Sesenta
Publicado en Jul 23, 2012
Ni a dioses ni a mortales les debo confesión
de la certeza que guardamos tanto tiempo ahogaba pecesitos en copas de vino esperando que embriagados me contarán la verdad. Mis mariposas dejarón de volar, te las robaste con tus labios y me haz escondido como niña entre tus brazos y acabaría con esos ciento veinte días que han leído en las líneas de tu mano... Y engañaría al reloj, la luna, al destino y al mismisimo diablo; les arrancaría de la mano la eternidad para pintarla a tu lado. Pensamientos, caricias nonatas, minutos, susurros claros que solo contigo son mejor que el vaticano en llamas. No pretendo ser tu dueña soy tan mía, como tuya, solo quiero que ates un nudo doble alrededor de mi cintura. Y te miro a los ojos aunque griten:- Es la bestia!- diré que no es sacrificio ser devorada por ella Que me perdería una y mil veces en el camino hacia la casa de la abuela que tus aullidos no me asustan que aunque digan que eres monstruo vendería mi alma entera.
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BaaL