Caminaba junto con ella rumbo al café con una sonrisa, dando gracias por ese bello momento, era de las pocas veces que me sentía tan feliz por estar vivo, sentía como mi corazón latía con demasiada fuerza, cada que la volteaba a ver, no podía evitar sonrojarme, por suerte ella no se percataba que la miraba varias veces, ¿o sí?, me acuerdo que pensaba en ese momento, me preocupaba que ella creyera que era alguna clase de loco, bueno, realmente lo era en ese tiempo, pero no queria que lo supiera ahora, tenia suerte de llevar dinero suficiente, planeaba usarlos para materiales de mi proyecto futuro pero la decisión era más que clara, ¿no estás de acuerdo?
Ya habiendo llegado al café y habiendo hecho la compra, nos sentamos en una mesita en medio del salón, pasamos el rato hablando de varias cosas, pero lo que me afectaba mas era la voz que ella tenía, era suave y agradable, con un tono amable y tranquilo, sin demostrar ninguna clase de nervios, era como una melodía que para mí, alegraba mi alma llena de muerte ajena, a diferencia de mi que demostraba nerviosismo, tanto que se me trababa la lengua al hablar frente a ella, la conversación fue el momento más feliz de mi vida, pero no tanto como la primera vez que la vi, pero llego el momento que ella me pregunto sobre mi trabajo, sobre lo que hacía, en ese momento baje de mi embriagante nube de amor y me di cuenta que esa mancha en mi vida seguía ahí, era la primera vez de mi vida que consideraba mis trabajos algo desagradable, obviamente el conocerla me había cambiado más de lo que había esperado.
Afortunadamente ya era tarde, cada uno tenía que regresar a sus asuntos, mientras ella se despedía yo me mantenía pensando que haría ahora después de haberla conocido, cuando nos íbamos alejando el uno del otro del local, ella se voltio y me pregunto si nos volveríamos a ver, inconscientemente yo le dije “claro que si” y cada quien se fue por su camino, ahora que había acabado mi conversación con ella, podía continuar con mi proyecto. Ya siendo noche, estaba listo para ver arder aquel edificio, estaba cerca para que el detonador llegara y los explosivos hicieran efecto, pero había algo que no había calculado, cada segundo, cada momento desde que la conocí, siempre veía su hermoso rostro frente a mis ojos,  trataba de presionar aquel detonador que había en mis manos, pero no podía, lo sola idea de que ella pudiera estar ahí no me lo permitía, me había dado cuenta de que no podría continuar, no esta noche.
Al día siguiente yo estaba sentado en la misma banca donde estaba ayer, pensando el porqué una desconocida que apenas había conocido se había vuelto tan importante para mí, no daba con ninguna respuesta, aun ahora, no la tengo, pero se interrumpió mi duda cuando ella apareció, iba caminando tranquilamente por aquel camino en el parque, con una sonrisa que parecía que le alegraba verme, a decir verdad, a mí también me hacia feliz volver a verla, durante el resto de la noche anterior no hacía nada más que pensar en ella, creo que me alegraba verla ahora más que nunca, ella se sentó a mi lado, me saludo de una forma familiar, tanto que me había vuelto a sonrojar, por fortuna fui capaz de devolverle el saludo, me sorprendí mucho cuando ella me pregunto sobre unas patrullas que estaban frente al edificio, no me había dado cuenta de eso, pero no me importaba, puesto que estaba cerca de ella en ese momento.