Señal 1.- Si amaneces vivo…pero estás muerto / Y una mariposa llega arrastrando un hilo de telaraña hasta ti.

Señal 2.- Si amaneces muerto…pero estás vivo/ Y tres perros ladran sin descanso, desde las siete de la mañana hasta las tres y media de la tarde.

Señal 3.- Si anocheces vivo…pero es el amanecer/ Y a tu vecina se le riega el café sobre la estufa mientras escucha el noticiero.

Señal 4.- Si anocheces muerto…pero es la madrugada/ Y esta mañana el vendedor de buñuelos ofrece girasoles marchitos de puerta en puerta.

Señal 5.- Si nada…pero te comes un pan/ Y descubres que tu vecino es parecido a César Vallejo por la noche y a Whitman por la mañana,  cuando no se rasura la barba.

Señal 6.- Si todo…pero rechazas el pan/ Y luego verificas que ese hombre sí era César Vallejo porque te saludó diciendo “esta es mi inmensidad en bruto, a cántaros”.

Señal 7.- Si duermes…pero estás despierto/ Y ves un niño que sube a un árbol y desde ahí vuela hasta el campanario de la iglesia vecina.

Señal 8.- Si despiertas…pero continúas dormido/ Y el vendedor de buñuelos te revela, este girasol te lo envía Whitman.

Señal 9.-Si no amaneces vivo ni muerto…pero un coro de putas interpreta con inusual ternura varios cantos gregorianos al frente de tu casa/ Y sigue siendo miércoles toda la semana.

Señal 10.- Si amaneces vivo y muerto…pero encuentras los desgastados zapatos de Robert Walser cerca de los tuyos/ Y le trazas signos a la niebla de tus pueblos, en vano.

Con una sola de las señales que experimentes, ten la certeza  que tu despertar espiritual es auténtico.

Nadie tiene que refrendártelo. Ningún sacerdote. Ningún maestro de Oriente.

Cuando eso te ocurra, sonríe y mastica una hoja verde de eucalipto, preferiblemente de un bosque calarqueño donde las hadas hagan el amor todo el día con Sileno, Marón, Leneo y Astreo.