- ¡Arrea! ¿Usted es la periodista Leda Melo?
- Yo soy la periodista Leda Melo de Carvalho pero soy lo suficientemente joven para que me llames de tú. 
- Está bien. También puedes tutearme a mí. Te doy permiso. 
- ¿Siempre eres así de chistoso?
- Que yo sepa tutear no es cosa de chiste sino salvo que nos estemos burlando de alguien y yo no me estoy burlando de ti. Te respeto porque una gran periodista. Así que la casa te invita a un vermú rojo. 
- ¡Oye, jovencito! ¡Está bien que yo te invite a un vermú rojo... ¿pero dos?
- Señorita, le va usted a negar un vermú rojo a una belleza así. ¡Mírela bien!
- Por si no lo sabes... ¡odio a los machistas!
- Por si no lo sabe usted, señorita, yo también rechazo a los machistas. No los odio porque no valen tanto como para ser odiados pero los rechazo. Pero la Naturaleza es la Naturaleza. 
- Está bien. NO discuto más contigo. También está invitada ella. 
Una vez servidos los dos vermús rojos...
- ¿Y tú que haces aquí si tendrías que estar dentro de la Sala de Convenciones?
- No sé por qué te lo tengo que explicar.
- Porque necesito hablar contigo y por algún tema hay que empezar. No te voy a preguntar cosas tan vulgares cómo el tiempo que hace o el fútbol que es conversación de personas aburridas y que no saben como enrollarse, en el buen sentido de la palabra, con una mujer como tú.
- Bueno, llevas razón. Para comunicar algo interesante a alguien hay que empezar por hablar de algo que no sea vulgar. No estoy dentro de la Sala de Convenciones porque estoy absolutamente aburrida de escuchar siempre lo mismo. Prefiero incluso hablar del tiempo o hablar del fútbol... ¡así que figúrate lo aburrida que estoy!
. Por eso hoy vas a almorzar conmigo. 
- Pero... ¡qué atrevido y osado eres! ¿Cómo te llamas tú?
- Solamente Jota Jota. 
- Pues lo siento, Jota Jota, pero estoy comprometida. 
- Me parece que te equivocas conmigo. NO me importa en absoluto si tienes novio o no tienes novio porque solamente quiero, simple y sencillamente, comer contigo a solas.
- Me parece que el que está equivocado eres tú.
- ¿No podemos comer tú y yo a solas?
- No es eso. No tengo novio. No estoy comprometida con nadie en el terreno sentimental. Pero no podemos comer juntos y a solas porque estoy comprometida a hacerlo con los periodistas internacionales. 
- ¿Para aburrirte durante la comida oyendo siempre lo mismo?
Leda Melo de Carvalho se queda en silencio mirando a los ojos de Jota Jota antes de poder hablar. 
- ¿Quieres un cigarrillo?
- Lo siento, Jota Jota, pero está prohibido fumar aquí.
En esos momentos se acerca a la barra la bonita camarera e interviene en la conversación. 
- El Hotel dispone de un jardín interior, con mesas y bancos de de madera tallada, completamente cómodo y apacible gracias al suave ruido de una fuente de agua para quienes desean fumar tranquilamente sin molestar a  nadie. 
- Entonces te lo acepto, Jota Jota. 
- Coge entonces el vermú y vamos para allá. ¿Dónde está ese jardín?
- Sigan todo el pasillo de la izquierda y lo encontrarán. 
- Ha sido un placer haberla conocido, guapa señorita, y gracias en nombre de ella y de mi por la invitación de la casa. 
- ¿Siempre eres así de fresco?
- Cuando llega el invierno lo soy más, Leda.