Muchas horas después...
Carmen es descubierta, vestida solamente con su ropa interior de color blanca, por una patrulla militar ecuatoriana.
- ¿Quién es usted, señorita, y qué hace vestida así por estos lugares tan peligrosos?
- Me llamo Carmen, soy española y no sé lo que me está pasando. Sólo sé que he sido abandonada.
- Yo soy el teniente Velasco, soy ecuatoriano y sí sé lo que me está pasando.
- Entonces... ¿me puede decir qué va a hacer ahora?
- Llevarla hasta la presencia del capitán Atienza, mi jefe inmediatamente superior, para que usted le explique a él, qué es lo que hace por aquí vestida de esa manera tan íntima.
- ¡Oiga, tenientucho, que no es lo que usted está pensando!
- Entonces explíqueme mejor, por favor.
- Le repito que no sé lo que me está pasando y que he sido abandonada.
- ¿Y usted quiere que, con esa explicación, no piense yo mal?
- Usted piensa mal porque es de esos militronchos que cuando ven a una mujer guapa siempre piensan mal.
- Oiga, señorita, que todos los militares no somos iguales ni, por supuesto, somos simples y vulgares militronchos. Yo tengo altos estudios.
- Entones dígame ya lo que va a hacer conmigo `porque estoy dispuesta a defenderme con uñas y dientes si es necesario.
- Si estuviese soltero quizás me atrevería a... bueno... quiero decir que estoy atado y bien atado en corto... porque yo, en mi edad soltera que ya se me pierde en la memoria de los tiempos... esto... venga... venga... dejémonos de historias...
- ¿Usted se cree, tenientucho chusquero, que yo tengo ganas de historias ahora?
- De chusquero nada de nada... que le repito, señorita, que tengo altos estudios y pasé por la categoría de alférez gracias a mis altos estudios.
- ¿Alférez usted, con esa cara de sargento?
- Sí. Alférez yo.
- Me hacen a mí mucha gracia cierta clase de alféreces que no saben ni cuantas puntas tiene una estrella de capitán.
-¡Eso se lo va usted a decir a mi capitán Atienza y verá qué pronto se lo explica! Yo solo soy teniente y cumplo... vaya que si cumplo... por ejemplo mi esposa siempre está contenta...
- ¿Eso quiere decir que también desea cumplir conmigo?
- Eso quiero decir... en el buen sentido de la palabra por supuesto...
- ¡Pues cumpla ya de una vez por todas, pero le advierto que me sé defender porque he practicado artes!
- ¿Artes marciales usted? ¡No me haga reír a todo trapo!
- Estropajo... usted como mucho es estropajo a mi lado... no he dicho artes marciales sino artes... porque para que lo sepa sé pintar monos mejor que usted que solo debe ser un pintamonas.
- ¡¡Suba inmediatamente al automóvil y no intente hacer usted ninguna tontería!! ¡¡¡Me ha agotado usted ya toda la paciencia!!!
Carmen serena sus nervios ante la cara de bruto que se la puesto al teniente Velasco.
- He hecho ya muchas tonterías como para atreverme a hacer ni una más.
- ¡Entonces suba y en marcha todos! ¡¡No quiero ver a ninguno de vosotros ni que se sonría lo más mínimo!! ¡Nos vamos para Coca!
Mientras los soldados suben detrás de ella y estratégicamente colocados para que no intente escapar, pero todos con el miedo dentro de su cuerpo porque saben que el teniente Velasco es una verdadera fiera cuando se enfada, Carmen piensa para sus adentros mientras el cuatro por cuatro inicia la marcha.
- ¡Gracias, Dios mío, gracias porque, por fin, me das la oportunidad de volver a la civilización civilizada! ¡Ni loca vuelvo yo a intentar hacerlo otra vez! ¡Él me avisó y no le hice caso! ¡Ya he aprendido lo suficiente! ¡Él llevaba toda la razón y le hacía caso a su corazón! Vaya... se me viene a la memoria la canción... ¡hago caso al corazón y me muero por volver!... ¿qué estoy diciendo?... ¡Ni loca vuelvo yo!... Vaya... no sé ni lo que me pasa... ¿cómo voy a querer yo volver?... y volver, volver, volver... nada... que me parece que estoy ya loca del todo... ¿Volver, volver, volver?... ¡Jamás de todos los jamases!