Luz Celeste (Novela - Cómic - Guión Cine) -37-
Publicado en Aug 06, 2012
Después de una hora exacta de caminar por entre las montañas de piedra blnaca, por lugares prohibidos para todo ser viviente, la jovencísima y escultural nativa, siempre junto a Jota Jota, llega hasta el mismo corazón de aquel laberinto montañoso y encuentra una oculta cueva.
- ¡Esta es la Cueva Prohibida! ¡Ahí dentro nadie puede pasar según dicen todos los brujos de mi pueblo! - ¿Y nosotros vamos a romper su prohibición? Ella se vuelve y se sitúa frente a él, mirándole fijamente a través de sus bellísimos y profundos ojos. Es un mirar tan intenso que Jota Jota comienza a imaginar lo que hay cubierto por la máscara de yaguar. Ella vuelve a poner su mano derecha sobre el corazón de él. - Ahora quiero preguntarte algo. - Yo no tengo todas las respuestas del mundo. - No me refiero al mundo sino a la guapa joven que venía contigo. ¿Quién es? - Solamente una compañera de estudios nada más. - ¿De verdad que sólo es una compañera de estudios nada más? - Solamente una compañera de estudios nada más. - Pues su reacción cuando digiste eso me hizo entender que era algo más que una compañera de estudios nada más. - Te equivocaste. No es tan siquiera una verdadera amiga. - Entonces... ¿no es tu novia? - No es ni lo ha sido nunca mi novia. - Pues ella cree que sí lo es según me parece a mí. - ¿Puedo fiarme de tu palabra? - Totalmente. Nadie sabrá lo que me dices si hablas con el corazón. - En cuestiones del amor sólo tengo una palabra. Para mí un sí es un sí y un no es un no. Así somos los verdaderos cristianos. Estoy soltero y no tengo commpromiso alguno con ninguna chavala ni he tenido contactos sexuales con ninguna mujer. - ¿Tú también eres virgen como yo? - Soy un joven tan virgen como tú. - ¿Eso quiere decir que sí? - Eso quiere decir que sí. Ella aparta su mano derecha del corazón de Jota Jota. - ¿Deseas entrar? - Si tú entras yo también entro. - ¿Y si te arrepientes después? - No voy a arrepentirme jamás suceda lo que suceda. La jovencísima y escultural nativa de la máscara de yaguar vuelve a agarrar, con su mano derecha, la mano izquierda de Jota Jota y ambos entran por la estrecha abertura de la Cueva Prohibida oculta en medio de un espeso matorral. Tras andar unos pasos por un corredor angosto, desembocan en una amplia sala natural en cuyas paredes están colocadas antorchas encendidad. Y, de repente, ella se recuesta contra una de las paredes y hace que él se sitúe frente a ella bajo la luz de una de las antorchas que ilumina s la máscara de yaguar y hace así más brillantes los ojos de ella. Pacha Qushi babla ahora de una forma directa y totalmente inesperada por Jota Jota. - ¿Eres tú ese Jesucristo al cuál estamos esperando? Jota Jota tarda unos segundos en reaccionar... - ¿Qué sabes tú de Jesucristo? - ¿Me prometes guardar el secreto? Jota Jota no puede dejar de mirar aquellos dos bellos, hermosos y enigmáticos ojos de mujer. - Sólo tengo una palabra. No te voy a traicionar jamás. - Entonces te lo contaré todo con detalles En la mente de Jota Jota se va visualizando todo lo que ella le cuenta. - En mi Oueblo Puka no todos somos salvajes creyentes de falsos dioses y adoradores de ídolos de madera o piedra. En mi Pueblo Puka existimos un pequeño grupo que somos creyentes cristianos. Aquí, en estas montañas prohibidas, nadie puede entrar pero nosotros, los verdaderos cristianos y cristianas del Pueblo Puka, entramos sin ninguna clase de temor. Sucede que, en mi Pueblo Puka, cuando muere alguien, su cuerpo se deja abandonado en un lugar de la selva donde habitan yaguares y buitres carroñeros. Dejan allí los cuerpos para que sean devorados por esos animales y ya nunca regresan a ese lugar hasta que tienen que llevar a otro muerto. Lo que no saben ellos es que el pequeño grupo de cristianos y cristianas de mi Pueblo Puka, recogemos a nuestros muertos y muertas, solamente a nuestros muertos y muertas, y los enterramos