En la ciudad de Coca...
- No podéis llevar demasiado peso porque os hundiríais a los pocos kilómetros y para siempre. 
- ¿Cuántos alimentos podemos llevar, Leda?
- Jota Jota, teniendo en cuenta que lleváis cámara fotográfica y mini computadora, eso depende de hasta dónde quieres llegar. 
- Por supuesto que hasta donde se encuentra lo que estoy buscando.
- ¿Quieres decir que no sabes cuántos días durará la marcha?
- Eso es, Carmen... así que desiste ya de venir conmigo. 
- Yo no quiero desmoralizar a nadie porque a la muerte la respeto mucho; pero hacia el lugar donde quieres ir, que nadie sabe dónde está, tengo que advertirte que sólo lleváis alimentos para dos días.
- ¿Por qué no para cuatro o cinco días por lo menos, Leda?
- Por dos asuntos, Carmen. Porque para caminar por la selva espesa no podréis llevar tantos alimentos porque atraerían fácilmente a las fieras salvajes y os pueden comer a vosotros en medio de un calor asfixiante y, muchas veces, trombas de agua; y, en segundo lugar, allí la comida se pudre rápidamente. 
- ¿Convencida ya de que no puedes venir conmigo?
- Convencida ya de que moriremos los dos juntos. 
- ¿Cuánto valoras tú la vida?
- Lo que dé de sí mi resistencia física. 
- Entonces regresa a la casa de tus padres de inmediato.
- ¡Iré contigo hasta el final!
- Pero... ¿no te das cuenta de que contigo a cuestas voy a tener que caminar más despacio y el asunto es demasiado urgente?
- Si existe alguien que necesita tu ayuda no me importa vivir un par de meses más o un par de meses menos. 
- ¿Crees que voy a estar buscando durante un par de meses?
- Más o menos creo que eso será lo que vas a tardar en hallar la respuesta. 
- Escucha bien, Carmen. No tienes ni idea de lo que busco y, además, yo calculo que, como mucho, en una semana completa habré encontrado esa respuesta. 
- Pero... ¿se puede saber lo que buscas en realidad y fuera de cualquier imaginación quijotesca?
- Le he prometido un reportaje periodístico e inédito a Leda Melo de Carvalho y lo voy a conseguir.  
- ¡Eso espero por tu bien! Si esto fracasa ya sabes que me tienes que pagar hasta el último centavo. 
- Como comprenderás, Carmen, yo no voy a pagar ni un centavo por tu culpa.