El título de esta reseña iba a ser: LETRATAQUE.

Así nada más. Sin invertir la primera A según figura en el título de la revista.

Pero el archivo no me lo admitió  e ignoro por qué razón. Ya iré examinando cuanto desconozco del computador, para salir del paleozoico, entre Pannotia y Pangea, donde me encuentro respecto a sus posibilidades técnicas.

Poco versado en el manejo de millares de herramientas en el computador, navego y nada más. Me registro en algunos lugares, como Textale, donde aprendí a manipular esenciales elementos  de estos y nada más, lo cual  me incomunica hasta extremos inverosímiles que, poco a poco, supero. Escribí entonces el título, a partir de la configuración real de este órgano literario bogotano: La revista que se dobla. Y el documento fue aceptado.

 Aquí estoy digitándolo.

Con la revista plegable delante de mí, doblada en 16 partes. Origami literario para el arte y la poesía, en blanco y negro por una cara. Por la otra, ocupa todo el espacio una pintura a varias tintas de Fredy Garzón, salida del estudio gráfico La Cajuela, donde se imprimieron los mil ejemplares del segundo número de Letrataque, dedicado en este monográfico al espejo. Y convocando, para su número 3, en torno a lo negro.

Lo indican en su breve presentación: “En este número dedicado a él, hemos querido dejar testimonio de las historias que inspira, historias de diferentes partes de la tierra. Recibimos tantas colaboraciones como reflejos sobre su superficie, y entregamos, con esta selección de textos literarios, una pintura, a todo color, para celebrar la creatividad”.

De sus colaboradores, solo he leído textos del poeta y narrador colombiano Carlos Alberto Agudelo Arcila, uno de los escritores más fructuosos y de original lenguaje en las páginas de TEXTALE. Del espejo y mi imagen, se denomina el texto en prosa, metafísico, descriptivo, pleno de luminosas metáforas, de Agudelo Arcila en Letrataque. “Siempre las imágenes atraviesan un resquicio, ellas cierran la abertura, están confabuladas con quien da las órdenes desde el más allá de este absoluto”, escribe el notable poeta quindiano residente en Caicedonia, norte del Valle, donde entre candente sol y soledades estéticas acrecentadas por el paisaje lindante y los turbios fantasmas de la población ajena a cuanto tiene que ver con la literatura, labra una de las poesías más originales del occidente colombiano.

Letrataque, abierta por completo, mide 67 centímetros de largo y 47 de ancho. Al doblarla hasta su mínima expresión física legible, se transfigura en una práctica y tradicional revista literaria de 17 centímetros de largo por 11 de ancho. Bien lo aseveran en su lema: Lectura portátil. Manual, manejable, cómoda y otros sinónimos.

En este bien distribuido espacio también habitan Segundo Antares, con dos microrrelatos y un haiku; Omar Ardila, interrogando en un poema a los espejos de niebla, hasta cuando alguien los quiebra; Rodena Borisova, con un texto de implicaciones teatrales lleno de imágenes surrealistas: “Vienen tres pavos amarillos, se miran, miran a los conejos, se dan la vuelta y se ríen a carcajadas con voz humana”; Yolanda de Tenorio, con un poema de señales tajantes, sucintas, indecisa frente al espejo; René Pascuas Cano, con un haiku; Javier Alejandro Perna, con un cuento breve erótico, El voyeur, de excelente final dramático por las implicaciones del personaje femenino  y Alejandra Soriano W. en cuyo texto narrativo las sugerencias permiten imaginar múltiples escenas y escenarios para Dalita y su alter ego.

Revista para portarla en el bolsillo del pantalón. En una cartera, si usted es mujer y no le huye a la poesía de los jóvenes, a las nuevas propuestas literarias que surgen en personas como Andrea Vergara G. y Andrés Pascuas C. sus directores. Para llevar entre el maletín, sin ocupar mucho espacio. Para portarla entre un libro, donde puede alojarse sin causarle daño al volumen. Fácil de portar. De leer y apreciar en cualquier rincón del bus, del metro, de la calle, del parque, de algún centro comercial, de nuestra oficina de trabajo, donde no haya tiempo para leer ni para dedicarle a la poesía y a la prosa, géneros que se acogen en esta literaria publicación.

 Para destacar: el uso del espacio completo, una de las caras de la revista, dedicado a la pintura de Fidel Garzón. La revista se convierte, así, en el caso que continúen con igual tendencia de diseño, en afiche, en  cartel para exhibir, para adherirlo sobre cualquier pared pública o privada. Letrataque posesionándose de los muros de Bogotá, bello afiche de poesía, narrativa y pintura.
Pueden comunicarse con Andrea y Andrés a: www,letrataque.blogspot.com. También a: letrataque@gmail.com.