cristianamente en nueestro propio cementerio cristiano. Es aquí, en esta Cueva Prohibida, donde nosotros siempre en esta sala encendida con estas antorchas que ves, celebramos nuestras reuniones. De vez en cuando conseguimos que algunos se conviertan de verdad al Cristianismo y, cuando eso ocurre, los bautizamos en El Gran Lago que existe dentro de estas montañas de piedra blanca. Las cruces y las tumbas de nuestros hermanos y hermanas muertos las fabricamos en piedra blanca, extraídas de una cantera de estas montañas. - ¿Cómo fue que conseguísteis conocer a Jesucristo? - Eso te lo contaré en otro momento. La jovencísima y escultural nativa siguió hablando. - ¿Puedo quitarte la chaqueta de cuero y la camisa? Jota Jota no opone ninguna resistencia mientras ella les despoja de su chaqueta de cuero de color negro y de su camisa de rojo. Después coloca su mano derecha sobre el corazón de él. El corazón de Jota Jota comienza a latir como si fueran dos corazones en uno mismo. - Ahora sólo deseo saber si tú eres el Jesucristo que estamos esperando. ¿Cómo te llamas? - Todos quienes me conocen me llaman Jota Jota. - Pero yo quiero saber quién eres... - Yo no soy Jesucristo. - Es difícil creerte; porque actúas como Él y te pareces mucho a Él. - Pero mi nombre no es Jesús. - Sigo sin poder creerlo. No tienes por qué ocultarme tu verdadera identidad. Yo tampoco te traicionaré jamás. Jota Jota siente cada vez más dentro de sí la energía que desprende la mano de ella. - Mi verdadero nombre es José Juan. Ella no duda ni un instante y sigue firme en su convicción cristiana. - José fue el esposo de María y María fue la madre de Jesucristo. - Eso es cierto. - Juan Bautista es quien bautizó a Jesús de Nazaret. - Eso es cierto. - Entonces, si tú no eres Jesucristo... ¿qué relación tienen con Él? - ¿Me vas a guardar mi secreto tú ahora y siempre? - He juramentado que tampoco te voy a traicionar a ti nunca jamás. - El Espírtu Santo está dentro de mí. Ella aparta repentinamente su mano del corazón de Jota Jota porque la descarga energética hizo temblar a la Cueva Prohibida. Un relámpago enciende toda la sala. Como un potente rayo de luz solar penetra en la cueva traspasando todos los obstáculos. Y después de unos breves segundos de silencdio Ella se quita, de repente y con un rpañido movimiento de sus manos, la máscara de yaguar y la arroja al suelo. - ¿Qué te parecee? - Muchísimo mejor de lo que me estaba siempre imaginando. Eres la chavalilla más bella, atractiva y sexy que he conocido en mi vida. - ¿En qué qué estás pensando? - En tus labios rojos. - ¿Qué es lo que sientes? - ¿Puedo tocarlos con mis dedos para contestar a tu pregunta? - Si quieres, pudes... - Él toca, con los dedos de su mano derecha, los labios rojos de Ella. - ¿Qué tal? - Son firmes y rotundos y, a la vez, nunca he tocado nada tan suave. - ¿Y ahora qué más quieres hacer? - ¿Puedo besar tus labios? - Si quieres, puedes... Él besa suavemente aquellos labios rojos de chavalilla endendida. - ¿Qué tal? - Son más dulcees que las fresas. - ¿Y ahora qué más quieres? - Tengo más que suficiente... Él se queda en silencio mirando y contemplando aquel divino rostro de Ella. - Puedes morder sin miedo. Él muerde, ligeramente y por unos largo segundos, los labios de Ella hasta que Ella los aparta. - Esta Cueva tiene una profundidad exacta de 2 kilómetros en longitud. Al final de ella se encuentra la cantera donde extraemos piedra blanca para fabricar las cruces y las tumbas ddonde enterramos a nuestros muertos y a nuestras muertas. Pero Él sólo guarda silencio... - ¿Tienes miedo a la oscuridad? - No tengo miedo a la oscuridad. - ¿De niño tenías miedo a la oscuridasd? - Nunca jamás, ni de niño, he tenido ni tengo ni tendré miedo a la oscuridad. - Entonces ven conmigo. Y los dos se introducen por el estrecho y angosto pasillo que conduce a los más hondo y profundo de la Cueva Prohibida.
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