La jovencísima y escultural belleza que tiene todo su rostro tapado por una máscara de yaguar, coloca su mano derecha sobre el corazón del jovencísimo Jota Jota en medio de un silencio sobrecogedor, bajo el trinar de los pájaros multicolores. Un espontáneo y gran resplandor ilumina, de luz celeste, todo el lugar. Relampaguea y comienza la tormenta.
- ¿Qué le estás haciendo, bruja?
Carmen se lanza contra la jovencísima y escultural belleza nativa para intentar quitarle la máscara de yaguar, pero la nativa es mucho más rápida de reflejos y, con agiilidad asombrosa, sujeta son su mano izquierda la muñeca derecha de Carmen que grita cuando recibe una descarga tan potente que la hace temblar desde la cabeza hasta los pies.
- ¡¡¡Ayyyyyy!!!
Jota Jota interviene rápidamente.
- ¡Suéltala, por favor!
- Porque me lo has pedido por favor.
Al soltar la muñeza derecha de Carmen, ésta cae de repente al suelo mientras la jovencísima y escultural nativa da órdenes y aparta su mano derecha del corazón de Jota Jota.
- ¡Yasuní, tápale por completo los ojos con tu pañuelo rojo para que no pueda ver nada de nada y átale las manos a la espalda! ¡Llevadla entre todos a la ciudad!
-¡¡No voy a permitir tal ultraje a mi libertad!! ¿Cómo voy a saber dónde estoy, por dónde camino y cómo poder alimentarme?
- No te preocupes por eso, guapa señorita, porque mis cincuenta guerreros te acompañarán durante todo el viaje y el Gran Yasuní te dará de comer, siempre que se lo pidas por favor. Te dará de comer como si fueses una bebé de pocos meses de edad y hasta te podrá entretenr tu curiosidad contándote algún que otro cuento de magia, ilusión y fantasía.
Yasuní levanta del suelo a Carmen, le venda por completo los ojos con el pañuelo de color rojo que lleva anudado a su cuello y le ata las manos a la espalda con unas fuertes maromas que lleva sobre el hombro. Después la jovencísima y escultural nativa agarra, con su mano derecha, la mano izquierda de Jota Jota.
- ¡Tú te vienes conmigo!
Carmen, que ha escuchado todo perfectamente, exclama irritada y descompuesta.
- ¡No! ¡¡No te vayas con ella, Jota Jota!! ¡¡¡Te va a sacrificar!!!
Pero ya los cincuenta guerreros del Pueblo Puka se ponen en marcha, con Carmen en medio de todos ellos y al lado del Gran Yasuní, dirigidos por el más viejo de ellos; mientras que la jovencísima y escultural nativa de la máscara de yaguar se interna, cogiendo siempre de la mano a Jota Jota, en lo más abrupto de la selva.
- ¿Qué te sucede, Jota Jota?
- Me gusta sentir el calor de tu mano.
- También me gusta a mí sentir el calor de la tuya.