cielo rasgar tus estrellas favoritas porque ya no me las dedicas, egoísta no soy al devolverme a tus cabales al ser tus ganas de dormir para que sueñes tú debes confiar y pesarle en una balanza porque es difícil entender con los latidos y sentir, sentir, sentir con tantas dudas.
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Eliza Escalante